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HIJA MÍA, UN DÍA TUVE LA SUERTE DE CONOCER A UN CAMPEÓN DE EUROPA.

JAUME PONSARNAU, 10 PASOS HACIA LA HONESTIDAD.

¿El artista nace o se hace? Vamos siglos haciéndonos esta pregunta.

El artista nace.

No cabe duda que cada uno de nosotros, mortales todos, nacemos con un conjunto de capacidades dentro de nosotros. Tenemos toda una vida para descubrirlas, unos lo logran y otros no.

El artista se hace.

Pero no es tan menos cierto que, aún teniendo estas supuestas capacidades, no llegaremos a buen puerto sin una preparación, desarrollo y trabajo, mucho trabajo y esfuerzo.

En la vida de Jaume Ponsarnau no sé bien cuál fue dicho orden, si nació con esa capacidad y luego la desarrolló o viceversa, lo que sí es cierto es que su camino siempre ha sido el mismo y eso le ha llevado hacia la honestidad.

10 AÑOS DE INFANCIA.

1. Tàrrega, colegio y escoltes.

Hubo un tiempo, que comienza a estar algo lejano, en el que Jaume Ponsarnau Goenaga era un niño. Su familia paterna sí es catalana, pero su abuelo materno era uno de tantos navarros que tuvieron que emigrar, primero a Aragón, donde nació la madre de Jaume y más tarde a Cataluña para buscar un futuro mejor.

Jaume nació el 28 de abril de 1.971 en Tàrrega, Lleida. Tàrrega es la capital de la comarca de Urgell y la segunda ciudad más grande de la provincia. Por aquel entonces, Tárrega tenía 10.281 habitantes, y es precisamente ese último habitante el que hoy nos ocupa. El pequeño Jaume correteaba por la Plaza del Carme, más conocida como “El Patio”, jugaba por los parques de Sant Eloy y del Maset, y acudía casi religiosamente todos los lunes al mercadillo local.

En noviembre llegaba a Tàrrega la Feria de Teatro Callejero, evento al que le encantaba ir por todo lo mágico que el teatro tiene, en especial para un niño que lo descubre por primera vez. Quizá, y sin saberlo él, ahí nació su afición al cine y a las historias soñadas que se viven en él. De la misma manera le encantaba acudir a las exposiciones y actividades organizadas por la Feria de artistas y actividades tradicionales donde llegaban a tener más de 25.000 visitas al año.

Jaume Ponsarnau niño, estudió en los Escolapios de Tàrrega. Situada en la Plaza Carlos Perelló 1 y no muy lejos del centro histórico de la ciudad. Allí estudió preescolar y E.G.B., lo que hoy día equivale a infantil y primaria respectivamente. Fue un buen estudiante, como la inmensa mayoría de los niños de la época jugaba al fútbol en el equipo del colegio y su tiempo libre lo dedicaba a ir a les escoltes.

Les escoltes es una asociación sin ánimo de lucro cuya finalidad es contribuir al autodesarrollo de los chicos y chicas para que alcancen el máximo potencial físico, social y espiritual como ciudadanos responsables y miembros de sus comunidades. Les escoltes están muy extendidos por Cataluña, Valencia y Baleares donde hay más de 14.000. Los valores que guían este tipo de educación no formal son el compromiso, naturaleza, servicio, participación, voluntariado, vivencialidad, espiritualidad, austeridad y trabajo en equipo.

Todas las personas que hemos descubierto lo que es el baloncesto, sabemos que este maravilloso deporte está impregnado de todos estos valores; me atrevo a afirmar sin mucho margen para la equivocación, que Jaume Ponsarnau recogió en su interior todo lo bueno que hay dentro de este movimiento asociativo, primero como chaval y luego como monitor, para adaptarlo y ponerlo en práctica cada uno de los días que se viste de entrenador de baloncesto.

