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Cecilia Casado

A partir de los 50

¿Para qué leer un mal libro?

Nadie quiere reconocer que no le gusta leer; para evitarlo, la excusa manida hasta la extenuación es el “no tengo tiempo”. ¿Pero por qué avergonzarse de una decisión tomada en libertad? Es una opción libre el no leer, como es lo es la mía de no visionar jamás la televisión –y no sé porqué a mi me llaman “rarita” y a los no-lectores nadie se mete con ellos… Pero a lo que iba.

Pues supongamos que nos gusta leer; supongamos que hay tiempo para hacerlo y además buenos libros a nuestro alcance de forma gratuita: miel sobre hojuelas. Entonces… ¿para qué leer un mal libro pudiendo leer buena literatura? El tiempo invertido va a ser el mismo en leer un libelo, opúsculo o bazofia escrita –por mucho que sea lo más vendido en las listas al uso- que en leer un clásico o, sin ir “tan lejos”, a un buen escritor. Entonces… ¿qué mueve al lector a “desperdiciar” de esa manera su tiempo y su energía intelectual con un mal libro?

Habría que diferenciar aquí cuáles son los motivos por los que el lector se sumerge en una historia que no es suya, no será lo mismo hacerlo por necesidad del conocimiento que por puro divertimento o bien dedicar energía intelectual a descifrar el “Ulises” de James Joyce, libro junto “À la recherche du temps perdu” de Marcel Proust etiquetados como “ladrillos” difíciles de roer, no será igual que “tragarse” la trilogía de Millenium o cualquier otro opúsculo encumbrado a la lista de libros más vendidos (y peor escritos).

Fernando Savater encuentra las palabras exactas cuando dice que “el afán de leer es una pasión, una forma de vida. Se entra en la lectura como se entra en el sacerdocio: para siempre.” Pero a leer se aprende leyendo, al igual que cualquier otra disciplina y cuanto más afinemos el gusto y mejor eduquemos nuestra capacidad de elección/selección mayor y mejor cosecha intelectual recogeremos.

Acepto y aceptaré siempre el discurso de quien quiera contar que cada cual elige qué leer y que para gustos están los colores, así que quiero que también se acepten mis palabras para explicar cómo “el gusto por la lectura” es algo que hay que aprender, al igual que el gusto por la buena comida o la elegancia en el vestir. ¿Quién nace sabiendo? ¿Por qué pues nos estancamos en un punto en el que ya creemos que lo sabemos todo y no aceptamos más “lecciones”?

En alguna ocasión algún amigo o lector me ha transmitido la inquietud por no saber cómo elegir bien, esa angustia de ir a una biblioteca o librería y abrumarse ante los miles de libros expuestos… ¿por dónde empiezo? ¿qué libro me gustará? ¿Y si me equivoco?.

 

Quienes empezamos a leer libros en cuanto pudimos sostenerlos en las manos tenemos cierta ventaja sobre quienes, ya de adultos, desean libremente sumergirse en las aguas cálidas y acogedoras de la literatura. Poco a poco, con cierto recelo y tocando fondo todo el rato, hay que sondear el terreno antes de lanzarse de cabeza a la lectura.  Porque hay DEMASIADOS LIBROS MALOS y ¿cómo hacer para diferenciarlos de la buena LITERATURA? No vale mirar en Internet, no vale indagar en las cien mejores obras de la literatura universal porque cada maestrillo tiene su librillo y si me preguntas a mí no será igual que si le preguntas al de al lado que tiene sus propios gustos e intereses.

Ahí está el quid de la cuestión, ahondar en lo que a uno le INTERESA. Hay quien se decantará por las biografías por pura curiosidad, o quien se solaza leyendo novela histórica por conocer más de su tierra, de su país. También están los que quieren profundizar en la mente humana y bucean entre las algas de la psicología o de los libros de autoayuda o los que disfrutan desentrañando enredos de novela negra. Sin olvidar al lector de fantasía, de sueños imposibles, de novela lisa y llana. ¿Y la poesía? ¿Y la filosofía y la Historia? 

Hay para todos los gustos, lo único importante es conocer el propio gusto y… disfrutarlo.

Pero en esas aguas también hay tiburones disfrazados de peces de colores. Son los llamados “libros más vendidos” que en realidad son los “libros más publicitados” y que no siempre guardan en su interior un tesoro sino restos de basura pseudo-intelectual vomitada por autores que nade tienen que aportar, más que el revuelo interno de las miserias del ser humano. ¿Qué mueve al mundo sino el poder, el dinero y el sexo? Una combinación tan adormecedora de los auténticos valores humanistas como lo es cualquier aperitivo subido de azúcar y alcohol que enturbia el buen discernimiento.

Hay muchos motivos para NO leer un mal libro, pero sólo los conocemos cuando lo hemos leído. Pasa igual que con las personas…

Después tan sólo hay que evitarlos rotundamente.

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

Laalquimista99@hotmail.com

 

 

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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