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Marcus Landry: El vuelo del pájaro.

Su hermano mayor Carl, siempre fue un espejo donde mirarse. A su vez, cada paso que Marcus daba, servía de ejemplo a su hermana pequeña Shenita. Todavía estaba en High School cuando ganó el Torneo de Pangos Full Court que le enseñó cuál era el camino. El vuelo del pájaro le ha llevado a jugar al arte del baloncesto en seis países. Ahora es una pieza indispensable para intentar que el GBC continúe perteneciendo al club de los 18 de la ACB. Aquí te presentamos su historia.

Era una soleada mañana de otoño de 2.004. Alex Davis salió de su casa para buscar a su compañero Marcus Landry. Ese día era la gran final.

-¡Marcus, abre! Es Alex.-era su madre Anita quien todavía no había tenido tiempo para terminar de prepararse.

-Hola Marcus. Hoy es el día.

         -Sí. Hoy puede ser un gran día.

         -¡Nos vamos!- gritó Marcus desde la entrada.

-O.K. Nos vemos allí- afirmó su padre Mark.

Los dos compañeros se encaminaron para disputar una final en la que se enfrentarían a Belmont y de la que saldrían ganadores por un rotundo 73-56.
Alex y Marcus eran compañeros en la High School de Milwaukee. Además jugaban juntos en la Branch West Basquetball Academy, con la que ganaron dicho Torneo de la BWBA. Fue un torneo increíble. No sólo ganamos con holgura. En la semifinal también ganamos con diferencia a H Squad, pero en cuartos ganamos a Compton Dominguez H.S. por tan sólo dos puntos. Pasamos de estar a punto de quedar eliminados, a ganar el Torneo y el compañero Jerry Smith ser el MVP.

Por aquel entonces, Marcus ya ocupaba la posición de ala pívot. Su entrenador, Bob Gottlieb, tenía gran prestigio y experiencia al haber estado durante 15 años en varios equipos de la NCAA.

Hacía años que Marcus jugaba al baloncesto. Pero aquella temporada fue determinante para que se inclinara por este deporte maravilloso del balón naranja. Con su equipo de High School de Harold Sant Vincent llegó hasta la final de la División I del Estado de Milwaukee. Perdieron la final pero Marcus fue incluido en el quinteto ideal del Estado.

Todo lo logrado hasta entonces tan sólo era el principio de su historia de amor por el baloncesto. El siguiente año esperaba la Universidad.

 

Universidad lejos de su familia.

 

Con 19 años, Marcus Tyrone Landry abandonó su Milwakee natal para trasladarse a Madison, capital del Estado. Allí fue a la Universidad Pública de Wisconsin y jugó en su equipo de baloncesto durante cuatro temporadas en la NCAA en las que promedió 9,2 puntos y 4,2 rebotes. Logró 100 victorias y en 45 partidos anotó más de 10 puntos. Como éxitos personales tiene el haber sido incluido en las dos últimas temporadas en el segundo quinteto ideal de su conferencia, la Big Ten y el año 2.008 fue nombrado MVP de su conferencia.

Fueron cuatro años maravillosos, en especial el 2.008. Era mi tercera temporada con los Badgers y por fin pudimos ganar el título de campeones de conferencia en la temporada regular. Fue el único año que pudimos superar el March Madness y estar entre los 16 mejores equipos de la NCAA. Poder jugar el Sweet Sixteen fue una experiencia inolvidable.

En la calle Madison 601 West Dayton se encuentra el Kohl Center de la universidad de Wisconsin. Él, mejor que nadie fue testigo mudo de todos los momentos especiales que vivió en su etapa como universitario Old School, que así era como se le conocía a Landry en la universidad.

El joven Marcus disfrutaba con las clases de teatro pero un buen día empezó a estudiar música y aprendió a tocar el bajo eléctrico, instrumento que todavía a día de hoy, se entrega con verdadera pasión. Pero desde niño, su afición favorita fue el baloncesto. Siempre hemos sido una familia de baloncesto. Mi hermano mayor Carl va nueve años jugando en la NBA y mi hermana menor Shenita, después de terminar la NCAA se vino a Europa para jugar en Alemania y Francia.
Durante su etapa universitaria, descubrió que sí era capaz de dedicarse de manera profesional al baloncesto. Siempre teniendo como ejemplo a su hermano, que por aquel entonces ya jugaba en la mejor liga del mundo. Cada vez que me preguntaban quién era el mejor atleta del mundo, yo contestaba: mi hermano. Era un portento físico. En ningún momento se atisba un instante de duda sobre la fe y cariño hacia su hermano Carl.

