He estado buscando por la web y he encontrado lo siguiente sobre la palabra “tontolaba”: “Apócope de tonto del haba, llamábase al que le tocaba el haba antiguamente en el roscón de reyes, y que por tradición entonces tenía que pagarlo”. No sé ustedes, pero yo no tenía ni idea. El fin de semana del sábado 19 se celebró en Nigrán (cerquita de Vigo) el festival Portamérica. Comenzaba el jueves 17 y finalizaba dos días después. Hasta aquí todo normal. Valoré ir, pero finalmente no recorrí el camino que lleva al noroeste de la península y me quedé en casa deleitándome con los recuerdos de un Bilbao BBK Live que había finalizado una semana antes.
La jornada programada para el jueves transcurrió sin problemas y la del viernes comenzó esperando la misma suerte. ¿Qué es casi lo único que no puede controlar un organizador de un evento así? Sí, señores: la metereología. Nubes poco amigables se asomaron al acto y a primera hora de la noche hicieron que se tuvieran que suspender todas las actuaciones que quedaban por riesgo de tormenta eléctrica. La organización se comprometió a devolver el dinero de las entradas del viernes y la parte correspondiente de los abonos de los tres días. Esto es un hecho que se debe subrayar, no suele ser la conducta que suelen tomar los organizadores. En estos casos, se suelen agarrar a que ellos no controlan el tiempo y que entra en uno de esos supuestos de los que no se hacen responsables.
Me vino a la memoria un Viña Rock, el primero celebrado en Benicàssim si no me falla el coco, que tuvo que suspender también una jornada y lo máximo que hicieron fue programar una o dos actuaciones para el día siguiente. El año pasado en el Bilbao BBK Live nos quedamos sin ver a un par de bandas por una tromba de agua que hizo impracticable el tema. Son cosas que pasan y todos, con alguna excepción, solemos tomárnoslo con deportividad. A nadie le gusta perder, pero esto es algo de fuerza mayor.
Tenía en el Portamérica a mi mejor enviada especial y, cuando me contó que se venía abajo el asunto, me di apenado una vuelta por las cuentas de Twitter y Facebook del festival. Había gente que agradecía el gesto de las entradas, pero otros les echaban la culpa por la tormenta. Que lo podían haber adivinado con anterioridad. Y qué haces, ¿suspendes antes de que todo empiece y que luego no caiga ni gota? Yo alucino. Organizar algo así es, en parte, un marrón, aunque supongo que es más fácil si te llamas Iván Ferreiro. Pero suspender es una palabra que asusta a cualquier equipo que monta un festival. Un poco de cordura, señores. Todo el mundo sabe de todo y todos lo habrían hecho mejor. Eso es como lo del periodismo, que todos creen saber lo que es el buen periodismo y dan y quitan carnés de periodista. Pero de eso ya hablaremos otro día.