Son una apuesta segura en cualquier situación y lo volvieron a demostrar con un fin de gira soberbio (sábado, 15 de diciembre). 2000 gargantas dieron calor a Sidonie en La Riviera y ellos supieron devolver a base de buena música tanto cariño. Puntuales como un reloj, tomaron el escenario al ritmo de “Alma de goma”, tema del disco que daba nombre a la gira a la que bajaban la persiana. Enlazaban con “Persona”, canción que abre aquel gran trabajo de los barceloneses llamado “Costa azul”, y con “La sombra” el público ya estaba on fire total.
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“Tormenta de verano” llegaba con sus aires de psicodelia, aunque los momentos más experimentales serían “Sidonie goes to Varanasi” y “Sidonie goes to moog”, esta última fue la última antes de los bises. “Feelin’ down” puso mucho flow y suena más cañera con el paso de los años, y “Fascinado” provocó las primeras afonías de un respetable entregado. Momento íntimo de Marc con el público en “Giraluna” y fragmento de “Bajo un cielo azul” con aliño de “Sylvia”.
El concierto iba viento en popa, con un buen sonido y una banda dejando las últimas energías de la gira encima de las tablas. “Carnaval” nos transportó de nuevo a “El Fluido García” y con “Costa Azul” y “Un día más en la vida” echaron la vista atrás en el tiempo. “A mil años luz” es un hit y huele a clásico de sus conciertos en sus próximas giras, al igual que el single “El Bosque”. “On the sofa” nos transporta a los primeros Sidonie y, si me lo permiten, les diré que es una de las mejores canciones que hicieron nunca.
“Perros” fue el momento en el que Marc se desembaraza de la guitarra y la versión “Kids” de MGMT fue una invitación para el baile. Los bises supieron a poco, puesto que dos dejaron con hambre a todo el mundo. La elección fue exquisita, “Nuestro baile del viernes” y “El incendio”. La banda se acordó de Ana Botella y sus malditos horarios (¿A qué vecinos molestaría un concierto en La Riviera hasta las 2 o 3 de la madrugada?), pero se desquitaron bajando del escenario con guitarras acústicas y tocando entre el público “All I have to do is dream” de The Everly Brothers.
Fue un momentazo, un regalo anticipado de Navidad de una banda que puede tocar lo que le de la gana. Son tres tíos (Marc, Axel y Jesús) con personalidad a raudales, y cuentan con la colaboración en directo de un músico increíble como es David T. Ginzo. Solo le pido al destino que comiencen otra gira, con nuevo trabajo bajo el brazo y que sea por lo menos igual de buena que esta. Merecido descanso, chicos. Buen trabajo.