Paseos con mi perro. "Él es más listo que yo..." | A partir de los 50 >

Blogs

Cecilia Casado

A partir de los 50

Paseos con mi perro. “Él es más listo que yo…”

 

 

A mi perro no le gusta el agua; quiero decir que no le gusta mojarse, que cuando llueve camina por la calle apretujado contra la pared y si le estiro de la correa clava las patas en el suelo resistiéndose…con sus casi cinco kilos de fuerza. Así que procuro respetarlo y cuando cae agua con ganas lo dejo en casa y me voy a patear la ciudad yo solita.

Pero hay días en los que el tiempo está un poco imprevisible y tengo que tomar la decisión por él: a la calle y punto. Eso me pasó el otro día de buena mañana que me apetecía muchísimo recorrer el borde del mar desde la playa de la Zurriola hasta la de Ondarreta, pasando por el Paseo Nuevo, un recorrido precioso, perfecto, único en su género. Elur no aguanta esa kilometrada así que lo llevo en brazos de a ratitos, cuando veo que la lengua le cuelga casi hasta el suelo.

Al enfilar el Paseo Nuevo las olas estaban en un apogeo digno de las mejores mareas vivas de la época, pero yo decidí que “no me mojaría” aunque fuera caminando por el paseo elevado, el que bordea el pretil, por donde las olas, intermitentemente, saltaban y hacían correr como conejos a los viandantes.

Pero el perro tiraba de la correa hacia la carretera –donde no llegaba el oleaje- y cuando yo quise obligarle a seguir por donde yo había decidido, clavó las patas en el suelo y lo empecé a llevar arrastras. Como era ridículo –y me dí cuenta al instante-, bajé a regañadientes a la carretera. Me dio rabia, porque lo que yo quería era ir contemplando el mar y su bravura, no pisar asfalto esquivando coches, pero en fin.

Al cabo de treinta segundos, una ola “king size” barrió el paseo y empapó de arriba abajo a cuantos por allí caminaban. Me quedé mirando a mi perro y él me sostuvo la mirada. Parecía decir: “¡Es que no te enteras…, parece mentira que seas donostiarra y no sepas que tienes todos los boletos para ducharte gratis!”

Luego me di cuenta de la cantidad de veces que cometo errores de ese tipo, que corro pequeños riesgos estúpidos, únicamente porque se me ocurre pensar que “a mí no me va a tocar”.

Cuando me pego la carrerilla para cruzar la avenida cuando el semáforo ya se ha puesto en rojo…¿Qué pasa si me tropiezo y me caigo o si al coche que viene a toda velocidad no le da tiempo a frenar?

Cuando contesto al teléfono mientras tengo algo en el fuego, pensando que ya me acordaré y se me quema la comida y agradecida de no haber quemado toda la cocina por mi imprudencia…

Y ya no voy a contar ese “riesgo” especialmente gustoso de estar con una persona que intuyo me la va a jugar y aun y todo hago mi apuesta con todos los chivatos de alarma encendidos…

¿Cuándo voy a dejar de cometer pequeñas imprudencias que hasta mi perro detecta mejor que yo…?

No es que yo sea irreflexiva, impetuosa y descerebrada; lo que ocurre es que es algo así como pensar…”bah, no pasa nada, yo controlo”… y cuando me equivoco…¡todavía les echo la culpa a los demás…o a las olas que saltan muy altas!

A ver si me fijo más en mi perro, que tiene un instinto infalible y no se deja acariciar por cualquiera.

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

 Foto: Elur paseando a Cecilia

 

 

 

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


noviembre 2013
MTWTFSS
    123
45678910
11121314151617
18192021222324
252627282930