Durante esta época tan bulliciosa en lo deportivo, Landry también tuvo tiempo para desarrollar su faceta más sentimental. Conoció a su mujer, Efueko Osagie, que como no podía ser de otra manera, también jugaba al baloncesto. Era la número 32 de las Golden Eagles de Marquette, equipo de la NCAA de la conferencia oeste con las que jugó cuatro temporadas. Es una mujer especial. Hablamos mucho, sobre todo de baloncesto. Tenemos un niño y dos niñas. Para ellos tres, vivir en diferentes países es una experiencia única.

Marcus Landry terminaba una etapa de su vida deportiva y personal repleta de éxitos. Comenzaría otra que le iba a llevar alrededor de todo el planeta. Jugar en seis países y tres continentes no es algo sencillo. El vuelo del pájaro estaba a punto de comenzar.

 

Viajes de ida y vuelta a la NBA.

 

Landry se presentó al Draft de 2.009 que terminó con la decepción de no haber sido elegido por ninguna franquicia de la NBA. Pero lejos de desanimarse, Marcus se fue a disputar la Summer League de Las Vegas con los Sacramento Kings. Al equipo no le fue muy bien. Terminaron con un balance de 1 victoria y 4 derrotas, pero dicho esfuerzo le sirvió para que a Landry se le abrieran las puertas de la NBA.

La Gran Manzana, La estatua de la libertad, Central Park y Empire State. Todo esto es Nueva York. Todo esto y el Madison Square Garden, el hogar de los New York Knicks. Esta será la primera parada del vuelo del pájaro que conducirá a Landry a jugar en la mejor liga del mundo. Siempre es positivo hacerlo bien en la NBA. Poder jugar con los mejores como Bryant, Lebron y tantos otros es una oportunidad inmejorable. Con los de la “Gran Manzana” disputará 17 partidos de la temporada regular, promediando 6 minutos y medio, casi 3 puntos y más de 1 rebote por partido. Allí coincidió con el “Chacho” Rodríguez. Es un jugador imaginativo, muy creativo. Es muy fácil jugar con él.

 La mañana del 18 de febrero suena el teléfono en casa de los Landry.

-¿Quién es?- pregunta Marcus.

-Soy Nate- era su compañero Robinson, un  primera ronda del Draft 2.005.

-¡Hola Nate!- le contesta Landry con cierta sorpresa.

-¿Has oído las noticias?

La noticia era que su equipo había decidido traspasarles a los Boston Celtics por Eddie House, J.R. Giddens y Bill Walker. Salió de un equipo campeón para entrar en otro equipo campeón. Marcus llegó a debutar con los Celtics y sin saberlo, ese partido sería hasta hoy su despedida de la NBA. En marzo le asignaron a los Maine Red Claws que es el equipo vinculado a los Celtics en la liga de desarrollo, la NBA D-League.

Aunque esta liga fue creada en el año 2.001, la temporada 09-10 fue la primera en la que participaron los Red Claws. Quedaron cuartos de la Atlantic Division. Landry disputó 14 partidos en los que promedió 11 puntos y 4 rebotes.

En el verano de 2.010 Marcus Landry haría doblete en las Summer League. Primero jugó la de Orlando con Indiana Pacers con un balance de 3-2 que le sirvió al equipo para disputar las semifinales. El 9 de julio terminaba la Summer League de Orlando y comenzaba la de Las Vegas. Marcus cogió raudo y veloz un avión para jugar con los Knicks en la ciudad más poblada del estado de Nevada, que más tarde pasaría a ser su casa. Con los neoyorquinos logró el mismo balance de 3-2, pero esta vez se quedaron a las puertas de las semifinales.

Estas dos buenas actuaciones colectivas volvieron a tener su premio en forma de contrato para Marcus Landry. Los Sacramento Kings le llamaron para jugar con ellos la pretemporada y así tener la posibilidad de volver a jugar en la NBA. Además el premio era doble: jugar con su hermano Carl. Ese verano, después de haber jugado tres temporadas en Houston, le traspasaron a los Kings. Y allí pudimos hacer la pretemporada juntos. No me olvidaré jamás de aquellas semanas.

