Impulsos maravillosos | A partir de los 50 >

Blogs

Cecilia Casado

A partir de los 50

Impulsos maravillosos

A fuerza de intentar atemperar ese racionalismo que traigo de fábrica y el afán de organizar, controlar la logística y una buena dosis de previsión, voy recogiendo poco a poco los frutos de mi trabajo de des-aprendizaje.

 Ayer mismo, primer día en que consigo dormir las siete horas que marcan los mandamientos, después de superar la disritmia circadiana (para los que no gustan de usar el idioma español, “jet-lag”), renazco a la vida descansada, sin atisbo de malhumor alguno y me encuentro con que esta me recibe con “alfombra roja”; es decir, un día despejado de nubes que comienza fresquito para ir, dulcemente, caldeando los corazones e impregnando la piel de la energía que todos necesitamos por estas fechas.

 Sin encomendarme a dios ni al diablo llamo a mi restaurante favorito, ese que está en lo alto del monte, con vistas al mar, donde hay silencio y se puede soñar, y reservo una mesa. No sé con quién iré, ni si iré con alguien, pero está claro que los impulsos priman hoy sobre mi razón que me dice que tengo borraja cocinada y que es martes y que… ¡Nada, ni caso!

 Me lavo y acicalo como si fuera de boda y pongo encima de la cama ropita guapa; me apetece. Salgo a la calle con Elurtxito y le compro un hueso (de plástico) nuevo. De vuelta a casa, decido que hoy no hay “faenas caseras”, ni siquiera abro el blog, pero sí todas las ventanas para que el aroma a mimosas se expanda por los rincones.

 De repente, la gran idea. ¿Y si llamo a alguien para compartir el lujo de comer al aire libre y pasear por la naturaleza? ¿Encontraré disponible alguna amiga que sea capaz de hacer un plan con una hora de adelanto un día laborable? Hago mi primera llamada y la idea es recibida con aplausos, pero… tiene un niño “pachucho”, qué pena. A la segunda llamada que hago, mi proposición deshonesta es aceptada en un pispás. Una esposa y madre reorganiza su vida doméstica para hacer sitio a un impulso maravilloso. A su vez, llama a otra amiga a la que también le falta tiempo para cambiarse el chip y apuntarse al plan.

 Lo hablamos en la sobremesa mientras damos un dulce paseo para reposar los alimentos ingeridos (todo riquísimo).

Nos hemos acostumbrado demasiado a rutinas inamovibles, a corsés estereotipados del tipo: “yo salgo con las amigas los viernes por la noche”. O “entre semana se come en familia y punto pelota”. O, “prefiero ir a un restaurante un día de fiesta” –cuando está lleno, agobiante, ruidoso y con posibilidad de comer mucho peor.

 Nos hemos ido quedando con el piñón fijo de esto se hace los lunes y esto se hace los sábados. Y casi siempre somos nosotras, las mujeres, las que nos encorsetamos sin que nadie nos obligue a ello, porque… ¿Cuántas veces no nos habrá dicho un hijo eso de “me voy a comer a casa de fulanito”? O la pareja, “oye, que me ha salido una comida, nos vemos a la noche”. Y nosotras, ahí, al pie del cañón, con la mesa puesta y la comida preparada, con una cara de…

 Que lo de ayer fue un impulso maravilloso y quería compartirlo por si a alguien le sirve de algo.

 LaAlquimista

 Por si alguien desea contactar:

laalquimista99@hotmail.com

 Foto: Amanda Arruti

 (Dedicado a “N” y “A”, mis dos amigas impulsivas)

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


marzo 2012
MTWTFSS
   1234
567891011
12131415161718
19202122232425
262728293031