A todos los que me habéis hecho daño alguna vez... | A partir de los 50 >

Blogs

Cecilia Casado

A partir de los 50

A todos los que me habéis hecho daño alguna vez…

 

Me gustaría poder decirles a todas aquellas personas que alguna vez estrujaron mi corazón sin misericordia que ya (casi) no me acuerdo de sus nombres y apellidos, que el olvido por fin brotó junto con la simiente del perdón y regado por el paso del tiempo, de los años que me hacen perder racimos de neuronas sin poderlo remediar.

Es cierto, me sorprendo a mí misma en muchas ocasiones rebuscando en una memoria desolada, un nombre, un rostro… y no puedo. Y junto a los datos administrativos también se perdió en algún recoveco la ofensa -¿hubo ofensa?-, el daño, la agresión, la bofetada, aquello que me produjo un dolor IN MEN SO en su día y que hoy…hoy tan sólo sirve para escribir este post.

Si me hicisteis daño igual fue porque considerasteis que me lo merecía, que me lo había ganado a pulso, no sé, algo así como un quid pro quo o una venganza sin más. Puede ser. En no pocas ocasiones en mi vida me he visto obligada a tomar decisiones que no fueron del agrado de otras personas, sobre todo cuando excluí definitivamente a alguien de mi vida y me aparté de su lado. Eso no se perdona así como así, lo sé. Y la gente se revuelve y odia y necesita una satisfacción: la que sea.

Quizás por eso, cuando dije basta o cuando me rebelé contra algo, no fue bien acogida mi decisión y se me puso en la lista negra directamente o en esa otra lista, mucho peor, en la que ningún delito prescribe ya que es alimentado día a día por el rencor. ¡Qué le vamos a hacer! No es problema mío ese rencor sino de la persona que lo padece.

De todas las personas que me hicieron daño alguna vez tengo que destacar a las que se arrepintieron de ello y me pidieron perdón. Ahí tuve el mejor ejemplo a seguir, la posibilidad de evolucionar como ser humano y otorgar el perdón que no es más que el alivio íntimo de desear también que nos sea perdonado a nosotros el mal que hicimos a otros.

Parece complicado, pero es muy simple. Tenemos que perdonar para ser perdonados; hemos de pedir perdón para poder perdonarnos a nosotros mismos aunque no nos quieran perdonar. ¿Por qué no hay más palabras para expresar este concepto? Y sobre todo y por encima de todo, ya que es lo más difícil, debemos perdonar a quien se empeña en seguir culpándonos…de lo que sea.

De cuantas faltas he cometido y de las que se me han pedido cuentas, he pedido perdón. No sé si con la suficiente humildad, porque veo que hay personas frente a las cuales no he conseguido ni la más mínima generosidad. Personas –con nombre y apellidos- que me siguen “odiando” desde hace treinta años (o quizás más) porque una vez hice algo que juzgaron como inapropiado, molesto o simplemente inaceptable. De nada ha servido que mi posición frente a ellas fuera la más proclive a arreglar la relación, pidiendo perdón mil veces y pagando –hoy todavía- la pena o penitencia impuesta por quien me arrojó de su vida.

El círculo se cierra de esta manera justa y perfecta, pero yo ya no estoy dentro. El Universo es sabio y me permite estar en el lugar adecuado cuando mi actitud es la adecuada.

En fin.

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

 

LaAlquimista

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


enero 2014
MTWTFSS
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728293031