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Cecilia Casado

A partir de los 50

El único amor fiel

                

 

          Dicen que el amor es eterno mientras dura … y se queda la puerta abierta al deterioro, agonía y muerte del mismo. Sin embargo estoy convencida hasta el tuétano de los huesos de que existen fisuras, excepciones, que confirman la regla. Ingenua o soñadora, ilusa o utópica, a fuerza de escarbar entre razones y sueños, impulsos e ideas, no he podido llegar a ninguna conclusión racionalista con respecto al amor, imposible definirlo, -porque definir es limitar- y mucho menos contenerlo en entorno alguno.

         Buscando garantías que asegurasen de alguna manera la continuidad de ese flujo vital, después de años –muchos- hurgando en la dirección equivocada, de la manera más simple, un amanecer cualquiera de estos últimos tiempos, se hizo la luz. (Luz interior, sin ironías de ningún tipo que el tema es más que vital)

           El amor que con tanto ahínco e incluso a veces frenesí buscaba –y no solamente yo que está el camino lleno de zahoríes que han perdido la vara- ha vivido en mi interior desde el momento mismo en que tuve la inmensa suerte de ser madre. Atrás se han quedado los gozos de la infancia de mis hijas, las ilusiones adolescentes y el mismo camino llevan los afanes de su juventud; se hacen grandes y junto con sus esperanzas crecen también las mías, con sus ojos limpios aún se lavan las sombras de los míos, al lado de su fuerza se recargan mis baterías, desde la ventana vigilo la estela que dejan en su camino y soy feliz.

          Ese amor que tenemos por los hijos no depende de besos ni flores para seguir vivo, procede de un manantial interior que nunca se seca, es el amor más fiel, el que nunca nos ha de mentir o engañar, porque no depende más que de nosotros para existir y el mejor ‘plan de pensiones’ afectivo para la soledad y la vejez.

         No sé cómo lo sentirán los demás, pero el que yo siento es mío y solo mío. Y ni siquiera morirá conmigo.

         En fin.

LaAlquimista

Foto: Gustav Klimt

 

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


febrero 2010
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