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Cecilia Casado

A partir de los 50

Quiero mi talla, por favor

mujer-madura

 

Mis pantalones negros de fondo de armario han pasado a mejor vida; han perdido su lustre y yo no soy de las que apuran las prendas de vestir hasta que parecen trapos. Así que me dirigí al centro de la ciudad a comprarlos, a tiro hecho, que yo soy de las que llega, busca lo que quiere, se lo prueba, pasa por caja y acabada la agonía en menos de un cuarto de hora. (Eso porque voy de compras los lunes por la mañana, evitando aglomeraciones de fin de semana, que para eso estoy jubilada y puedo.)

No voy a dar el nombre de la tienda porque me revienta darles publicidad, pero me gusta ir a una donde solo hay una planta y tres dependientas para la sección de chicas y dos chicos para la de varones. En la caja se turnan y todos tan contentos. Además la música ni se escucha apenas, lo que es un plus a la hora de estar rebuscando entre torres de pantalones doblados en cuatro.

Enseguida eché el ojo a los que quería, los que me van a durar otros dos o tres años si no han reventado la calidad del tejido ni diluido el tinte con algo que no lo mantenga: vaqueros negros de loneta para todo trote. Como en esos locales nadie te atiende –a menos que lo supliques-, empecé a revisar el montón de pantalones buscando mi talla (la 42). Pues no. Cachislamar. Vale, pues en vez de negros, grises. Tampoco. Todas las prendas se detenían en la talla 38. (¿Será posible? ¿Es esto una pesadilla?). Paciencia, señor. Tendré que preguntar ya que en las etiquetas lo pone bien claro: Tallas: de la 32 a la 42.

a-partir-de-los-50-2Oteando por encima de las cabezas de la clientela distingo a una vendedora que ordena prendas descolocadas y me dirijoí a ella.

Veamos el diálogo:

-“Buenos días, ¿tienen  pantalones de la talla 42?

-Pues claro (nada de devolver el saludo),  Mira en el montón de allá… (¿y ese tuteo?

-Lo que no veo son pantalones con etiqueta de la talla 42.

-A ver…. (deja lo que está haciendo y con cara de sobreesfuerzo agarra la primera prenda que tiene a mano y echa un vistazo.) Tallas: de la 32 a la 42, Lo pone…pues por aquí estarán.

-Es que…ya he mirado y no veo ninguno, le apremio con media sonrisa.

-Ah, pues es lo que hay. (Zanja el tema y se va a sus cosas)”

Que conste que yo en estas situaciones ya no me cabreo, son muchas conchas de galápago encima y en el fondo me daba pena la pobre chica, se la veía ya cansada a las once de la mañana, igual se pasa todo el día recogiendo prendas del suelo y volviéndolas a doblar, es como para gastarse el sueldo en ansiolíticos, la verdad.

Me quedo pensativa y un poco aturdida; llevo años comprando en esa tienda los dichosos pantalones: son relativamente buenos y no son caros. Se me ocurre entonces coger unos de la talla 38, dirigirme a la caja y preguntar si no los tienen en la 42. (Consulta por pinganillos en plan código secreto). ¡Sí hay, claro que hay, en el almacén/trastero del que sacan prendas como del saco de papa Noel!

Toda esta peripecia no tendría sentido alguno relatarla si no fuera por la conclusión final. Que no es otra que a las firmas que venden mucho y bien a la juventud poco les interesa que la misma prenda la lleve una adolescente y su madre; que para la madre está la sección “Señoras” donde venden lo mismo o parecido pero más caro.

Igual es que no les gusta que las de a partir de los cincuenta estemos guapas, modernas y con el look ochentero que vuelve a estar de moda; igual es que no se pueden permitir que una señora de sesenta años se calce los mismos pantalones vaqueros que un pimpollo de dieciocho aunque en talla diferente; igual es que he retrocedido en el tiempo cuatro décadas y no me he dado cuenta de que las libertades se han restringido de una forma sutil y sibilina y de que les hacemos los coros sin desentonar. Ya metida en harina me dediqué a mirar la ropa de “chico” y más de lo mismo. Todo muy bonito y muy moderno, pero hasta la talla L. Para que se fastidien los que no van al gimnasio o los que vienen grandes desde la cuna.

a-partir-de-los-50Por cierto… ¿la talla 32 no es para niñas de 10 años sin desarrollar?

Pues lo dicho: que felices los felices.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

*** Hay un problema que impide colocar fotos. Espero que no importe demasiado.

 

 

 

 

 

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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