10 AÑOS BUSCÁNDOSE A SÍ MISMO.

2. Viaje del fútbol al baloncesto.

Obvio es pensar que con 12 años no se tenga claro qué quieres para tu futuro. El niño Jaume no era muy distinto a otros niños de su época ni de su propia clase. A principio de los ochenta, todo niño que no tuviese claro qué deporte le gustaba, terminaba jugando a fútbol con los amigos del colegio; y os lo digo por propia experiencia. En 6º de E.G.B. jugaba como portero en el equipo del colegio, pero ese año comencé a tener interés por el baloncesto. Intenté ser seleccionado para el equipo pero no lo logré. Eso me sirvió de aliciente para esforzarme más; incluso le convencí a mi padre para que pusiera una canasta en el jardín de nuestra casa y así entrenar y poder mejorar cada día.

Dos años más tarde, a pesar del monumental enfado del padre escolapio, cuelga para siempre la camiseta de portero y se pone la de jugador de baloncesto. Jugaba de todo; base, alero, posteaba e incluso defendía a gente más alta que él, pero su posición favorita era la de alero. Incluso de niño, cuando todo lo idealizas, Jaume no era muy mitómano pero decidió fijarse en un jugador y así intentar seguir sus pasos. Ese jugador era Josep María Margall. Un jugador sencillo y efectivo, una persona honesta y que no salía demasiado en los medios, pero al igual que Jaume hizo en silencio una carrera brillante tanto en su club de toda la vida, el Joventut donde ganó liga, copa y dos copas Korac, como en la selección donde ganó la mítica plata de Los Ángeles’84. Al retirarse, el Joventut le colgó la camiseta con su número 7.

Aunque su debut como jugador no fue nada prometedor ya que perdieron 89-7, de nuevo esta situación no le desanimó a Jaume y continuó aprendiendo y jugando al baloncesto. Estuvo 10 años ascendiendo en las diferentes categorías hasta llegar a jugar con el equipo senior, aunque lo mejor que le esperaba todavía estaba por llegar. A veces ocurren cosas en la vida que nos parecen fruto de la casualidad, pero todo, absolutamente todo, tiene un por qué.

10 AÑOS EN EL C.N. TÀRREGA.

3. Cadete masculino.

No ocurre siempre que nos negamos a cumplir el camino señalado para nuestro destino. La familia Ponsarnau Goenaga tenía un negocio familiar vinculado a los materiales de construcción donde vendían e instalaban encimeras de mármol, cerámica, mobiliario de baño y todo aquello que estuviera relacionado con la reforma y pequeña obra. Jaume ya había estado trabajando en la empresa, tanto a pie de obra como en la administración; además seguía con los escoltes y jugando al baloncesto. Hubo un día que tuvo que dejar algo para poder continuar. Por aquel entonces yo tendría unos 22 años, entonces empecé a entrenar a un equipo cadete del C.N. Tàrrega, y además seguía jugando. Al terminar la temporada tuve problemas físicos y mis sensaciones como jugador no fueron muy buenas, mientras que entrenando me divertí mucho.

La temporada siguiente, el director deportivo del C.N. Tárrega le convenció para que dejase la camiseta de baloncesto y cogiera la pizarra de entrenador y se dedicara en exclusiva a ella. Esa temporada pasé de ser compañero de algunos jugadores a ser su entrenador, la situación fue un poco rara pero fuimos capaces de sacarlo adelante.

En ese momento tuvo que poner en práctica todo lo que había aprendido. No sólo en el plano teórico como entrenador, también sus años en los escoltes le ayudaron a tener capacidad para saber discernir entre la parte de entrenador y de persona que se sigue relacionando con los que hasta ayer fueron sus compañeros en la cancha.

4. Senior femenino.

El joven Jaume Ponsarnau durante la temporada siguiente hizo doblete, siguió con el equipo masculino de cadete y le propusieron entrenar al equipo femenino senior. El director deportivo que me había instruido se fue del club y quedó todo un poco desarbolado. Con la sección femenina logramos el ascenso y la temporada siguiente me dediqué en exclusiva al equipo femenino con el objetivo de hacer del C.N. Tàrrega un lugar donde las mujeres fueran y practicaran baloncesto.