Días antes de comenzar la NBA, los propietarios de la franquicia deciden asignar a Landry a su equipo vinculado de la D-League, los Reno Bighors.

Aunque fue una decepción no jugar en la NBA, además con su hermano Carl, a Marcus Landry no le fue nada mal aquella temporada 10-11. Con los Bighors ganó el título de la West Division con un balance de 34-16, con lo que se ganaron el derecho de poder competir por el campeonato. En primera ronda de Play Off ganaron 2-1 a Erie BayHawks pero en semifinales cayeron frente a Rio Grande Valley por 0-2.

Landry jugó de titular toda la temporada aportando una media de 17 puntos y 4 rebotes. Además de jugar en el All-Star de la NBA D-League con la Conferencia Oeste.

 

Primer viaje a la ACB.

Marcus Landry tuvo durante la temporada 11-12 la sensación de estar montado en una montaña rusa. Jugó en cinco equipos y vivió en tres continentes.

Aquel verano Marcus decide no jugar ninguna Summer League y se va a la BSN de Puerto Rico para jugar con los Maratonistas de Coamo, con los que disputa 10 partidos y promedia 12 puntos y 5 rebotes.

Pero ese verano el teléfono no sonaba. Ni desde la costa Este, ni desde la Oeste. Sí lo hizo desde la otra parte del océano atlántico. Más concreto desde la ciudad francesa de Gravellines. Allí, se interesaron por sus servicios. Querían un jugador polivalente, anotador tanto desde cerca como lejos de la canasta y reboteador. Marcus era su hombre. Fichó por un año, pero tuvo que dejar el equipo antes de comenzar la temporada por motivos familiares.

En octubre vuelve a sonar el teléfono desde la otra parte del océano. Esta vez era la ACB quien llamaba, la segunda liga más importante del mundo. La ACB es una liga muy respetada en Estados Unidos. Hay algunos jugadores que después de haber jugado aquí han hecho su carrera en la NBA. Por ejemplo Serge Ibaka lo está haciendo muy bien en la NBA después de haber crecido como jugador en la ACB.

Fue Jaume Ponsarnau el que quiso contar con sus servicios, ya que al comenzar la liga con el Manresa tuvo dos jugadores importantes lesionados como eran Sergy Gladyr y Micah Downs. Su contrato era temporal pero el bueno de Marcus llegó a la ACB dispuesto a destacar y para hablar donde mejor sabe, en la pista. Tan sólo jugó 6 partidos, pero él lo tenía muy claro; jugar en la ACB era una oportunidad que no podía desaprovechar. Cogió un vuelo desde Indianápolis, llegó la mañana siguiente, pasó la preceptiva revisión médica, descansó lo que pudo, que fue más bien poco, y se puso a entrenar con sus nuevos compañeros. Hablé con mi mujer y vimos que jugar en la ACB era una gran oportunidad para mostrar mis habilidades. En ese momento era una posibilidad para mí de aprender cómo se jugaba fuera de Estados Unidos.

Otra vez en casa, en diciembre logra un contrato temporal con los Phonix Suns pero no llega a debutar con el equipo de Arizona, motivo por el cual en enero vuelve a hacer las maletas para ir a jugar a la liga china. Ficha por los Dongfang Sharks de Shangai. Jugó 17 partidos promediando 20 puntos y más de 5 rebotes por partido.

Este equipo fue fundado en 1.996. Al año siguiente comenzó a jugar Jao Ming, el jugador más ilustre que ha tenido en su historia y con el que lograron su único título. En 2.009 los Sharks de Shangai estuvieron a punto de no disputar la liga por problemas financieros. Fue el propio Jao Ming quien compró las acciones del club por casi 3 millones de dólares para que pudiera seguir jugando al más alto nivel.

Landry no hubiese podido jugar en la liga china con los Sharks sin que esta pequeña historia, dentro de su historia como jugador de baloncesto, no se hubiese producido.

El estado de Nevada es una tierra de extremos. Los grandes desiertos conviven con grandes ciudades como Las Vegas. En el Desierto de la Gran Cuenca se producen altas temperaturas en verano y congelaciones en invierno. En diciembre la temperatura mínima media es de 1º C y en verano la máxima de 40º. La capital es Carson City, Las Vegas la más poblada y conocida. Y Reno, capital del condado de Washoe, es la sede de los Bighors, equipo de la NBA D-League y lo que será de nuevo el hogar de los Landry durante la temporada 12-13.

