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Juan Carlos Hernández

Al aire libre

FRANKLIN JACOBS, EL ENANO MATAGIGANTES


 

El pequeño saltimbanqui de la fotografía se llama Stefan Holm. Es el mismo Stefan Holm que años después ganó el oro olímpico del salto de altura en Atenas’2004; el mismo que dominó cuatro Mundiales y dos Europeos indoor y sumó otras platas y bronces que aumentaron el brillo de su enorme palmarés. Colgó las zapatillas hace un par de años, poco después de quedar cuarto en los Juegos Olímpicos de Pekín’2008, el mismo puesto que ya había logrado ocho años antes en Sídney’2000.

 

Una de esas medallas de oro, la del Europeo Indoor de 2005, la consiguió en Madrid, en un memorable concurso que tuve la suerte de presenciar en vivo desde la grada. Aquel día Stefan Holm se convirtió en el décimo atleta que sobrepasaba un listón a 2.40 metros del suelo, un selecto grupo al que sólo han accedido once saltadores desde que Rudolf Povarnitsine logró la hazaña el 11 de agosto de 1985.

 

En esta era de YouTube y de Atletismo a la baja, me da la impresión de que Stefan Holm es bastante más conocido y reconocido gracias a este vídeo en el que le vemos pasar vallas a 1.75 m. (?) que por su oro olímpico, su palmarés o su 2.40. Aunque, ciertamente, el vídeo merece la pena.

 

Otra curiosidad que siempre le acompañó es su estatura. Con su 1.81 Stefan Holm era el saltador de altura más bajito de la súper-élite. Y aquí quería yo llegar, porque ese 1.81 de estatura y ese 2.40 de marca personal le hicieron entrar en otro club estadístico todavía más selecto que el ya citado. Al saltar un listón 59 centímetros más alto que él, Stefan Holm igualó la proeza que desde veintisiete años atrás pertenecía en exclusiva a Franklin Jacobs, una curiosa y creo que poco conocida figura del Atletismo. Y es que Franklin Jacobs fue una de esas estrellas fugaces que llevaron su talento al extremo de lo casi inconcebible.

 

El 27 de enero de 1978, con veinte años recién cumplidos y poco más de uno dedicándose al salto de altura, Franklin Jacobs ganó los Millrose Games en el Madison Square Garden de Nueva York batiendo el récord mundial con un registro de 2.32m. Todas las plusmarcas mundiales tienen el valor que tienen pero en este caso concreto hay que sumarle el impactante dato de que Franklin Jacobs medía ¡¡¡1.73!!!

 


 

Supongo que Jacobs se sentía cómodo en territorio de tipos grandes ya que se dedicaba al baloncesto en la High School. Ahí es donde le echó el ojo y el lazo el entrenador Bill Monahan, sorprendido con la facilidad de Jacobs para hacer mates en la canasta. Para ver qué tal se defendía con los listones, Monahan le colocó uno a 1.78. Sin problemas. Lo subió a 1.85. Sin problemas. Franklin Jacobs supo en ese instante que aquello se le iba a dar bien.

 

No sé si su apodo de “Giant Killer” le venía del baloncesto o si se lo pusieron como atleta; con un salto vertical de 44 pulgadas (1.12m) pronto alcanzó la barrera de los 7 pies (2.13m), y en un año de trabajo comenzó a ser regular en alturas en torno a los 2.25 que le colocaron en la élite mundial. Entre los dominadores/plusmarquistas de la época estaban Dwight Stones, primer 2.30 tanto en pista cubierta como al aire libre; Greg Joy, 2.31 indoor, récord mundial dos semanas antes que Jacobs; y Vladimir Yashchenko, recordman absoluto con 2.33 al aire libre, último plusmarquista mundial con la técnica del rodillo ventral. Stones medía 1.97, Joy 1.94 y Yashchenko 1.93.

 

Franklin Jacobs utilizaba una variable propia del “Fosbury Flop” que él mismo bautizó como “Jacobs Slope”. Con la poca documentación que existe sobre Jacobs (y mis escasos conocimientos técnicos) reconozco que no acabo de captar la variable, aunque él la defendió de las críticas y las burlas. No sorprende saber que en el público estadounidense caló con fervor la rivalidad entre Jacobs y Stones, el pequeño negro de origen humilde y el blanco espigado nacido en California, que no dejaba de ser la gran estrella que vio tambalear su trono en los tobillos de un enano saltarín. Yo no viví nada de todo esto, no sé si los que sois mayores que yo recordáis algo de esta atípica rivalidad. Cuentan que el día en que Jacobs ganó a Stones en el campeonato nacional indoor de 1979 en Long Beach (la ciudad de Stones) se produjo tal silencio que se hubiera escuchado la caída de un alfiler.

 

El paso por el Atletismo de Franklin Jacobs fue breve pero no fue flor de un día. En las cuatro temporadas que compitió alcanzó (además del récord mundial indoor) un notable palmarés, con victorias en todos los campeonatos nacionales, y una victoria internacional en los Juegos Pan Americanos de San Juan de Puerto Rico, en 1979.

 


 

Hay que decir que la plusmarca mundial no le duró mucho. El 12 de marzo de 1978, cuarenta y cuatro días después del salto de Jacobs, Vladimir Yashchenko saltó 2.33 y 2.35 en los campeonatos de Europa indoor de Milán, en lo que se convirtió en su techo y, si no me equivoco, el techo histórico del rodillo ventral.

 


 

(Pincha en la foto)

 

Yashchenko también derrotó a Jacobs en el único enfrentamiento directo que tuvieron, en julio de 1979.

 

Franklin Jacobs tampoco mejoró nunca aquel 2.32 y su segunda mejor marca se quedó en 2.27m. Cuando saltó el 2.32 se consideró a sí mismo como un atleta sin límites, y llegó a ganarse fama de fantasioso, quizá por sus afirmaciones de que aspiraba a saltar 2.40 y llegar a los 8 pies (2.44m). Marcas aparte, sus verdaderos sueños deportivos pasaban por los Juegos Olímpicos de Moscú’80, pero el 21 de marzo de aquel año el presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, anunció el [absurdo e inútil] boicot a los Juegos, que el bloque rival se pasó para mayor gloria deportiva por donde más gustito le dio.

 

Curiosamente, a pesar del anunciado boicot, aquel verano de 1980 se disputaron los Trials de selección. Jacobs pensó en hacer una pequeña protesta personal y decidió comenzar su concurso en 2.20 para irse a casa con un solo salto. Pero falló en los tres intentos… y se acabó. Franklin Jacobs, el fenómeno, se retiró con 22 años al ver desintegrado su proyecto. En 1984, de cara a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, llamó de nuevo a Bill Monahan, su antiguo entrenador, y con un mes de entrenamiento saltó 2.24, marca que le sirvió de mínima para los Trials olímpicos. Desgraciadamente, una molestia en la rodilla le impidió participar. Y la desaparición fue definitiva.

 

No abundan los artículos en español dedicados a Franklin Jacobs (en Internet sólo he visto uno y era una traducción) así que aprovecho la novedad para añadir un álbum completo con todas las fotos que he encontrado.

 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

Pinchando en esta última se puede ver el vídeo de un salto de Franklin Jacobs. Ignoro la altura del listón pero esto sí que es Atletismo en estado puro.

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