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Cecilia Casado

A partir de los 50

¿Hipocresía o mano izquierda?

hipocresia

 

“Ya está liada”, le dije a un amigo el otro día cuando chocaron frontalmente nuestras palabras (y nuestros conceptos). Y se lió, efectivamente, porque cuando estamos muy seguros y muy convencidos de que tenemos razón o de que siempre la hemos tenido en algunos temas, nos cuesta dios y ayuda resetear esa parte del cerebro donde anida la inteligencia emocional y reflexionar para ver si, quizás, acaso y para variar, no estamos equivocados.

El tema y su forma no vienen al caso, pero sí el concepto y su fondo; que no era otro que poder diferenciar cuándo actuábamos movidos por la hipocresía y cuándo nos era conveniente tener mano izquierda para resolver una situación.

Mi postura era clara: al pan, pan y al vino, vino. Es decir: si no soporto a una persona porque tengo todo el derecho del mundo a no soportarla… ¿qué necesidad tengo de ponerle buenas caras como si me cayera bien? ¿No es acaso mejor evitar en lo posible el lugar común y blindarse ante posibles desagradables desencuentros?

¿A quién no nos ha ocurrido esta situación alguna vez? Bien es cierto que cada uno tiene sus miedos y sus intereses, sus ganas y necesidades y, también, todo hay que decirlo, su cuarto y mitad de hipocresía junto a esa famosa “mano izquierda” a la que hacía referencia mi amigo.

Para mí, eso de la “mano izquierda” es una habilidad muy interesante de la inteligencia emocional para gestionar situaciones que se presentan con un cierto grado de complejidad e incluso que son poco amables. Se me ocurren algunos ejemplos a bote pronto, como cuando hay que ir a comer los domingos a casa de la suegra –es un decir, porque no tengo suegra que me invite- y no apetece nada. La “mano izquierda” sería ir uno de cada dos y aceptar la situación sin darle importancia y la “hipocresía” sería ir habitualmente y alabarle la paella que siempre le sale pasada.

En realidad, supongo que hay un límite difícil de definir y fácil de traspasar entre una situación y otra, entre actuar hipócritamente o hacerlo con mano izquierda. La diplomacia creo que tiene tratados abundantes sobre el tema. Y no digamos la política. O las relaciones familiares. Entre amigos creo que las cosas están más claras porque a la gente le cuesta menos dar un zapatazo y decir lo que siente aunque haya que pagar el precio correspondiente, que siempre será bajo si aquello de lo que uno se libra es una rémora.

Así que le dije a mi amigo que ni lo uno ni lo otro. Que a mí no me pillan siendo hipócrita porque ya desaprendí lo aprendido al respecto; a fin de cuentas vengo –venimos los de más de cincuenta- de la generación del disimulo, la conformidad, las buenas caras por fuera y la mala sombra por dentro. Supongo que todavía tendré algún ramalazo que se me escapa sin querer, pero estoy muy alerta con este tema.

Y que lo de tener mano izquierda lo sigo practicando en lo cotidiano ya que son muchas las situaciones en las que hay que callar, otras tantas las que hay que mirar hacia otro lado, sin echar cuentas de las que hay que contemplar con cara de póquer como si no fuera la cosa con nosotros; como los tres famosos monos que todos conocemos.

Pero de ahí a amordazar los sentimientos cambiándolos por otra cosa va un abismo. Y la única manera de atravesarlo es valiéndose de la hipocresía…o de la mano izquierda, como decía mi amigo. En ninguno de los dos casos tengo reservada plaza, así que quedó el tema en tablas por falta de ganas de seguir jugando y nos despedimos como siempre: con cariño, aunque cada uno con sus razones por bandera.

Es lo que (man)tiene la amistad, no tener necesidad de convencerse mutuamente de que unas razones pesan más que otras.

Felices los felices.

LaAlquimista

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Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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