Marcus intentó volver a la NBA ese verano de 2.012, motivo por el cual acudió a la Summer League de Las Vegas con los Phonix Suns. Pero durante todo el verano y principio del otoño, no sonó el teléfono en su casa. Ni una sola llamada de ningún equipo de la NBA. En noviembre decide comenzar la temporada con los Bighors de Reno.

La temporada estuvo muy bien, en especial en lo personal. Jugué de titular los 35 partidos, fui seleccionado para disputar el All-Star de la D-League y como guinda del pastel gané el concurso de triples.

Sus prestaciones fueron de muy alta calidad, promediando 16 puntos y 5 rebotes. Pero el 12 de marzo se confirmó el peor de los presagios. En una multitudinaria rueda de prensa, el propietario de los Bighors, Herb Santos Jr., comunica que Landry sufre una lesión en la rodilla en su pierna izquierda que le impide terminar la temporada: Todo el club de los Reno Bighors se entristece por la lesión de Marcus. Entendemos perfectamente que Marcus debe tener una perfecta recuperación para que en un futuro cercano pueda volver a jugar al baloncesto. Además de ser un jugador muy cualificado, es un líder dentro del equipo, un modelo de persona y un gran padre de familia. Todos nuestros pensamientos y oraciones están con él, pidiendo por su pronta recuperación. Nosotros le esperamos con los brazos abiertos.

Steve Nash, dos veces MVP de la NBA. Pau Gasol, doble campeón de la NBA. Kobe Bryant, cinco anillos de campeón de la NBA. Estos fueron parte de los compañeros que tuvo Marcus Landry en la pretemporada de 2.013. Ese verano acudió por última vez a la Summer League, otro año más en Las Vegas. Se presentó con los Lakers y al terminar el cuerpo técnico le propuso para que realizara con ellos la pretemporada, y así tener una oportunidad de quedarse en el equipo californiano durante el curso baloncestístico 13-14. No pudo ser. No pasa el corte y regresa a los Bighors de Reno. Sólo jugó un partido, pero Marcus se lo debía, al equipo y al club.

Es cierto que cada persona se labra su propio futuro. Pero cuando al lado tuyo está la persona que más sabe del baloncesto ACB, todo es mucho más fácil.

Aíto García Reneses es el entrenador en activo más laureado de la ACB. Nueve ligas, cinco copas y medalla de plata en la olimpiada de Pekín. Ese señor, quería en sus filas del Baloncesto Sevilla a Marcus Tyrone Landry.

El equipo no terminaba de entrar en la zona Play Off. Y Aíto quería darle una vuelta de tuerca más al equipo que él mismo había confeccionado ese verano. Landry venía a aportar rebote, puntos y algo que los entrenadores valoran y que muchas veces pasa inadvertido a los ojos del resto de los mortales: abrir más el campo debido a la permanente amenaza de su tiro exterior.

La temporada fue muy buena en lo personal y en lo colectivo, pero en su camino le esperaba un partido. Sábado 17 de mayo de 2.014. El San Pablo estaba a rebosar. Si ganábamos al Joventut éramos equipo de Play Off. A falta de 9 segundos nos empatan con un triple. Ataque nuestro, fallamos en el tiro y yo atrapo el segundo rebote y con un mate sobre la bocina nos clasificamos para los Play off. Fue increíble.

En los Play Off jugaron frente al Valencia Basket. Perdieron la eliminatoria pero forzando el tercer y definitivo encuentro.

Marcus Landry disputó 24 partidos con un promedio de 13 puntos y más de 3 rebotes por partido.

Gran temporada aquella la disputada por el de Milwaukee.

El vuelo del pájaro le había vuelto a traer a la ACB y por fin pudo demostrar todo el baloncesto que corre por sus venas.

 

Un hecho insólito.

Una mañana de verano de 2.014, Marcus había quedado en la oficina de su agente Keith Kreiter para hablar sobre una importante oferta que tenía encima de la mesa.

-¡Buenos días Marcus!

         -¡Hola Keith!-respondió Landry.

Después de cuatro años como profesional del baloncesto, la temporada 2.013-14 será la primera que Marcus Landry esté de principio a fin en un mismo equipo. Será en el CAI Zaragoza.

