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Cecilia Casado

A partir de los 50

Un programa informático que borre la memoria humana

 

Los científicos e investigadores siempre andan haciendo estudios para Universidades famosas diciendo que si esto y que si lo otro –ahora el pollo da cáncer, ahora hay que beber más vino-; cosas así. También leo que han localizado las coordenadas exactas de la memoria –según se entra al cerebro, al fondo a mano derecha- y que dentro de nada se podrá incidir sobre ella, la memoria, y paliar –por ejemplo- desde los despistes habituales de los olvidadizos hasta la gravedad terrible del mal de Alzheimer.

Y de todo esto me acordaba yo ahora después de haber visionado (por segunda vez en poco tiempo) la nada desdeñable película de Michel Gondry “Eternal Sunshine of the Spotless mind”, absurdamente titulada en español “Olvídate de mí”.

El caso es que, una empresa ofrece los servicios de borrar de la memoria a alguna persona determinada, junto con los recuerdos adyacentes. Es decir, “olvidarse completamente” de que has conocido –y amado u odiado- a alguien. De esa forma la mente descansa de un sufrimiento perenne, bien por el recuerdo del amor que se fue o por el recuerdo del daño que nos hicieron.

La idea tiene su aquél –o a mí me lo parece- porque, llegado el caso,

se podrían eliminar de un plumazo esos traumas horrorosos que persiguen a la gente desde su más tierna infancia o sucesos terribles del momento presente –agresión, violencia-; o borrar para siempre el recuerdo del jefe que te estuvo machacando durante toda la vida laboral o incluso de aquel “amor de tu vida” que se fue con otra persona y nos partió la biografía en dos.

Claro está que si, un suponer, borramos la existencia de una persona y la influencia que tuvo en nuestra vida, lo mismo nos la encontramos en la cola del súper y no la reconocemos aunque hayamos despertado a su lado durante los últimos años. Se borra lo malo y lo bueno, todo.

Lo que les pasa a los protagonistas de la película Kate Winslet y Jim Carrey –no asustarse, también hace películas buenas- es que al borrar la memoria en común borran un tiempo de sus vidas que les ha servido para ser quienes son en ese momento. Ella, por ejemplo, lo arroja de su memoria “porque es un tipo aburrido” y él, en venganza, la borra a ella también “porque es una mujer ridícula”, razones más que contundentes para ir al juzgado y pedir el divorcio en cualquier país –o casi.

A mí también me gustaría olvidarme por completo de algunas cosas que me hicieron algunas personas, y como esa cirugía no la paga todavía la Seguridad Social tengo que recurrir al método tradicional en estos casos: el borrado artesanal y sin anestesia de todo aquello que me ha descompuesto la vida.

Ayuda mucho tener una voluntad firme de hacer las cosas. Y luego hacer limpieza en la casa –como dicen en la película. Meter en una caja (o en dos) regalos, recuerdos –fotos, libros, programas de teatro- el osito de peluche lleno de besos, el plano del metro de Atenas, los pendientes en forma de cereza o la corbata con colibríes. No hay que volver a usar el perfume ni el after-shave que le gustaba a la otra persona; hay que evitar volver a cenar en la mesa del rincón del italiano o escuchar a Richard Clayderman con un bayleis en la mano. Comprar sábanas nuevas –si se compra un colchón nuevo, mejor que mejor-, pasarse del mojito emotivo al cubalibre indiferente, no alquilar las pelis en el video-club de siempre, ni hacer tortilla de patatas con muchísima cebolla.

En fin, detalles todos ellos que nos recuerdan a quien una vez nos amó o a quien alguna vez amamos y ahora reside ese amor en un páramo inhóspito llamado soledad.

Creo que me he desviado del tema. La película, recomendable.

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

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Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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