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Cecilia Casado

A partir de los 50

¡Quiero mi regalo de San Valentín!

                

          

           Cuando todos se estrujan las meninges para hacer la crítica más mordaz, irónica y chafardera sobre la costumbre de hacer regalitos en el día de San Valentín, yo lo que quiero es precisamente lo contrario, es decir, romper una lanza a favor de tan entrañable y didáctica costumbre. Porque ¿qué hay más sencillo –y barato si se mira bien- que tener contenta a una mujer?.

           Manía de los hombres de decir –y creerse- que no hay quien nos contente y yo digo, afirmo, ex cátedra si hace falta (que años de experiencia me sobran) que todas, pero vamos, TODAS las mujeres esperamos que el día de San Valentín nuestra pareja tenga un “detalle” con nosotras. Seas femenina, feminista, liberada o señora de tu casa.

          Mi padre cumplía con sus obligaciones como un caballero o porque sabía que si no le ofrecía a mi madre una caja de bombones o un perfume los morros estaban garantizados. Bien entendido que ella se dignaba dejarse regalar, que la costumbre era esa, y me transmitió la idea de que las mujeres somos seres susceptibles de todas las lindezas y pleitesías posibles y hay principios que nunca deben tener final. (Gracias mamá).
Así se lo transmití a mi novio –cuando lo tuve- , a mi esposo –cuando lo retuve- y a mi ex marido, -cuando no lo contuve- y se hizo ley la costumbre de que el 14 de Febrero se celebraba, sí o sí.

          Y en esas estoy ahora, dubitativa de a quién pedirle el domingo que me regale rosas rojas o bombones en caja-corazón o un deshabillèe modelo Sharon Stone.

          Había pensado mandarle un e-mail a mi ex, que fijo que colaba, pero lo mismo me denuncia en el juzgado de guardia por intento de estafa, -ya que no le daría nada a cambio-; también está mi último novio pero ¿y si se lo toma como un intento por mi parte de reconocer mis errores y reconciliarme? y eso no, ni loca. Por otra parte los amigos son muy serios y si les echo una indirecta lo mismo llegan a la conclusión de que estoy senil y tampoco estoy en esas por ahora.

          Yo lo único que quiero es seguir sintiéndome querida, deseada, adorada y todo eso… el 14 de febrero.

          El resto del año ya me las apaño yo solita para pintar de rosa –o del color que haga falta- mi autoestima.

          En fin.

LaAlquimista.

Foto: Amanda Arruti (Dedicada a Joxepa)

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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