Cualquier aficionado al Atletismo ha escuchado hablar de los 9 años, 9 meses y 9 días que estuvo Edwin Moses sin perder una carrera de 400 metros vallas. Unos números míticos del Atletismo contemporáneo, una cifra pulida y redonda, casi poética, que podría pasar por el título de una canción que evoca nuestra juventud. Quizá alguno se sorprenda al enterarse de que Carl Lewis estuvo 10 años, 6 meses y 3 días sin perder un concurso de salto de longitud. Y es que los triunfos y el palmarés de Carl Lewis se hicieron tan grandes que muchos datos interesantes quedaron diluidos.
Todos los registros de Carl Lewis, en la época que dominó el salto de longitud y la velocidad, son superlativos. Ganó cuatro oros olímpicos en unos mismos Juegos (1984) como Jesse Owens en 1936; ganó cuatro oros consecutivos en salto de longitud (1984, 88, 92 y 96) como Al Oerter en lanzamiento de disco (1956, 60, 64 y 68); y ganó nueve medallas olímpicas de oro como Paavo Nurmi en los años veinte. Sus ocho medallas de oro en Campeonatos del Mundo cuatrienales solo estuvieron al alcance de otros fenómenos como Michael Johnson o Usain Bolt cuando los Mundiales pasaron a ser cada dos años.
El nombre de Usain Bolt aún resuena y sonará durante decenios, pero sigue siendo Carl Lewis el velocista que más años (6) ha sido el nº 1 del mundo en los 100 metros, por delante del relámpago jamaicano y de Maurice Greene con 5. También es el que más veces ha entrado en el Top 10 anual con 16, por delante de Asafa Powell con 15. Si nos vamos al salto de longitud nadie se le acerca, con 10 años siendo el nº 1 y 17 temporadas entrando en el Top 10 mundial. Solo Igor Ter-Ovanesyan, Larry Myricks o Ralph Boston se asoman desde la distancia. Incluso sin sumar los dos años que lideró los 200 metros seguiría siendo el atleta que más números uno acumula, por delante de Michael Johnson que llegó a 15. También es el que más Top 10 tiene sumando pruebas (42) por delante de Haile Gebrselassie (29). Los datos de este párrafo los he sacado de la web de “Track and Field News”, los he dado por correctos sin indagar más allá.
En sus dieciséis temporadas como atleta profesional (1981-1996) batió 17 récords mundiales. En pista cubierta batió el récord mundial de las 60 yardas (6″02) y tres veces el de salto de longitud. Con 19 años de edad mejoró en 10 centímetros (8,48) la plusmarca indoor de Larry Myricks, la llevó a 8,56 en 1982 y a 8,79 el 27 de enero de 1984 en Nueva York. Casi treinta y siete años después nadie ha superado este récord. Al aire libre, igualó o batió la plusmarca mundial de los 100 metros cuatro veces (de 9”93 a 9”86), seis veces la de relevos 4×100 y tres veces la de 4×200. Y si no hubiera existido la “anomalía” que supuso el 8.90 de Bob Beamon en 1968, habría conseguido el récord mundial antes de cumplir los veinte años de edad (8,62 en 1981), a los veintiuno recién cumplidos (8,76 en 1982) y unos días antes de cumplir veintidós (8,79 en 1983). Aunque con el “Ocho Noventa” en las listas, Lewis nunca logró la plusmarca al aire libre.
Si nos vamos a los promedios de las diez mejores marcas, con 22 o 23 años ya poseía los mejores de la historia en las pruebas de 100, 200 y salto de longitud. Y aunque no fueran registros mundiales, sí llegó a tener las mejores marcas a nivel del mar en las tres. En aquellos primeros años 80 no era un debate menor. Se dice pronto, pero es que eran TRES pruebas distintas.
Con estos datos sobre la mesa, yo tengo claro quién es el atleta más prodigioso de todos los tiempos, debate abierto únicamente por gustos y subjetividades.
