"Carnet de Voyage" ¿Indígenas o hippies oportunistas? Una visión personal de San Cristóbal de las casas. | A partir de los 50 >

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Cecilia Casado

A partir de los 50

“Carnet de Voyage” ¿Indígenas o hippies oportunistas? Una visión personal de San Cristóbal de las casas.

 

 El día 1 de Enero de 1994, la villa de San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, México, ocupó la portada de telediarios y periódicos de todo el mundo, por ser cabecera de lucha del movimiento liderado por el archifamoso Subcomandante Marcos. De aquellos polvos, estos lodos. No puedo decir otra cosa, desconociendo el devenir profundo y exacto de aquellas reivindicaciones para restituir dignidades y derechos a las comunidades indígenas mexicanas.

 

Han pasado dieciocho años y San Cristóbal de las Casas ya no es lo que fue… ni lo que pudo haber llegado a ser. Digamos que hay una especie de “línea” imaginaria que divide la villa. Yo la sitúo, en mi apreciación personal, en la calle Real de Guadalupe o lo que le llaman aquí la zona del “andador”. (Zona peatonal para nosotros). De ahí hacia la derecha hay un mundo que coexiste con el que pulula hacia el lado izquierdo. Quizás sea la misma gente, la misma vida y los mismos sueños, pero he detectado una gran diferencia.

 

 

Siempre insisto en que la mejor manera de conocer un poco a los habitantes de un pueblo es acudir a sus mercados, si es posible donde se compran los alimentos básicos, dejando de lado los mercados de artesanías varias para turistas.

 

 

 

 

Pues en el mercado de hoy, día sábado, he deambulado durante un par de horas entre cientos y miles de personas y puestecitos, sin cruzarme con un sólo turista. Es la vida del pueblo llano, no el pintoresquismo para las fotos digitales que se colocan en los blogs.

 

 

 

 Es la vida donde no quieren que les fotografíes como si fueran monos de feria, donde sus sueños están a flor de piel, a ras de suelo incluso, trabajando en un día a día vendiendo sus fríjoles, el café, los jitomates, chiles, cebollas, mangos, naranjas, pollos muertos y guajalotes vivos.

 

 

 

Soy respetuosa con las indicaciones de quienes tienen derecho sobre su tierra y sus costumbres y tan sólo tomo fotografías previa educada petición de permiso. Éste me ha sido negado en varias ocasiones y concedido en otras pocas, que son las que comparto someramente.

 

 

La vida indígena transcurre paralela de la vida de los otros habitantes de San Cristóbal de las Casas. Aquellos idealistas, jóvenes y no tan jóvenes, acoplados, visionarios de un mundo mejor por la vía fácil de su pequeña guerrilla de luchadores de discurso intelectual y porro en ristre y utopía a bajo precio que, atraídos por la aureola guerrillera del profesor que fumaba en pipa mientras ocultaba su cara, vinieron a estos pagos como otros conquistadores más después de casi cinco siglos y se instalaron en la “margen izquierda” de la ciudad con sus negocios de pizza, carne a la parrilla y ropa indígena para vender a los turistas.

 

  

Una especie de “vida alternativa”, barata y “hippie” que se pasea por las calles desde media mañana, sin necesidad alguna de madrugar, como hacen quienes viven la cotidianeidad sin enarbolar ninguna bandera ni discurso progresista.

 

 

 

Simplemente me he permitido verlos durante varios días. Les he escuchado poco porque no se mezclan con los foráneos que están de paso. Mi apreciación puramente personal es que los de un lado y los de otro, siguen llevando vidas paralelas sin tocarse ni mezclarse. De habla hispana casi todos, sudamericanos y españoles en su mayoría y algunos europeos de más al norte, se sientan por las tardes en los bancos a la vera de sus bares favoritos a fumar y charlar frente a sus copas de vino o de cerveza. Los turistas prefieren estar en este lado de la ciudad por considerarla más cosmopolita, agradable y con más “vidilla”. Pero es absurdo; es como caminar por un barrio de Ámsterdam o el Quartier Latin. Es la misma fauna, con todos los respetos. Los que han tomado posesión de la ciudad y los que vienen a visitarla.

 

 

En los cerros que flanquean la ciudad, hay miles de sancristobalenses que padecieron en sus carnes la ilusión colectiva de unos derechos que un líder enmascarado reclamó para ellos hace unos decenios y que, si no en dignidades y progreso, sí les ha traído un regalo inesperado por parte de los dioses de sus antepasados: el turismo.

 

 Hemos comido junto al mercado, rodeados de habitantes del lugar, el menú de “comida corrida” que comen los que han venido al mercado desde lejos o quieren descansar de cocinar en casa. Un menú por 69 pesos (menos de 5€), con rica sopa azteca y pollo con mole y café de olla con dulces. En un patio con árboles, plantas, luz y pájaros. Lejos del Burger King y las pizzerías. Por la noche, volveremos a huir de las músicas de la plaza y de las calles peatonales donde la “marcha” nocturna de este sábado noche no dejará descansar a los habitantes originales de esta otra ciudad “invadida”.

En fin.

LaAlquimista

Fotos: C.Casado

Por si alguien desea contactar:

 Laalquimista99@hotmail.com

El domingo 11 de Marzo es día de viaje en avión de vuelta a la Ciudad de México, por lo que el lunes 12 no habrá post en el blog. Gracias por la comprensión.

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Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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