Era un proyecto ilusionante. Las dos veces anteriores que Landry había estado en la ACB se había sentido muy cómodo y este año se le presentaba la oportunidad de un proyecto estable de principio a fin, en un club con opciones de hacer algo importante y disputando competición europea.


Me sentí muy bien al haber llegado a un acuerdo con el CAI Zaragoza, de haber formado parte de un club importante. Me siento cómodo con la manera en la que se juega en la ACB. Para mí era un reto disputar dos competiciones a la vez. Mi filosofía siempre es ir paso a paso, centrarse sólo en el partido que tienes por delante. Coincidí con Joan Sastre, que el año anterior estuvimos en Sevilla; con Robinson, que venía del GBC y con el que ahora es mi compañero Pedro Llompart.

Marcus Landry cumplió ampliamente las expectativas que estaban depositadas en él. En ACB promedió más de 10 puntos, casi 4 rebotes y 10 de valoración en 24 minutos de juego por partido. Se clasificaron para disputar la Copa, en la que les tocó el Madrid que a la postre sería el campeón y en la Eurocup llegaron a jugar la segunda fase en la que no pudieron clasificarse para los Play Off. Además en la competición doméstica quedaron fuera de los Play Off por el título empatados con el Gran Canaria de Aíto, que les apeó por el average.

El siguiente verano fue muy tranquilo y largo. Buen momento para disfrutar de la familia. Además tuvo su recompensa en forma de contrato para defender los colores de los Milwaukee Bucks.

El equipo de Wisconsin, el de su propia casa, el de que cuando era niño soñaba con vestir su camiseta, le llamó para formar parte del equipo. Disputó la pretemporada y después de cuatro partidos, la franquicia del propietario John Hammond, decidió que no formara parte de los 15 jugadores de la plantilla.

Aquel momento fue duro para mí. Tenía muchas ilusiones en ese proyecto. Pero la vida no se acaba. Me volvieron a llamar del GBC. En verano también se pusieron en contacto conmigo. Estoy entusiasmado de estar aquí. Puedo aportar mi liderazgo y conocimiento de la liga. Me gusta mucho jugar en la ACB. Hay muy buenos equipos y muy buenos jugadores. Quiero jugar bien para ayudar al equipo a ganar partidos y a salir de la situación en la que estamos.

Hasta hoy las cosas no están saliendo lo bien que se deseaba en un principio. El GBC es colista de la competición a falta de cinco partidos para terminar la ACB. En lo personal, Marcus está promediando 13 puntos, 4 rebotes y más de 10 de valoración en sus 25 minutos de juego por partido.

En la jornada 18, su séptimo partido con la camiseta del GBC, batió su tope de rebotes en la ACB. Capturó 11 rebotes, todos ellos defensivos, en la cancha del Fuenlabrada. Su anterior marca era de 9 rebotes logrados la campaña anterior con el CAI Zaragoza. En la jornada 28 acabó como máximo anotador con 27 puntos.

Dos muestras de las ganas y coraje con las que sale a la cancha cada partido.

Marcus Landry es un hombre que siempre está dispuesto a participar en las diversas actividades que organiza el GBC. Una de ellas fue su presencia en un entrenamiento de la GBC Eskola, la escuela de baloncesto para niños y niñas del club guipuzcoano. Allí se presentó Marcus a finales de enero para el disfrute y deleite de los presentes, fueran pequeños o mayores. Aunque perdiera jugando “al capote”, Marcus disfrutó haciendo pases, tiros y algún que otro mate.

El vuelo del pájaro, le ha llevado a Marcus Tyrone Landry a viajar alrededor del planeta llamado baloncesto. Ha vestido 15 camisetas, ha jugado en la NBA, en países exóticos en el mundo de la canasta como pueden ser Puerto Rico o China; pero quizá en la ACB es donde se ha hecho un hueco.

Desde ese primer torneo importante con la Branch West Academy hasta el récord de rebotes con el GBC, pasando por haber ganado el concurso de triples en la NBA D-League, por haber disputado la NCAA con su Universidad de Wisconsin y aunque siempre tenga la sombra de su hermano Carl; Marcus Landry es un tipo cercano en lo personal y una referencia dentro de la cancha.

No sabemos a dónde le conducirá su próximo vuelo, pero allí donde esté seguro que deja un rastro en su vuelo de buen jugador y, si es posible, de mejor persona.

 

 

Guzmán Villardón.

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