Me decía el otro día un querido amigo que tengo que ser más “open minded”; osease, menos estrecha de la azotea, más abierta a nuevas ideas, conceptos o lo que sea. Se refería –obviamente- al tema recurrente, cual hongos de piscina, los mundiales de fútbol. Que gracias a ellos parte del personal se ha enterado de cómo eran los bosquimanos, qué el apartheid y quién Nelson Mandela. Que el discurso de las masas sirve para que el individuo ahonde (con hache intercalada) en su inanidad. Y claro, una ya no está para según qué trotes (mentales).
El idioma zulú no entra dentro de mis prioridades de aprendizaje; ni siquiera un par de palabras me son necesarias para moverme por el mundo. Pues eso creía yo, pero error, craso error. Ahora resulta que todos saben lo que es una ‘vuvuzela’ y un ‘jabulani’ menos yo. Hasta hace diez minutos porque gracias a la “wiki”, que es como el libro gordo de petete para los que no estudiaron casi nada, he sabido el nombre de esas trompetillas de colores que vendían en las barracas de mi niñez para horror y disgusto del personal de más de doce años y que una marca comercial se ha adjudicado el patronímico del balón con el que se juegan los partidos.
No entiendo nada. Resulta que ahora un señor que se toma un zurito en la barra del bar a tu lado dice tan pitxi: “Pues si ‘seríamos’ campeones del mundo mundial ya no pensarían que estamos al sur de Méjico” y saca una vuvuzela y hace “Túuuuuuuuuuuuuut” y todos le aplauden y yo pago mi eurito y hago mutis por el foro y me voy a mi casita a seguir leyendo algo mucho menos conocido porque no está escrito en zulú sino en el trasnochado y denostado castellano de un tal Cervantes.
De acuerdo, abriré todavía más mi mente, pero el miedo que me da a que se me cuelen conceptos para los que he tenido siempre instalado un cedazo bien prieto, eso sólo lo sé yo. A ver si va a resultar que voy –que vamos- a acabar retrocediendo a la esencia del australopitecus. (Y ni siquiera erectus). Que esa es otra.
Por cierto que nuestro DRAE define“zulú”, como “Bárbaro, salvaje, bruto”. Por algo será y si no que reclamen a D. Víctor García de la Concha, a ver qué opina.
En fin.
LaAlquimista
(Y lo del pulpo Paul… surrealista, pero cierto. Con cachelos, qué rico)