Tengo la suerte de tener un buen ramillete de amigas y amigos a los que cuido como si fueran las plantas y flores de mi jardín. No los dejo a la intemperie jamás y limpio con cariño las malas hierbas; cuando me despisto y alguna se me seca un poco intento remediarlo con una dosis extra de agua con vitaminas y cariño.

Estas amistades son de las de mirarnos a los ojos, salir a tomar algo, compartir confidencias y comidas y hasta copas; alguna francachela también, qué duda cabe. Pero claro, algunas no están cerca en lo geográfico y la comunicación pasa entonces por el teléfono, el correo electrónico y –en algunos casos- el Facebook dichoso.

En esta categoría entra un amigo de hace muchos años que vive a más de quinientos kilómetros y con quien me encuentro únicamente cuando me acerco a su órbita geográfica. A veces charlamos por teléfono y otras nos escribimos extensos correos, pero puede ser habitual que haya paréntesis de un par de meses en nuestra mutua comunicación.

Así las cosas, esta mañana, como le he visto ON en Facebook, he abierto un mensaje de salutación y me he interesado por su devenir vital. Me ha contestado que su padre había fallecido hacía dos semanas y añade: “¿Acaso no lees mi muro de Facebook?”

  Ay, Señor, qué disgusto…. ¡Pues claro que no leo tu muro! ¡Si lo hubiera leído me habría enterado del triste suceso!

Me he sentido muy mal durante la primera media hora porque la gestión de mis emociones se me escapaba completamente…

Luego, ya con calma, he hecho varias lecturas (creo que todas las posibles) del asunto, pero ahí lo he dejado, en paz y tranquilidad y con el envío de mis mejores deseos y cariño para este hombre amigo que está pasando malos momentos.

Desconozco el protocolo de uso del muro de Facebook, ni siquiera sé si existe tal “normativa” tácita o explícita, pero sí que veo que cada uno hace de su capa un sayo. Desde los que empiezan dando los buenos días, acaban dando las buenas noches y en el espacio interior envían al mundo virtual detalles pormenorizados de su devenir, hasta los que lo inundan con enlaces, videos, frases bonitas o fotos atrayentes sin dejar caer ni una sola migaja personal.

¿Es el muro de Facebook “Boletín Oficial” para comunicar eventos importantes de obligada lectura, cumplimiento y/o aceptación?

Pero antes estas cosas no pasaban. La tecnología nos está quitando el sentido amoroso de la relación a cambio de “lo otro” que nos da; que ya no tengo muy claro qué es…

En fin.

LaAlquimista

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