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Cecilia Casado

A partir de los 50

¿Qué demonios es eso de “feminazi”?

 Tengo un amigo que las ha pasado canutas en su separación matrimonial. Con dos hijos de por medio, parece ser que ha tenido que batallar como un condenado en todos los frentes para conseguir hacer valer sus derechos como padre separado. Él siempre habla de las “feminazis”, aludiendo a una “ideología imperante” y yo me revuelvo ante el vocablo puesto que me parece asquerosamente peyorativo si es que intenta incluir en su contexto también a la mujer normal y corriente.

Así que me pongo a investigar un poco y encuentro que el vocablo es la mezcla de “feminista” y “nazi”, obviamente. Es decir, una forma de etiquetar a aquella mujer que tiene un comportamiento extremo y radical tanto en sus tesis feministas como en sus tesis nazis.

Aquí ya encuentro la tontería patente: el nazismo persiguió y condenó el feminismo alemán de una forma atroz, encarcelando a sus mayores defensoras. (Ver la historia, leer la historia). Hitler decretó que el aborto era un “crimen contra el estado” chocando frontalmente con las tesis feministas. La verdad es que no quiero extenderme más dando referencias que cualquiera puede encontrar en Internet (tan sólo hace falta saber inglés o alemán puesto que el tema no está abundantemente traducido a nuestro idioma).

El caso es que es muy fácil inventarse nuevas palabras y lanzarlas a los cuatro vientos como si fueran confetis. El “inventor” de la palabreja fue un locutor de radio llamado Rush Limbaugh quien, en 1990 lo utilizó para definir a las “feministas militantes extremas”.

Es una palabra detonante; detonante porque nos explota en la cara a las mujeres que no somos ni feministas ni nazis (faltaría más) y que está siendo utilizada en abundancia –por colectivos masculinos mayormente- para etiquetar a aquellas mujeres que, en contenciosos de separación o divorcio con hijos de por medio, utilizan argumentos extremos, denuncias falsas, maltrato psicológico e incluso físico contra el hombre con el fin de obtener mejores condiciones económicas o quedarse con la custodia de los hijos en detrimento del padre, dando carta de naturaleza a toda una “ideología feminazi” alrededor de este comportamiento.

 

Es un término despectivo, criminalizante incluso, que me chirría cada vez que lo escucho o lo leo por ahí. También dicen –quienes lo utilizan- que esas “feminazis” son las responsables de miles de suicidios de hombre –esposos o padres- desesperados por haber sido arrojados a la calle o privados de sus hijos en un contencioso de divorcio o separación. Me envían información de que son MILES los hombres que han puesto fin a su vida: …” denuncias falsas, el síndrome de alienación parental, la exclusión social y el despilfarro de dinero publico magnificando unos datos orwellianos cada vez que hay una victima femenina. Datos del pensamiento único y lo políticamente correcto, pero mas falsos que Judas. Estamos en un mundo de ideología FEMINAZI donde 8.000 suicidios de hombres en exclusión social por procesos de divorcio no valen lo mismo que 43 victimas de violencia de género.”

¿Es esto cierto? ¿Se nos están ocultando las cifras de los hombres que se suicidan inducidos –de alguna manera- por estas “feminazis”?

¿Es la sociedad actual “feminazi”, favorecedora de la mujer en detrimento del hombre en situaciones de injusticia legal? ¿Puede la injusticia ser legal si la Ley es injusta?

 

La eterna pelea entre el hombre y la mujer –enfrentados a la debacle matrimonial- y donde jueces, leyes y costumbres hacen que haya víctimas y verdugos con posiciones muy difíciles de esclarecer y definir.

En este tema –como en tantos otros- cada uno contará la feria según le va en ella y este amigo mío –a quien valoro y respeto y ofrezco mi cariño- le ha tocado sufrir de una manera injusta y kafkiana. También a mí, en mis procesos de divorcio (año 1984 y año 1995) se me aplicó la Ley que estaba vigente en su día, lo que supuso menoscabo de mis derechos e intereses con respecto a la parte contraria –el hombre- que se llevó la parte del león porque así lo permitía la “interpretación” de la legislación en su momento. Las “triquiñuelas legales” siempre han estado ahí, de hecho, el conocimiento exhaustivo de la jurisprudencia –e incluso sentar una nueva- es lo que hace a los abogados que, en un momento dado, puedan llegar a ser “pequeños dioses” para decidir sobre el destino humano.

Los tiempos cambian, el ser humano evoluciona al ritmo de sus  Leyes – o quizás sean más correcto decir que son las Leyes las que evolucionan al compás del ser humano- y en cualquier caso nunca estaremos todos conformes porque siempre habrá damnificados y víctimas. Eso por no hablar de los hijos que quedan en la mitad del campo de batalla.

Lo que importa para mí son dos cosas:

1º Que no se oculte la realidad de las cifras de “violencia feminista” y

2º expresar mi más profundo rechazo y firme protesta al uso y aceptación de la palabra “feminazi”. Me parece deleznable y terriblemente injusta porque se está convirtiendo en un insulto “socialmente aceptado”.

Porque ya puestos, lo mismo a alguien con mala intención se le ocurre inventar una palabra “portmanteau” con los vocablos “masculino” y “fascista” y acabamos de liarla.

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

laalquimista99@hotmail.com

 

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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