Y a buena fe que lo consiguieron. Jaume Ponsarnau estuvo siete años dirigiendo al equipo femenino y logró cuatro ascensos; de la Provincial a 2ª División donde estuvo dos años antes de ascender a 1ª División y allí necesitó tres temporadas para subir al equipo a la Liga Femenina 2 donde también lo pudo mantener otra temporada más, antes de dar el salto al Basquet Manresa. Durante todos estos años disfruté mucho de la experiencia de entrenar y aprender cada día. En especial el año que estuve en LF 2. En ese momento me di cuenta que podía ser entrenador profesional.

10 AÑOS EN MANRESA.

5. Ayudante de los entrenadores.

Sólo le llamaron para hacer una prueba y estuvo la friolera de 10 años. Ese verano tenía dos ofertas, una era para entrenar a un equipo femenino y otra para entrenar a una cantera de un equipo profesional. Pero, quizá el destino, quizá la fortuna, seguro que por su buen hacer y por un poco de cada cosa, el Bàsquet Manresa se cruza en su camino. Es verdad, tenía dos ofertas y luego surgió la del Manresa. Xavi García, el que años después vendría al GBC como segundo entrenador de Laso el año del debut del Gipuzkoa Basket en ACB, me llamó porque querían hacerme una prueba. Me propusieron hacer los scouting de entre semana y luego entré como tercer entrenador y también me encargaba del equipo junior donde estaba entre otros Sergio Llull.

Manresa es uno de esos lugares especiales dentro de la ACB. Por sus calles se respira baloncesto, en toda la ciudad hay canastas donde jugar un partido y todos los niños quieren un día llegar a jugar en el equipo de su ciudad. Campeón de Copa y de ACB, ha disputado competiciones europeas entre ellas la Euroliga. Llegar al Nou Congost es respirar baloncesto en cada uno de sus rincones. Sus títulos te vigilan mientras tú estás haciendo el mejor baloncesto que sabes y que puedes, ves las camisetas en lo alto que te señalan el camino a seguir y en ese momento estás formando parte de la historia.

La temporada 2.003-04 dirigía el equipo Ricard Casas como primer entrenador y Xavi García era su segundo. El debut de Ponsarnau como tercer ayudante llegó el 5 de Octubre en el Nou Congost frente al Valencia B.C. Y ganaron 78-72. Aquella temporada hubo muchas alegrías. No sólo las victorias, de las derrotas también se aprende; pero disputar la Copa es algo especial. Aunque en cuartos nos ganó el Joventut 87-90 pero la experiencia mereció la pena. También hubo alguna decepción que con el paso del tiempo se ve como una oportunidad perdida. Finalizamos novenos de la liga regular empatados con el Joventut y así poder disputar los Play-Off por el título. Habría sido increíble volver a traerlos a esta ciudad después de haber ganado el título y descender tres años después.

La temporada siguiente siguió el mismo cuadro técnico pero la realidad del equipo no fue como la de la anterior temporada. Finalizaron en la 13ª posición sin opciones de entrar en la parte noble de la tabla, pero de igual manera sin pasar demasiados apuros para mantenerse en ACB. La temporada 05-06 fue muy diferente. Cambio de entrenadores, llegaron Oscar Quintana y de ayudante Aleix Durán. Fue una temporada muy inestable. Comenzamos muy bien, llegando a ocupar puestos de Play-Off, luego tuvimos una racha muy larga de malos resultados que nos llevaron a los últimos puestos pero antes del final el equipo reaccionó y pudimos darle la vuelta a la situación. Pero llegó la última jornada en Menorca donde nos jugábamos todo o nada a una sóla carta. Perdimos 75-73 y descendimos a LEB. Quiero recordar que por aquel entonces sí se cumplían los descensos y no como ahora donde creo que en el plano deportivo no es bueno. No sé si una liga cerrada en nuestra cultura sería lo más óptimo, pero descender deportivamente y hacer como si no pasara nada tampoco. Entre todos deberíamos buscar una fórmula adecuada para que esa situación no se dé.

A veces crees que has dado un paso hacia atrás y en verdad estás caminando en sentido contrario. Es más, añadiría que la vida siempre es hacia delante.

