Personalmente busco (y encuentro) motivos infinitos para “celebrar” instantes y situaciones que me recuerden que la vida puedo gestionarla de diversas maneras, según me acomode o me lo proponga, que recordar que “ya no tengo 61 años porque los he disfrutado” me produce muchísimo goce a pesar de los días en negro que se han ido marcando en mi biografía.