Tras este alegato, que me apetecía hacer, hoy vuelvo a bucear en los números de Carl Lewis en el salto de longitud.
Carl Lewis siempre se consideró un saltador de longitud que hacía incursiones en las pruebas de velocidad. El prestigio y la fama que suponía ser el mejor en los 100 metros llevaban al joven saltador a simultanear disciplinas. La decisión crucial de poner la vista en la posibilidad de ganar cuatro oros en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84, tomada en 1981 o 1982, marcó durante esos tres años una agenda medida milimétricamente para crecer como atleta y alcanzar esa cima. Como ya quedó detallado en el artículo “Carl Lewis y los 30 pies, Carl Lewis y el Ocho Noventa”, considero que las altas probabilidades que tuvo para batir el legendario récord de Bob Beamon (8.90 metros en los Juegos de México 68) se diluyeron en concursos en los que hacía solamente uno o dos saltos, o competiciones en las que debía saltar y correr el mismo día (15 concursos de 40 entre 1981 y 1984).
Los aficionados, yo me incluyo aquí, tendemos a considerar que los atletas muy rápidos son capaces de saltar mucho. Pero hay que rendirse a una evidencia: salvo error u omisión, de los 145 atletas que han bajado de los 10″ en los 100 metros, solamente Carl Lewis y seis más han logrado saltar más de 8 metros. Y de los 249 que han corrido en 10″05 o menos solo once han pasado de esos 8 metros. Para saltar tan lejos hace falta ser saltador, ser una bala no es suficiente.
En los diez años y medio que nadie logró derrotar a Lewis en su prueba favorita acumuló una racha de 65 victorias consecutivas. Resulta llamativo comprobar que las 37 primeras llegaron en el periodo 1981-1984 y las 28 siguientes en el periodo 1985-1991. Y es que el Lewis saltador fue limando el número de concursos en los que participaba. De 14 concursos en 1981 bajó a 10 en 1982 y los rebajó a 8 en 1983 y 1984; en 1985 fueron solo 6 y siguió oscilando entre 2 y 6 hasta 1996. Lógicamente, también fue reduciendo el número de saltos anuales, aunque no en la misma proporción. En sus primeros años dejó sin hacer muchísimos intentos, pero hizo más de 40/50 saltos en 1981, 82 y 83, para ir completando concursos en su etapa madura, buscando la excelencia con unos promedios de pasmo conseguidos con 25/35 saltos anuales o menos.
Esa excelencia alcanza su paroxismo en 1991, el año de los Mundiales de Tokio, donde acabó su racha a pesar de un concurso como: 8,68, x, 8,83w, 8,91w, 8,87 y 8,84. Ese año solo hizo TRES concursos: uno de exhibición, el campeonato de los Estados Unidos y el Mundial. Tan solo 22 saltos contando calificaciones. Y alcanzó un promedio de 8,652 en los saltos legales (no ventosos) de esos tres concursos. Los dos saltos finales de Tokio convierten a Lewis en el único atleta hasta la fecha con dos saltos legales superiores a 29 pies (8,84 metros). Aunque si nos vamos a nuestro sistema métrico, también es el único con más de un salto legal por encima de 8,75, concretamente SIETE.
En 1993 no compitió en salto de longitud. Me resulta asombroso comprobar que en los quince años que sí lo hizo, incluso con algún año semisabático, hubo una temporada que saltó más de 8,80, cinco temporadas más de 8,70, cuatro más de 8,60 y tres por encima de 8,50. O sea, diez años saltando por encima de 8,60 o más, y trece por encima de 8,50 o más. Ahí queda eso.
