>

Blogs

Cecilia Casado

A partir de los 50

Al alba en el parque. Una reflexión oscura.

 

Ya que soy de poco dormir y buen despertar, con la excusa de pasear a mi perrillo, algunos días me descuelgo con las ganas de hacer a horas intempestivas el paseo que los habituales hacen en horario laboral. No me da miedo ni reparo pisar las calles en la amanecida, tengo muy claro que cuando no hay nadie, es más que seguro que no ocurra nada malo. Así que me agarro a la teoría de lo altamente improbable y sigo buscando el eco de mis pasos sin preocuparme ni poco ni mucho de si alguien viene por mi mismo camino y sus zapatos o botas resuenan en la noche con retumbo de mala intención, que es lo mismo que podría suponer quien conmigo se cruzara, que no por ser mujer madura con perrillo blanco tengo por qué estar exenta de mala intención o ser carente de alguna locura extraña que me lleve a calzarme los pasos a horas tan poco usuales.

Pero el otro día, atravesando el parque que más a mano me cae, vi a una persona sentada tranquilamente en un banco. No era un “sin techo” por la forma y sus maneras, sino un hombre que más bien parecía estar esperando tranquilamente a que su esposa saliera de misa –si es que a esas horas hubiera misa en la cercana iglesia. Como no estábamos más que él y yo en media legua a la redonda, al pasar por delante de su sombra, le lancé un “buenos días” que se me escapó casi sin pensarlo. Le saludé como se saluda la gente que se cruza en un camino apartado o subiendo o bajando un monte o en los aledaños de un pueblo mientras se pasea a la vera del río, caso de tener el pueblo río o si no por el borde de la carretera. Unos van y otros vuelven y al cruzarse se dicen adiós, aunque uno sea forastero y el otro vecino del pueblo, que no se diga que sólo tienen educación los de la ciudad.

Pero este hombre no respondió a mi saludo y me quedé prendida de su silencio, mirándole, no con reto o ganas de afrentarle, ni eran horas ni yo capaz, sino con la sorpresa de su silencio que hacía más ruido que el parco saludo que yo le había dirigido. Él me miró también, sin demostrar con gesto alguno que hubiera faltado a la mínima cortesía exigida a una hora que no tenía sentido en sí misma excepto para dormir a cobijo sin preocuparse de la marcha del mundo y menos hacerlo desde un banco cualquiera de una esquina de la ciudad.

 Como la bola de cristal para conocer el futuro o los pensamientos ajenos se me rompió hace mucho tiempo no me quedó más remedio que utilizar la lógica de la imaginación, si es que alguna vez le fue dado tenerla –a la imaginación que no a mí- y pensé que en su escala de valores sociales un saludo a hora intempestiva podría ser traducido como una intromisión en su intimidad más recóndita y que el pudor le habría impedido responder al mismo. O que estaría en sus cosas metido, en lo más profundo y dormido y no se habría dado cuenta de mi intento de socializar el momento inopinadamente.

Todas estas cosas y alguna más pensé mientras le daba la espalda al viento y volvía a mi casa, ya con el perrito en brazos, cansado él también del frío del amanecer y anhelando el conocido sosiego de la madera, y no la piedra, bajo sus pies.

Me quedó la sensación extraña de cuando se hace algo impulsivamente, sin pasarlo por el filtro de la razón o la necesidad y se convierte en un acto inane en sí mismo, huero y pobre. Como tantos que conforman la cotidianeidad de manera automática y en los que no reparamos porque no tenemos tiempo ni intención. Lo que es evidente –al menos para mí- es que si hubieran sido las doce del mediodía, yo no le habría saludado; lo hice porque estábamos solos, envueltos en un alba que nos excluía del resto del mundo. Eso es lo que yo sentí y lo que él no me quiso contar…

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

Laalquimista99@hotmail.com

 

 

 

 

 

 

 

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


enero 2013
MTWTFSS
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031