Ya os he comentado en alguna ocasión que soy optimista por naturaleza aunque a veces me pese y sufra por ello.
El Domingo a eso de las 8.30 P.M. tenía muy mal cuerpo. Acababa de ver cómo nuestro equipo había perdido la invitación para poder ir a la Copa.14 que se celebrará la próxima semana en Málaga. La primera parte fue mala. Mala en defensa y todavía peor en ataque. En la segunda parte parecía que sí pero al final fue que no y como no podía ser de otra manera perdimos porque en la ACB necesitas hacer un buen partido para llevarte la victoria ya que con medio no es suficiente.
Uniendo este artículo con el anterior me atrevo a decir que Artabán, el cuarto Rey Mago, no nos trajo la ansiada invitación para la Copa.
Iniciamos la semana y como todos los Lunes tocaba comentario de partido con mi compañero U. Arregui de cómo vimos a nuestro equipo. Coincidimos en lo que hemos comentado antes de la actitud del equipo. Porqué no decirlo nos enfadamos con Artabán por lo de la invitación y decidimos tacharlo de nuestra lista de personajes favoritos y optamos seguir siendo del Olentzero.
Todos vimos a un equipo espeso y atenazado por los nervios. Muy por debajo de sus capacidades. Meter 61 puntos te impide optar a llevarte el partido. Perder 17 balones es renunciar a poder tener 10 ó 12 puntos más que te hubiesen metido en el partido. El propio Sito reconoció que no se pudieron quitar la presión de encima y que jugar los últimos les había influido.
Y llegó el Martes.
Ya tenía aceptado que nuestro equipo no iba a estar en la fiesta de Málaga, incluso vi las bondades que tenía el poder descansar una semana y así centrarse más en la ACB. Pero todavía me quedaba algo porque al ver el cuadro de los cuartos de la Copa echaba de menos al GBC e incluso pensé que si hubiésemos ganado al Estudiantes habríamos quedado sextos y me entró la duda de qué pasaría a un partido contra Unicaja aunque ese partido fuese en su propia casa. Es decir, que me faltaba algo para poder cerrar esa herida.
Y la respuesta llegó a la tarde en la tertulia de basket que solemos escuchar todos los Martes. El presentador comenzó el programa con la frase que da título a este artículo: Desilusión sí pero decepción no. Ese era el sentimiento exacto que había tenido a lo largo de estos largos dos días. Desilusión por no poder ir a una fiesta a la cual, en un principio no estábamos invitados; pero decepción no. En ningún caso estoy decepcionado con la marcha del equipo, con el puñados de buenas sensaciones que está transmitiendo desde el primer momento y por estar noveno en la mejor liga de Europa después de todo el desierto atravesado desde Junio de 2.012.
Como he dicho al comenzar soy optimista por naturaleza aunque a veces me duela. Me niego a creer que lo mejor del GBC ya ha pasado esta temporada. Llevamos ocho victorias, estamos a cuatro de la zona roja de peligro y con el doble de partidos ganados. Tenemos nueve partidos en casa para poder lograr la salvación, luego para poder vivir con holgura los últimos partidos y para soñar con algo más, pero como dije respecto a la Copa, sin obsesionarnos.
Baloncesto y algo más.
Gonzalo de Guzmán