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Cecilia Casado

A partir de los 50

Hoy no es mi día

 

La otra noche hubo una buena tormenta de esas que son como las paellas de los que no saben hacer paella: tení­a de todo. Rayos y centellas, viento fortí­simo y lluvia en forma de aguacero. No dejó títere con cabeza en el jardí­n, donde los olivos soltaron las aceitunas, las hortensias los pétalos de color y las bicis de los vecinos jetas que las atan a las farolas chorreantes y relucientes. Mi perrillo lo pasa mal con los truenos así­ que hemos dormido ambos de sobresalto en sobresalto.

Al levantarme descubro que el girasol que adquirí para alegrarme la vista se ha caí­do de la mesa de la terraza y presenta graves contusiones. El melón que le compré al payés de al lado, pequeño, amarillo, atrayente, revela un interior muy poco católico, no dan ganas de hincarle el diente y con razón, puesto que es el típico “melón pepino”, así que abrazo el plan b que es desayunar pan con aceite en vez de fruta. ¡Pan! No me acordé de comprar… A ver si las galletas de avena con un té bien caliente me hacen un apaño, pero está claro que hoy no es mi dí­a: se han quedado blandas con la humedad de esta tierra…

Después de tan triste refrigerio matutino vamos Elur y yo a dar el paseo preceptivo para “hacer los deberes”, función que mi perrillo desarrolla como un reloj en cuanto pone las patas fuera de casa… momento aciago en el que me doy cuenta de que, con el atolondramiento del mal desayuno, he olvidado proveerme de la bolsa de plástico correspondiente. Miro a izquierda y derecha y el campo se me muestra en todo su esplendor; nadie por aquí­, nadie por allá -excepto los caracoles madrugadores- y ni un triste pañuelo de papel en mi bolsillo, así­ que nos alejamos silbando y disimulando, sin mirar atrás -la del sentimiento de culpabilidad soy yo, mi perrillo no sabe de reglas sociales-, con la sensación de haber cometido un delito.

De vuelta a casa, destemplada por el fresquillo matutino, decido hacer lentejas. No las puse a remojo ayer, pero decido que no pasa nada: son pardiñas. Mientras se van cociendo, paso al baño para ducharme; no compruebo el chorro de agua hasta que, ya sin ropa, constato con desagrado que el agua sale congelada. Vuelta a la cocina a vigilar el termo: apagado, con la tormenta de ayer debió de saltarle el magnetotérmico. Lo enciendo y me vuelvo a vestir que no es cosa de agarrarme un resfriado a finales de verano, que es cuando más rabia da.

Intento leer un rato mientras se hacen las lentejas y ocurre lo imprevisto: que me quedo dormida en el sofá y tan sólo me despierta el olor a quemado de las legumbres que se han chamuscado irremediablemente tras una pelea de media hora mientras yo no hacía nada por impedirlo.

Hoy no es mi dí­a, vuelvo a pensar.

Pero es tonterí­a todo esto, porque en realidad, estos pequeños incidentes ocurren continuamente en nuestra vida; lo que pasa es que si se dan tres o cuatro de golpe da la sensación de que los hados están en nuestra contra.

Tengo que acostumbrarme de una vez por todas a que las cosas puedan “salir mal”, que por mucho que me empeñe hay un margen de error que siempre está ahí­, agazapado, para saltar en el momento más inesperado.

También pienso que hay que saber perder, aguantarse sin protestar continuamente por las cosas que no salen perfectas, porque es más la energí­a que se invierte en quejarse que la necesaria para aceptar ciertas vicisitudes como parte de las pérdidas de la vida.

A veces la familia también sale como los melones/pepino, los amigos se mustian como el girasol y yo misma me peleo con mi otro yo y acabo como las lentejas: incomestibles.

Los renglones torcidos supongo que sirven para algo…

En fin.

LaAlquimista

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Por si alguien desea contactar:

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Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


septiembre 2017
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