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Cecilia Casado

A partir de los 50

¿Seré una buena suegra?

No, no se casa ninguna de mis hijas –que seguro que tienen mucha más lucidez mental que la madre que las parió- pero hoy toca hablar de suegras porque me ha hecho mucha gracia la petición de una “oyente”; además, no todo va a ser devanarnos la sesera con temas enjundiosos.

La experiencia que tengo con tan vilipendiado colectivo me viene dada por un exhaustivo conocimiento empírico de la cosa habida cuenta de que servidora, aquí donde me ven o me intuyen, se ha casado dos veces, ergo he tenido dos suegras INMENSAS para compensar que sus maridos, es decir, los abuelos de mis hijas por línea paterna, fallecieron prematuramente y no pudieron acudir a la boda a bailar con la novia.

Pero yo no debo hablar de mis ex-suegras puesto que una falleció y la otra sigue viviendo y como ambos casos están sujetos a mi respeto a la intimidad y al cariño hacia mis hijas, voy a hablar de las suegras de los demás, que de esas he visto centenar.

 Una “suegra” es una mujer que casa a un hijo y es como si no lo casara, vamos, que le sigue guardando la habitación con los banderines de los equipos de fútbol y los posters de Rocky Balboa por si algún día decide recapacitar y regresar al hogar materno. Una suegra es una mujer que casa a una hija y de repente tiene dos hogares donde meter baza, dos economías que dirigir, dos hombres a los que criticar y tiene muy claro que si algún día su hija recapacita no tendrá que volver al hogar materno porque se quedará con el piso matrimonial.

 Las “suegras” de por aquí no son mejores que las suegras de otras latitudes sino manifiestamente más tocapelotas, más metomentodos y más manipuladoras porque utilizan el matriarcado elevado a la enésima potencia (la suya) para meter cizaña entre la pareja , dar el coñazo y criticar al cónyuge de su vástago del alma a cambio de ocuparse de los nietos un par de horas al día y regalarles pijamas en su cumpleaños si son niños y muñecas si son niñas.

 Hay “suegras” de diferentes categorías según tengan yerno o nuera. Las que consideran que tu marido es un infeliz y que te podías haber casado con alguien mucho mejor y las que consideran que tu mujer es una lagarta que te ha echado el lazo porque eres un infeliz que te podías haber casado con alguien mucho mejor.

 La “madre política” es una variante mucho más aceptable que sólo hace visitas por Navidad y ni siquiera se molesta en ser simpática. Es la “mother in law” anglosajona y la “belle mère” francesa. Todo un lujo no al alcance de cualquiera.

Para compensar con las “suegras” están las abuelas. Aquellas madres de primera generación que quieren a sus hijos por encima de todas las cosas en este mundo y sólo desean su bien, respetando –algunas veces en silencio- sus decisiones y posibles errores en el uso de la libertad, que ayudan con los nietos, cocinan ricas comiditas para regalar metidas en fiambreras de las de antes, comparten los cuatro cuartos que tienen ahorrados para que sus hijos puedan tener un respiro y adoran a los nietos como se adoraba al niño Jesús de Praga en otros tiempos. Éstas nunca traspasan la línea que convierte a una mujer en una bruja…

 Así que he decidido que nunca voy a ser “suegra”; seguiré siendo madre y ampliando la familia con más hijos y muchos nietos hasta el día en que me muera. Por éstas.

 En fin.

 LaAlquimista

 Por si alguien desea contactar:

Laalquimista99@hotmail.com

(*) Fotografía sacada de la Red.

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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