Estas pastillas te las dan sin receta médica y tienen pocas contraindicaciones; se pueden tomar hasta 6 al día y el único efecto secundario es la adicción total y absoluta. Hablo de este compuesto de parafarmacia artesanal que tanta ayuda está ofreciendo a las pobres personas-humanas del mundo occidental que padecemos la pandemia de la “agonía que no cesa”, provocada por el irreductible virus bancario-político de última generación.
Ni la filosofía, ni los antidepresivos; ni las novenas al variopinto santoral ni las curas de aguas. Nada es efectivo, nada remite la angustia, la nada en medio de ninguna parte. Pero la imaginación, una vez más, nos liberará del poder. Un pequeño reducto de libertad en el rinconcito virginal del cerebro.
¿Que el amo despide a unos cuantos esclavos…? “Keledén”.
¿Que los sindicatos siguen lamiendo por doquier? “Keledén”.
¿Que suben los impuestos para financiar proyectos absurdos? Keledén”.
¿Que se creen que vamos a perder la dignidad? “Keledén”.
¿Qué el último novio de la lista se ha cansado de regalarnos flores? “Keledén”.
Yo sé bien que es un placebo, que su poder curativo y medicinal está en proporción directa con las ganas, con la fuerza, con el deseo de voltear la realidad hacia nuestro lado; pero los placebos funcionan.
Y si no me creen, es cuestión de probar. Total por el mismo precio… “queledén”.
En fin.
LaAlquimista
*** Y para escuchar la radio…www.thenextgenerations.com con Doña Becki de Sirope.