Hace más de año y medio, en el post titulado “Carl Lewis volador”, quedó patente la estadística que convierte a Carl Lewis en el rey del salto de longitud. Sus números apabullantes, sumados a sus cuatros oros consecutivos en Juegos Olímpicos, sus dos oros y una plata en Mundiales cuatrienales, así como sus 65 victorias consecutivas en diez años imbatido, dejan poco o ningún margen a discutir ese trono.
La única laguna de su palmarés fue que nunca consiguió el récord mundial al aire libre (batió tres veces el de pista cubierta, que conserva desde 1984 con 8.79m). Los Ocho Noventa de Bob Beamon en 1968 y los 8.95 de Mike Powell en 1991 le cerraron esa puerta.
Entre Bob Beamon y Mike Powell existe un paralelismo: ambos fueron considerados en su momento como “hombres de un solo salto”, ese supervuelo que los colocó en la historia del deporte.
Aunque solemos olvidar que antes de México’68 Bob Beamon ya había batido dos veces el récord mundial indoor (8.25 y 8.30 en 1968), la descripción de “hombre de un solo salto” al referirse al Ocho Noventa parece bastante correcta. Eso sí, creo que conviene ubicar las cosas en su contexto histórico: en 1968 ser campeón olímpico a los veintidós años con un salto de 8.90 solo te servía para saber que habías alcanzado tu techo deportivo. A alguien que hiciera ahora algo equivalente le veríamos en el podio con el símbolo del dólar en las pupilas. Pero a partir de 1969, con resultados condicionados por las lesiones y el peso de su hazaña, Bob Beamon apostó por el futuro y optó por acabar sus estudios y graduarse en la Universidad. Victoria suprema para alguien que pocos años antes era un pandillero juvenil en los suburbios neoyorquinos.
En cambio Mike Powell llegó al Atletismo en una época totalmente distinta a la de Beamon, lo que le permitió desarrollar su talento durante muchos más años y madurar a fuego lento. Quedó dos veces segundo y una vez quinto en Juegos Olímpicos (1988, 1992 y 1996), siempre derrotado por Lewis, y ganó dos Mundiales (1991 y 1993) más un quinto puesto (1995), concurso ganado por Iván Pedroso. Su incuestionable GRAN MOMENTO es su sonada victoria de Tokio’91, en la que al saltar 8.95 en condiciones reglamentarias batió el récord mundial de Bob Beamon y rompió la mencionada racha de Carl Lewis, quien, para mayor sorpresa del resultado, acababa de saltar 8.91 (+2.9).
El segundo mejor salto legal de Mike Powell es un 8.70 (+0.7) que consiguió en Salamanca el 27 de julio de 1993. Comparado con Carl Lewis la diferencia estadística es abrumadora. Pero en mi opinión Mike Powell está muy lejos de ser un “hombre de un solo salto”.
En su afán por lograr “el salto perfecto” Mike Powell no dudó a la hora de buscar las condiciones de altitud y viento más favorables, por lo que la pista alpina de Sestriere se convirtió en su bastión. Y resulta que al abrir el espectro, si recurrimos a la estadística extraoficial, esa que incluiría los saltos válidos ventosos y no ventosos, y no solo los saltos ganadores sino los concursos completos, comprobamos que los números de Mike Powell crecen notablemente.
Para empezar, Mike Powell es el autor del salto medido más largo de la historia, 8.99 (+4.4), hecho el 21 de julio de 1992 en la altitud de Sestriere. Su serie de aquel día, toda ventosa, también es la “mejor” de todos los tiempos: 8.65 (+3.7), 8.75 (+3.4), 8.80 (+3.0), 8.85 (+3.8), 8.99 (+4.4), 8.84 (+4.0).
Para seguir, Mike Powell tiene cuatro saltos por encima de 8.90 (solo uno legal), y me parece reseñable –ojo al dato– que esos cuatro saltos los hizo en cuatro concursos diferentes, es decir, Mike Powell se fue cuatro noches a la cama habiendo hecho un resultado igual o superior a 8.90, algo que legal o ilegalmente no puede decir nadie.
En el ranking extraoficial solamente hay siete saltos iguales o superiores a 8.90, dos legales y cinco ventosos. Y de esos siete CUATRO han sido hechos por Mike Powell.
Si abrimos el estudio otros 10 centímetros (≥ 8.80), Mike Powell sigue dominando con 7 de 15 saltos (solo uno legal), por delante de Carl Lewis que tiene 4 de esos 15 (dos legales). A los cuatro atletas del cuadro anterior se suma Robert Emmiyan.
Hay que ampliar el estudio otros 10 centímetros (≥ 8.70), donde yo creo que se juegan las Grandes Ligas, para que reluzca el dominio de Carl Lewis sobre Mike Powell: 21 saltos de Lewis (11 legales) contra 11 de Powell (2 legales). Y aparecen en escena seis nombres más: Larry Myricks (2 legales), Erick Walder, Dwight Phillips, Irvin Saladino y Sebastian Bayer (en pista cubierta). Más Fabrice Lapierre con un salto ventoso.
En resumen, Mike Powell es un atleta a reivindicar. Es el poseedor de uno de los récords mundiales más caros y, quizá, más olvidados de las listas, siempre a la sombra de los mitos Beamon y Lewis, a los que él superó aquella gloriosa tarde nipona del 30 de agosto de 1991. Mike Powell, el hombre que siendo ya plusmarquista mundial siguió soñando con el infinito y más allá.