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Cecilia Casado

A partir de los 50

Segundas oportunidades

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Era mucha mala suerte quedarse viuda hace unos lustros. No solamente por la pérdida en sí, pérdida humana y económica, sino porque, en la mayoría de los casos, la mujer quedaba abocada tristemente a la soledad, o la ausencia de hombre era lo que se veía como la peor de las soledades. Los hombres que quedaban disponibles (solteros) eran malamente juzgados porque se pensaba –con inconsciencia- que “algo tendrían” para que no los hubiera querido ninguna. Así las cosas, la mujer viuda se arreglaba como podía, que era mayormente renunciando al sexo, a pasear del bracete y a salir de vacaciones. Y si había hijos, mal y si no los había, peor.

Ahora no es tan duro ser viuda, -parece ser- ya que estamos en la época de las segundas (o incluso terceras) oportunidades. Porque si se muere tu marido lo pasas mal, eso seguro, el duelo no te lo quita nadie, pero puedes volver a estar en el candelero puesto que hay MUCHISIMOS hombres disponibles. Y no digo ya nada de si estás separada o divorciada, entonces las posibilidades de “rehacer” la vida se multiplican por mil.  Eso sí, con un hombre también divorciado o similar y así todos apostamos por la misma posibilidad que no es caballo ganador, sino colocado, que tampoco está nada mal.

Lo que me llama la atención es esa aparente “prisa” o necesidad que tiene el hombre por volverse a emparejar. Ellos dirán que es “casualidad” o que las mujeres se lo rifan por estar de nuevo disponible, siendo por el contrario muy infrecuente que sea la mujer que se ha quedado sola la que se muera de ganas por volver a tener una convivencia. Parece que las mujeres nos lo pensamos más…o lo necesitamos menos.

Ya que, a fin de cuentas, el cuento consiste en repetir más de lo mismo pero con una persona diferente. Porque uno no cambia, (una no cambia) y nos siguen molestando las mismas cosas (lo del tapón de la pasta de dientes y la tapa del wc) y seguimos teniendo el mismo mal genio, o incluso peor con el paso de los años. En cualquier caso, el mundo está lleno de hombres disponibles, lo veo por todas partes, en las academias de baile de salón o latinos –a buenas horas-, en las academias de inglés –a buenas horas-, en los cursillos de arte –más vale tarde que nunca-, y sobre todo en Internet y las páginas de contactos.

a-partir-de-los-50-2Qué bonito poder volverte a enamorar a los cincuenta y tantos cuando ya has dejado de amar al amor de tu vida… y recobrar las ganas del sexo, y teñirte las canas con alegría, e intentar meterte en unos vaqueros de H&M y volver a salir a cenar y a tomar copas y quedarse en la cama hasta las tantas con un nuevo novio que se ofrece a bajar a por cruasanes. (Esos detalles son determinantes, siguen siendo determinantes).

Qué bonito empezar a conocer a sus hijos, sentir cómo te miran, invitarlos a comer y decidir que están muchísimo peor educados que los tuyos, faltaría más, y qué manera de tratar al padre y de sacarle los dineros y bueno, “eso conmigo no hubiera pasado y tú dirás lo que quieras porque son tus hijos y siempre los vas a defender pero bueno, la pensión que les pasas, qué barbaridad y a tu ex, vamos hombre, que trabaje como yo, que me deslomo ocho horas y además tengo que llevar la casa y total para que tu sueldo se lo lleven ellos y encima las vacaciones que parecemos la familia Trapp y yo trabajando el dobley en mala hora me he vuelto yo a juntar con un hombre, con lo bien que se está sola, sin perro que me ladre.”

a-partir-de-los-50Esos hombres que buscan denodadamente una segunda oportunidad, esos hombres que no soportan vivir en un pequeño piso de alquiler, solos, teniendo que ir al súper a comprar y cocinar comistrajos –o descongelar porquerías industriales- y poner la lavadora y, el súmmum del horror, planchar, comer viendo la tele, cenar viendo la tele, pasar los fines de semana viendo la tele, están deseando encontrar alguna mujer “sencilla y cariñosa” que les resuelva la cuestión y, por el mismo precio, les caliente una cama que ellos mismos habían dejado helada los últimos inviernos. Y como el mundo está lleno de mujeres que buscan lo mismo, que necesitan llenar los mismos vacíos, pues todos tan felices y vuelta y dale al negocio de emparejarse con papeles y celebración gastronómica. ¿Soy dura? ¿O soy realista? ¿O soy rarita?

Felices los felices.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

 

 

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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