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Cecilia Casado

A partir de los 50

El chocolate y el sexo

 
Siempre me ha hecho mucha gracia esa gente que dice que el chocolate –sobre todo si es negro- es una especie de sustitutivo del sexo. No sé cuál es el fundamento científico (y si no lo hay me interesa poco el tema), pero sí sé que el cacao contiene una sustancia denominada teobromina que es mayormente adictiva. Igual es por eso que tantas personas cuentan que se toman su trozo de chocolate lo más puro posible justo antes de dormir…
De ahí a buscarle tres pies al gato y mezclar churras con merinas no hay más que un paso; si te acuestas con el sabor amargo del cacao en la boca y la teobromina en el estómago seguramente te entre un gustillo placentero que te distraiga de otros placeres igual de carnales o más. (Lo de lavarse los dientes antes de dormir como que no pega mucho aquí)
Lo curioso del asunto es que hay que profundizar en él para sacar conclusiones, porque vamos a ver, ¿qué rango de edad se infla de chocolate siempre que puede? ¡Pues los niños, faltaría más! Y ¿quiénes son los que dicen que mejor un par de onzas de rico cacao procesado que medio revolcón mal aprovechado? ¡Pues los que están “fuera de servicio”, faltaría más!
Personalmente, el chocolate nunca me ha llamado demasiado la atención, soy más de cosas saladas que dulces, y como por esa regla de tres mi vida sexual se hubiera visto reducida a lo que proponía el Doctor Ogino y poco más, puedo afirmar que lo de que el chocolate es un sustituto del sexo es una tontería como la copa de un pino que está en boca de quienes o venden cosas cubiertas o rellenas de chocolate o no tienen con quien practicar las mieles del dulce fornicio.
Cuando el deseo sexual huye de la persona -o existiendo todavía no es viable satisfacerlo- puede llegar a resultar un pelín patético hacer como que no pasa nada o cantar las excelencias de un paliativo que, sinceramente, será todo lo rico que quieras, pero tiene todas las contraindicaciones habidas y por haber para la salud, al contrario de la práctica sexual que es saludable, adelgaza, fortalece, agiliza el cuerpo y deja la mente y el corazón y todo lo demás como en la gloria bendita.
En realidad buscamos el estereotipo en el que vernos reflejados: la señora anciana que adopta un perrillo para que le dé cariño y le haga compañía, la señora también mayor que enfrenta el aburrimiento conyugal después de las bodas de plata apuntándose a un bombardeo con las amigas en forma de cursos, cursillos, talleres y tallercillos. Unos van al gimnasio a machacarse para sentirse jóvenes –aun siendo jóvenes- y otros aprenden bailes latinos para sentirse jóvenes –aun no siéndolo ya ni por asomo. Y otros toman chocolate –o patatas fritas de bolsa o pizzas congeladas- como sustitutivo de lo que siempre falta en la vida porque nunca estaremos ni completos, ni satisfechos, ni conformes con lo que hemos sabido buscarnos, culpando a quien sea –la vida, el otro, el gobierno o a Corea del Norte- de aquello que tenemos en “disfunción”. Puede ser el sexo o una aceptación de lo que somos en esencia.
Por lo que a mí respecta se pueden seguir comiendo el chocolate los demás y que me dejen a mí lo que ellos no quieran…
En fin.
LaAlquimista
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Por si alguien desea contactar:
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Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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