En mi vida no hay rebajas | A partir de los 50 >

Blogs

Cecilia Casado

A partir de los 50

En mi vida no hay rebajas

 

Las cosas buenas tienen su valor y eso no hay quien lo discuta. A nadie se le ocurriría esperar al siete de Enero para comprarse un Mercedes –por poner un ejemplo- pensando que quien los vende va a rebajar su precio en un “hasta el 70%”. Tampoco he sabido nunca que rebajaran los abrigos de visón –por más que es un artículo que me da repelús- ni las esmeraldas tan verdes, tan útiles para hacer poesía.

 Se rebaja el precio de aquello que se quiere vender a toda costa, lo que ya no servirá para nada dentro de un tiempo, lo urgente por colocar en manos de alguien que sea menos exigente y al que no le importe adquirir algo cuya obsolescencia está programada de antemano, como ocurre con la mayoría de los artículos de consumo y mucho más indecentemente con los trapos de moda.  Además, siempre me ha parecido una tontería –y lo demuestro con números- comprarse el 7 de Enero unos zapatos al 50% de su precio para utilizarlos hasta el 7 de Abril. Si se hubieran comprado el 7 de Septiembre a su precio se habrían utilizado el doble. Total: patatas.

Pero a lo que vamos, que me distraigo con tonterías. También las personas solemos ponernos de “rebajas” en algún momento de nuestra vida, sobre todo cuando la autoestima se ha mareado y está allá abajo o cuando pesa el calendario en la biografía y nos creemos que ya “valemos menos”, sobre todo las mujeres que para esto de auto-despreciarnos somos únicas y bien tontas muchas veces.

El otro día vi en la portada de una revista del colorín la foto de una señora que tiene exactamente diez años más que yo; bueno, pues parecía diez años menos…que yo también. Su cotización como “belleza oficial del reino” sigue teniendo un buen caché y ella lo aprovecha. No sólo no se rebaja sino que se revaloriza. ¡Bien! Veamos cómo se llega al mismo top del ranking ese sin utilizar el photoshop ni el bisturí.

 

Este año que acabamos de estrenar cumpliré –y toco madera- sesenta años de puro lujo. Con buena salud, -sobre todo porque he hecho limpieza de personas tóxicas en mi vida-, el corazón como un roble autóctono, la mente despierta y disciplinada y el espíritu inquieto y aventurero que no me abandona tampoco en esta andadura. Sigo caminando bien derecha, recordando el mejor consejo que me dio mi madre en la adolescencia, puedo correr para llegar antes adonde está el abrazo, absorbo la vida por todos mis poros y disfruto de cada día que me es dado disfrutar. Así que no veo porqué debería cambiar mi “etiqueta” y borrar algunas de mis cualidades, poniendo de una manera sibilina el listón más bajo para… ¿Para qué?

 Hoy por hoy no tengo intención de hacer ninguna rebaja, ni en Enero ni en verano. Voy a seguir siendo la misma mujer convencida de que merezco lo mejor aunque multiplique por doce los lustros vividos. Mis arrugas son sonrisas que se han quedado a dormir en mi piel como recuerdo del amor compartido, mis manos ágiles para teclear pensamientos están marcadas por el paso de mil caricias –qué digo mil, un millón- que regalé a quienes quisieron ser amados por mí, mi boca tiene todavía muchas ganas de morder otra boca o de degustar una delicatessen gastronómica de esas con las que tanto me gusta deleitarme de vez en cuando.

 No valgo lo mismo que hace veinte años, no, valgo muchísimo más porque mi corazón ha aprendido dónde tiene que posar sus latidos y mi voz sabe quien la escuchará cantar antes de quedarse dormido. La naturaleza ha ido depositando sobre mi cuerpo capas de bruma, velos de niebla, agua de lluvia para lavar el dolor y mitigar la nostalgia. Hay flores doradas en mi cabello que huele como un prado fresco de primavera, mis ojos siguen jugando con la luz de una mirada que busque el requiebro y se tornan más grandes cuando lloran emocionados porque alguien los ha mirado con amor.

 Ahora sé todo lo que quise aprender cuando creía que no podría llegar a saberlo. Sé amar y dejarme amar aunque me dijeran que era una utopía. Sé escuchar lo que no se dice con palabras y ver lo que está oculto a quien tan sólo mira con los ojos. Puedo llegar al otro extremo del corazón de una persona como si estuviera en esta parte de mi mundo y, lo más difícil de todo, he olvidado, he desaprendido todo lo que me sobraba, he dejado en un recodo cualquiera del camino parte del equipaje que me plantaron encima sin pedirme permiso asegurando que me sería indispensable para ser feliz. Ahora  ya he sabido que era otra mentira.

 Ahora me cuento mis propias verdades y dejo los cuentos para quienes no saben mirar hacia adentro. Veo lo que soy y siento que lo que veo me satisface.

 Así que…!de rebajas me voy a poner yo!  Si ni siquiera estoy en venta…

 En fin.

 LaAlquimista

 Por si alguien desea contactar:

Laalquimista99@hotmail.com

 

 

 

 

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


enero 2013
MTWTFSS
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031