Aquí va una lista que se me ha ocurrido de algunas tonterías que somos capaces de hacer las mujeres para “sentirnos mejor”, eufemismo que oculta su verdadera intención, que no es otra que la de gustar a los hombres o epatar a otras féminas; y la que diga que no…es que se le ha ido la pinza.
- Destrozarnos los pies y la columna vertebral con zapatos de tacón alto. ¿Quién dijo que los taconazos eran sexys? Que se lo digan a Sarkozy que es un profesional… Los zapatos imposibles son para la foto y en el bolso se llevan –bien ocultas- las bailarinas planas para bailar a gusto. ¡A que sí!.
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- Creer que estamos más guapas con la piel del rostro recubierta de pasta química. A la hora de la verdad, ¿a quién no le han dicho aquello de lo hermosa que está una mujer con la cara lavada? ¡Y los sustos matutinos cuando el maquillaje desaparece! No nos merecemos esto.
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- Comprarnos ropa interior provocativa para sentirnos deseadas mientras la compramos. Luego llegas a casa, te la pones y da lo mismo que si llevaras bragas de cuello vuelto. ¡Esas delikatessen son para disfrutarlas con la imaginación!
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- Preparar una receta gourmet para que se la devore un gourmand. En román paladino: echar margaritas a los cerdos.
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- Comprar velas, flores y un mantel divino para dar rienda suelta a una fantasía sexual que hubiera podido ocurrir tranquilamente en la mesa de la cocina (con harina o sin ella) * Jessica Lange de mis entretelas…
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- Acordarnos de cumpleaños, aniversarios e inventarnos celebraciones con la fútil idea de que no estamos haciendo el tonto sino siendo delicadas y románticas. El romanticismo murió con el siglo (XIX) y dudo mucho de que vuelva.
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- Ponernos a aprender y practicar el deporte que le gusta a nuestra pareja con la esperanza (perdida de antemano) de que se sienta orgullosa de nosotras. (Casi me mato esquiando, no se me olvida)
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- Limpiar, lavar, cocinar, planchar, ordenar, organizar, preveer, proveer, prever para que no les falte nada a quienes sin nuestra participación la vida se les volvería caótica, sucia, desordenada, malalimentada y pestilente
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Y todas estas tonterías están bien identificadas y especificadas en cualquier “Libro de la Joven” que se precie. Y si no, para eso están ahí madres, abuelas, suegras, cuñadas y demás fariseas que nos intentan convencer (¡a estas alturas!) de que somos NOSOTRAS las que tenemos que hacer la compra, decidir los menús, poner la lavadora, tender la ropa y acordarnos de cambiar las sábanas una vez a la semana.¡Se hundiría el mundo sin todas las tonterías que hacemos las mujeres…!
Hoy estoy de buen humor.
En fin.
LaAlquimista
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