6. Primer entrenador.

Todos los años, cuando un equipo desciende de ACB a LEB oímos a entrenadores y jugadores decir que lo mejor es subir al año siguiente de haber descendido. Eso le ocurrió al Bàsquet Manresa aquel año.

A pesar de haber descendido, el Manresa mantuvo a Quintana como entrenador y a Ponsarnau como ayudante. Además tres jugadores de esa especie en extinción que se llama jugadores de la casa como eran Rafa Martínez, Guille Rubio y un joven Sergio Llull se quedaron para intentar lograr el objetivo de ascender esa misma temporada. Ellos junto a Assellin, a un veterano de la ACB como Richard Scott, el conjunto del equipo y la ilusión de Manresa lograron el objetivo. Aunque el camino estuvo lleno de dificultades. Teníamos un buen plantel, pero desde el principio nos equivocamos de planteamiento. Decíamos que éramos el Barça de la LEB, que estábamos de paso, etc… y eso nos hizo mucho daño.

Jaume Ponsarnau tomó las riendas del equipo cuando había trascurrido la mitad de la temporada y Oscar Quintana fue destituido como primer entrenador. Era una situación muy delicada. La exigencia era máxima y nosotros no éramos capaces de ocupar plaza de Play-Off, estuvimos muchas jornadas en la décima posición. Al final pudimos revertir la situación y llegar en muy buen estado a los Play-Off donde no perdimos ningún partido. Acabaron quintos, en cuartos eliminaron a Los Barrios y en semifinales al Ciudad de Huelva ambos por 3-0. La final también la ganaron al Baloncesto León. El ascenso fue increíble, un paso que aunque lo hubiese soñado no habría salido tan bien.

Después de este inicio en Manresa, le esperaban seis años más como primer entrenador acompañado todos ellos de Aleix Duran. Todo un récord teniendo en cuenta la realidad un poco efímera del baloncesto actual. Yo había entrenado en todas las categorías del baloncesto y en aquel momento me tocaba la ACB. Lo que tenía claro era que debía actuar como en toda mi carrera; las cosas había que hacerlas con coherencia. Yo tenía que seguir siendo el mismo, no debía cambiar de disfraz.

Resumir seis años en unas pocas frases es muy complicado. Pero sí diremos, que a excepción de la temporada 10.11 -que fueron 15º- terminó en la mitad de la tabla, en la posición 10 a la 12. Los que seguimos la ACB conocíamos a través de la prensa de su buen hacer en un club modesto y con recursos limitados como es Básquet Manresa. El Rey del más por menos, lograr el máximo rendimiento con los mínimos recursos posibles.

Todo esto fue capaz de hacerlo excepto en lo que fue su última campaña en Manresa, la 12.13 en la que se consumó el descenso deportivo a liga LEB. Cuando acabó la temporada me pregunté qué más podría haber hecho para evitar esa situación; y me di cuenta que podría haber hecho mejor las cosas, pero de más no, eso me tranquilizó. Yo hice todo lo que estuvo en mis manos. Después de descender la afición me despidió con una ovación, y ese es un síntoma de haber hecho bien las cosas, aunque sin éxito. Aún así era momento de tomar responsabilidades y yo asumí la mía. Tenía claro que Basquet Manresa debía comenzar un nuevo ciclo.

A la vista está que cuando afirmamos que Jaume Ponsarnau es un entrenador honesto, aunque sea una opinión nuestra, es algo objetivo. Compartió todo durante diez años de su vida como entrenador en Manresa, lo ascendió a la ACB en la primera oportunidad que tuvo, lo pudo mantener durante un lustro y cuando los resultados de su trabajo no dieron el resultado esperado, sin esperar a nada ni a nadie más, él mismo tuvo la determinación de dejarlo.