Y hablando de promedios de pasmo, calculando la media de sus CINCO mejores saltos válidos anuales, en seis temporadas promedió con ellos más de 8,60 u 8,70 (8,726 en 1991). O si miramos sus DIEZ mejores saltos válidos anuales, seis temporadas promedió más de 8,50 u 8,60 (8,647 en 1987 y 8,603 en 1984). Pero claro, si juntamos todo, hablamos de un saltador cuyos promedios fueron:
– 5 mejores saltos: 8,81 metros
– 10 mejores saltos: 8,77 metros
– 25 mejores saltos: 8,706 metros
– 50 mejores saltos: 8,636 metros
– 75 mejores saltos: 8,589 metros
– 100 mejores saltos: 8,549 metros
Promedios que alcanzó gracias a:
– 135 saltos por encima de 8,30 metros
– 95 saltos por encima de 8,40 metros
– 64 saltos por encima de 8,50 metros
– 31 saltos por encima de 8,60 metros
– 11 saltos por encima de 8,70 metros
– 2 saltos por encima de 8,80 metros
Vuelvo a resaltar que Lewis alcanzó estos promedios fabulosos en tan solo 84 concursos (y 26 calificaciones) hechos en 15 temporadas a lo largo de 16 años. Tengo un dato aún más preciso: en esos 16 años Carl Lewis hizo 345 saltos válidos (y 98 nulos). A esos 345 hay que descontar 74 ventosos, por lo que todo eso lo hizo en tan solo 271 saltos (de los que 20 fueron en calificaciones), combinados en numerosas ocasiones con carreras de 100, 200 o de relevos.
Es decir, Carl Lewis pasó de 8 metros el 82,29% de los saltos válidos y legales de su dilatada trayectoria profesional, contando outdoor, indoor y calificaciones; más de 8,30 metros en uno de cada dos saltos; más de 8,50 en casi uno de cada cuatro; y más de 8,60 un 11,44%.
Me apetece jugar con los números. Si descontamos las calificaciones y la pista cubierta (hizo grandes saltos en las dos categorías) estos son sus promedios tras 167 saltos válidos no ventosos en competición:
– 144 saltos de más de 8 metros (86,23%)
– 97 saltos de más de 8,30 metros (58,08%)
– 52 saltos de más de 8,50 metros (31,14%)
– 29 saltos de más de 8,60 metros (17,37%)
Y puesto a jugar con los números, si no descontamos los 74 saltos ventosos y los mezclamos con los válidos legales obtenemos estos promedios y registros (outdoor, indoor y calificaciones) tras 345 saltos:
– 5 mejores saltos: 8,848 (3 legales, 2 ventosos)
– 10 mejores saltos: 8,809 (7 legales, 3 ventosos)
– 25 mejores saltos: 8,752 (13 legales, 12 ventosos)
– 50 mejores saltos: 8,696 (32 legales, 18 ventosos)
– 75 mejores saltos: 8,646 (54 legales, 21 ventosos)
– 100 mejores saltos: 8,609 (72 legales, 28 ventosos)
Promedios que alcanzó gracias a:
– 179 saltos por encima de 8,30 metros (44 ventosos)
– 131 saltos por encima de 8,40 metros (36 ventosos)
– 89 saltos por encima de 8,50 metros (25 ventosos)
– 49 saltos por encima de 8,60 metros (18 ventosos)
– 21 saltos por encima de 8,70 metros (10 ventosos)
– 4 saltos por encima de 8,80 metros (2 ventosos)
– 1 salto por encima de 8,90 (ventoso)
Es decir, entre 1981 y 1996, contando calificaciones, pista cubierta y aire libre, Carl Lewis hizo 345 saltos válidos (271 legales y 74 ventosos). Y en esos 345 saltos llegó a más de 8 metros en el 83,48% de los intentos; más de 8,30 en el 51,59%; más de 8,50 en el 25,80%; y más de 8,60 el 14,20%.
Creo que este artículo da fe de los “registros superlativos” de Lewis en el salto de longitud, tal y como los he calificado en el segundo párrafo. Si alguien ha llegado hasta aquí sin marearse y desea bucear por su cuenta, comparto este cuadro en el que se pueden encontrar más datos.