Quemar lo que duele en la hoguera de San Juan | A partir de los 50 >

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Cecilia Casado

A partir de los 50

Quemar lo que duele en la hoguera de San Juan

  

Es una vieja costumbre cuyo significado ha ido desvirtuándose con el paso del tiempo, pero eso no debe extrañar a nadie, perduran tan pocos significados hoy en día… El caso es que, coincidiendo con el solsticio de verano, unas por brujas y otras por apañaditas, deberíamos las mujeres (y también los hombres si les apetece), aprovechar la noche más corta del año al calorcito del verano recién estrenado y de las hogueras bien surtidas para quemar lo viejo que nos incordia en los bolsillos del alma.

Lo viejo, lo inservible, las rémoras, algunos rencores, cuarto y mitad de recuerdos y la mayor cantidad posible de desencanto. Simbólicamente al menos, que tampoco es cuestión de presentarse a la hoguera de la esquina con un carrito lleno de cartas de amor mohoso y de fotografías amarilleadas por el mal sabor de boca. Basta con la intención, un papel y un bolígrafo. (Lo siento, virtual o digital no cuela, no es eficaz). Decía, papel y lápiz y a escribir la lista de lo que está enganchado por ahí adentro. Un sano ejercicio de introspección antes de la cena; pura terapia psicoanalítica gratuita, un tanto a nuestro favor a cambio de casi nada.

Llevo media tarde escribiendo con letra mala, sin cuidar la puntuación (lo confieso) pero bien grande para que se queme mejor; a saber, el proyecto que se quedó en el camino, la rabia de unos besos que no llegaron, el perdón que nunca nos pidieron y el tiempo que tiramos creyendo que era por nuestro bien. Una lista ni muy corta ni muy larga pero fácil de entender. También tengo algún fetiche que añadir: un pañuelo que no me voy a poner más, unos pendientes que pesan demasiado (en el alma) y un libro que me regaló alguien que no me quería. (y que por supuesto nunca leí).

Lo he metido en mi mochilita multiusos y cuando esté bien oscuro y todo el mundo ande tirando cohetes, lanzando fuegos artificiales y quemándose los bajos del pantalón saltando hogueras, me iré a la playa larga, caminaré hasta que me canse y me acercaré a cualquiera de las hogueras que sé que –como cada año- jalonarán esta noche de fiesta y de brujas. Todo bien envuelto en la bolsa de papel –para que no huela demasiado mal al consumirse- irá a parar al mejor sitio donde se pueden tirar los recuerdos muertos: al fuego.

Lo que pase después lo dejo en manos del destino. Hoy es noche de brujas y no pienso decir que no.

En fin.

LaAlquimista

 

 

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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