Y ahora de pleno derecho, reconocida por la ley, que me van a tener que hacer descuento en museos, exposiciones y todo lo que roce el “patrimonio nacional”. También podré ir a hoteles baratos fuera de temporada (si me apunto a los viajes del Imserso) y pagar muy poquito por la medicación que me apetezca –o no me quede más remedio- tomar. El transporte público podría dejar de salirme por un pico, tendré descuento en los cursos y talleres del Ayuntamiento -si encuentro alguno que me cuadre- y, si me apuras, hasta podré ponerme un poco tonta levantando la cabeza como un gallito viejo –o gallina vieja- diciendo que “ya tengo una edad”.
De “mujer mayor” pasaré sin solución de continuidad a ser una “anciana sabia” si soy capaz de poner en práctica toda la teoría acumulada en mi haber y echar mano de esa famosa “experiencia” que dicen que llega cuando ya apenas sirve para nada. No sé; me hace ilusión, las cosas como son. No volvería a ser joven ni harta de vino, lo digo en serio, con todos los errores que cometí y todos los cuentos chinos que me tragué sin pestañear. Lo bueno de la juventud –y esto es un ripio lleno de sabiduría- es que es una enfermedad que se cura con la edad y ahí estoy, quién me ha visto y quién me ve, diciendo que no a planes nocturnos porque el alcohol después de medianoche me sienta fatal, añorando mi cama queensize cuando me pilla la madrugada encendiendo faroles y, lo mejor de todo, convencida hasta la entrécula de que no necesito a nadie más que a mí misma para estar en paz y moderadamente feliz. ¡Ay, si me hubiera dado cuenta de ello a los cuarenta…o incluso a los cincuenta!
Muchas mujeres –entre las que me encuentro- hemos ido reinventándonos en cada etapa de la vida y ya (creemos que) estamos preparadas para traspasar el umbral del último paraíso sobre la tierra, bien entendido que gocemos de una moderada buena salud, un moderado bienestar económico y una moderada interacción social.
“Convertirse en “anciana” tiene que ver con el desarrollo interior, y no con la apariencia externa. Una “anciana” es una mujer que posee sabiduría, compasión, humor, valentía y vitalidad. Es consciente de ser verdaderamente ella misma, sabe expresar lo que sabe y lo que siente, y emprender una acción determinada cuando es necesario. No aparta los ojos de la realidad, ni permite que se le nuble la mente. Puede ver los defectos y las imperfecciones en ella misma y en los demás, pero la luz con la que lo ve no es severa ni enjuiciatoria. Ha aprendido a confiar en sí misma hasta saber lo que ya sabe”. (*)
Una mujer “sabia y anciana” puede estar casada, cuidar de su familia y jugar a romper las normas con sus nietos. O puede estar sola y disfrutarse a sí misma sin límite alguno juntándose eventualmente con afines a ella. Una mujer “sabia y anciana” ha dejado atrás los “hay que”, los “debería de” y, sobre todo los “no puedo hacer esto”. Son los tres candados que atan sibilinamente la libertad de la mujer
Quienes hemos sido privilegiadas por el Movimiento de Liberación de la Mujer en Occidente sabemos bien dónde nos aprieta el zapato. También hemos llegado –o casi- al autoconocimiento y tan sólo por cobardía o miedo a salir de esa maldita “zona de confort” tan de moda, seguimos estúpidamente atadas a la noria que balancea la zanahoria de la comodidad, la seguridad y, sobre todo, el interés. Allá cada cual, no hay mujer capaz de engañar a otra mujer hablando de sus íntimos sueños para convencerla de que “vale la pena renunciar a ellos”. Allá cada cual, insisto, en sus decisiones y sus libertades, en sus elecciones y omisiones, en la forma en que quiera vivir la última etapa fructuosa de la vida.
Quedan varias décadas después de la menopausia en las que se puede crecer psicológica y espiritualmente. Allá cada cual…pero después no vayamos a quejarnos ni a tirarnos de los pelos.
Felices las felices.
LaAlquimista
*** “Las brujas no se quejan” Un manual de sabiduría concentrada de Jean Shinoda Bolen. Autora de “Las diosas de cada mujer” y promotora de los Círculos de Mujeres.
https://www.guioteca.com/alma/las-brujas-no-se-quejan-manual-de-sabiduria-para-mujeres/
Por si alguien desea contactar:
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Foto: Cecilia Casado