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Cecilia Casado

A partir de los 50

Hay un fuego que no quema

 

Todavía queda alguna noche fría por dormir, una noche en que los viejos troncos del invierno esperan para abrazarse en la pequeña hoguera nocturna y entre chisporroteo y suspiro consumirse poco a poco sin pronunciar ninguna queja. Los secos trozos de madera arden morosa e inevitablemente; como viejos recuerdos agazapados, escapando de la corriente del aire; quisieran hurtarse a la llama purificadora, quemar con ellos secos papeles que un día estuvieron bautizados de lágrimas, convertir en pavesas las caricias escritas y los besos anhelados. Media vida quemándose y otra media por quemar. Es ése un fuego con el que no se puede jugar; apenas quedan cartas…

Contemplando la pequeña fogata casera el corazón se asienta en el calor circundante, el cuerpo todo se relaja y la piel se abre, quizás también recuerde. Fascina la visión del baile atolondrado de las llamas, recurrente y altivo, parece a ratos tropezar con una nostalgia difícil. Al rato, se tumba a dormir respirando pausadamente sus chispas de colores, adormece los sentidos y abre la puerta al ensueño.

Recordar sin querer recordar, sentir los ojos amantes sobre la piel, el olor del deseo azuzando la respiración, un salto hacia el precipicio del tiempo y caer sin caer, y sentir sin querer, y meter las manos en el fuego para atrapar un instante más antes de que se consuma, y arder por dentro hasta el último rincón del cuerpo… quemándose sin quemarse y viviendo sin vivir.

A veces sueño que sueño y cuando despierto no sé si despierto dentro del sueño o estoy ya fuera de él. Son unos segundos en el umbral de donde todo puede ser y nada quiere ocurrir. He viajado en el tiempo, lo sé. Pero no puedo contarlo porque dicen los que no saben de amores que es imposible. Entonces contaré que el tiempo ha viajado conmigo, de atrás hacia delante, contra toda lógica y razón; que me ha traído las brasas del fuego en que ardí un día, el calendario no ha amarilleado todas sus hojas aún, queda tiempo, queda leña, queda ardor.

Hay un fuego que no quema y está dentro de mi corazón. Nunca es tarde para amar.

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

laalquimista99@hotmail.com

Foto: Amanda Arruti

 

 

 

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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