7. Historias cruzadas.

Indudablemente, un entrenador como Jaume Ponsarnau que ha estado tantos años entrenando en varias categorías y 10 temporadas en un equipo de la ACB como es Manresa, han pasado muchos jugadores que han podido aprender de él, y viceversa. Jugadores históricos de esta liga como son Albert Oliver con 14 temporadas ACB o Rafa Martínez con 11. Internacionales como Xavi Rey o como Sergio Llull, campeón de la ACB y de Copa, que además de tres años en el primer equipo estuvo con él desde el juvenil del Manresa. Otro jugador a quien ha entrenado es Serge Ibaka, que ha llegado a ser el máximo taponador de la NBA las temporadas 11-12 y 12-13. Es una satisfacción para mí pensar que todos estos jugadores han pasado por mis manos en algún momento y les he podido aportar un granito de arena para llegar a donde están. Pero también les doy mucha importancia a jóvenes como Pierre Oriola o Eriksson y a otros muchos jugadores que no salen ni en la prensa ni en televisión.

Es lógico, en una persona como Ponsarnau que transmite sencillez y honestidad por los cuatro costados, virtudes que tiene y que en la cercanía las puedes comprobar, que se quite importancia a la hora de reconocer que él ha ayudado a grandes figuras del baloncesto a llegar a donde están, pero igual de lógico es que se acuerde de cada uno de todos los que ha entrenado, desde sus compañeros cuando él jugaba y luego entrenó hasta el más internacional de todos ellos pasando por los jóvenes valores del baloncesto.

10 MESES EN LA FEB.

8. ÑBA.

Después de tan sólo dos meses ya estaba entrenando. Una llamada de la FEB cambió de manera drástica su realidad como entrenador. Pasó de estar en el paro a entrenar en el Campeonato de Europa con los mejores jugadores del viejo continente. Sí, así es. Me llamaron y sólo puedo decir que fue una experiencia maravillosa el poder entrenar y convivir con entrenadores y jugadores de tan alto nivel.

La competición no salió todo lo bien que se esperaba. Después de la primera fase con un balance de 4 victorias y 1 derrota, llegó una segunda fase muy complicada y donde sólo se pudo ganar a Finlandia y se perdió frente a Grecia e Italia. Pero luego, por esas cosas mágicas que tiene el baloncesto, se le dio la vuelta al campeonato. En cuartos se ganó 90-60 a Serbia, que hasta entonces había realizado unos partidos excepcionales y había quedado primera de su grupo. Se perdió la semifinal 75-72 ante Francia en un partido igualado y que se decidió casi al final. Y para finalizar, se hizo con buen sabor de boca al ganar a Croacia por 92-66 en un plácido partido.

Al finalizar el europeo de Eslovenia, se rumoreaba que Ponsarnau podría volver a entrenar en algún equipo ACB, pero tenía contrato con la FEB y la normativa lo impedía. A mí esa norma me parece muy estúpida, a mí me ha condicionado. La norma limita y no ayuda. Creo que se puso para evitar que un entrenador que esté una temporada en un club y ese verano disputa una competición con su selección, evite favorecer a los jugadores de su equipo en detrimento de otro que se lo pueda merecer más. Eso es un problema ético, entonces lo que tenemos que hacer es atacar ese problema ético y no perjudicar a nadie.

Durante esa temporada no entrenó a ningún equipo y dejó de ser el segundo de Juan Antonio Orenga y pasó a formar parte del staff técnico de la FEB.

9. SUB-20.

Al verano siguiente fue designado como primer entrenador de la selección en el europeo sub-20 disputado en Creta. Aquí ocurrió al contrario que en el europeo senior del verano anterior. Se empezó muy mal, incluso estuvieron a punto de estar eliminados en la primera fase. Empezaron con un balance de 2-2 pero ya en la segunda fase ganaron los tres partidos y quedaron segundos de grupo. Eliminaron en partidos muy apretados a Francia por 50-46 y a Croacia por 63-61.

En la final no pudieron con la favorita Turquía, perdieron 65-57 en un partido igualado hasta el final donde sus chicos se precipitaron en ataque, en especial en el último cuarto (17-11) donde se les fue el partido.

En dos veranos Jaume Ponsarnau había logrado una medalla de bronce en los europeos absolutos y un subcampeonato de Europa con el equipo pequeño de la ÑBA. Y algo más importante todavía, demostrar que era capaz de cumplir grandes retos a pesar de tener que nadar contracorriente.

¿POR QUÉ NO 10 AÑOS EN EL GBC?

10. GBC.

Desde el minuto uno que llegó al GBC ha demostrado qué tipo de persona y entrenador es.

Este verano el GBC necesitaba entrenador nuevo y este verano era la segunda vez que sonaba Ponsarnau en las quinielas. Es cierto. Hace tres años, cuando la marcha de Pablo Laso al Madrid, el GBC también se puso en contacto conmigo pero el Manresa no quiso seguir con las negociaciones.

El inicio fue algo complicado. Un equipo desarbolado, tan sólo seguían con contrato cuatro jugadores de la temporada anterior, muchas renovaciones encima de la mesa de las cuales sólo la de Doblas llegó a buen puerto y una situación económica complicada que condicionaba la confección de la plantilla.

Con todo esto en el horizonte, el equipo necesitaba un período de adaptación y de hacerse a los sistemas nuevos de Jaume. Comenzó la temporada con un balance de 0-5 y una plaza en los puestos de descenso. Pero el equipo creció, maduró y fue capaz de cambiar la peligrosa dinámica en la que había caído. Sabíamos que el calendario era muy complicado al inicio de la competición, pero que si éramos pacientes los resultados llegarían y que el propio calendario nos daría una nueva oportunidad. Invertimos primero en ese inicio de la temporada y así llegaron los resultados en las siguientes jornadas. Después del partido frente a Obradoiro nos dimos cuenta que teníamos que gestionar el ritmo de partido de una manera diferente. Si quitamos las tres primeras jornadas, somos la mejor defensa de la ACB. Debemos crear a partir de eso.

Y todo este planteamiento, casi filosófico, dio sus resultados en forma de victorias y con una sensación de equipo sólido y compacto que a través de estos meses ha ido creciendo. La primera victoria llegó en Illunbe contra Andorra y la siguiente, dos jornadas más tarde también en casa, frente a Manresa que fue la victoria que sacó de los puestos de descenso al GBC. De ahí en adelante se pudo hacer del Donostia Arena un fortín donde se lograron dos victorias más que unidas a otras dos fuera de casa y contra rivales que también luchan por mantenerse en la ACB hizo que la primera vuelta terminara con 6 victorias en decimotercer lugar en la clasificación y sacando dos partidos a los equipos que marcaban la zona de descenso. Nosotros no nos planteamos un techo para este equipo. Nos preparamos para dar el 100% en cada partido y así lograr una victoria más. Ese es nuestro techo, cada jornada lograr ganar el partido.

El GBC se ha mantenido la gran parte de la temporada en torno a la posición 14. En casa lleva un balance de 5-6 y fuera de 3-9. Además tiene a su favor el haber ganado, tanto en Illunbe como fuera de casa a los cuatro equipos que tiene por debajo en la clasificación; lo que hace pensar que el GBC logre, no sin dificultad, el objetivo un año más de mantenerse en la mejor liga de Europa.

Para Jaume y para su familia, el vivir en Donostia está siendo una oportunidad de crecer y un estímulo cultural. Es una ciudad que a todos nos gusta. Mi mujer entiende y sabe lo que es cambiar de ciudad y de forma de vida, ella también tiene el título de entrenadora nacional y sabe lo que supone este estilo de vida. Intentamos integrarnos lo máximo posible. Los días que tengo libre para estar con mi familia lo dedicamos a andar en bicicleta, ver alguna película y si podemos, comer algún pincho. En Cataluña el nivel de la alta cocina es alto, pero aquí el nivel de la cocina en general ya es muy alto, aunque aquí no hagan bacalao targarí, el pincho más típico de Tárrega.

No sabemos si el caprichoso destino hará que Jaume Ponsarnau esté durante diez años entrenando al GBC, pero de lo que sí podemos estar seguros es que el tiempo que vaya a estar, la columna vertebral de su trabajo y de su buen hacer va a tener como protagonista principal a la honestidad.

Guzmán Villardón.

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