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Cecilia Casado

A partir de los 50

Darse un respiro


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A veces hace falta. Como cuando nos bañábamos en el mar los días de oleaje fuerte y una ola reventona nos daba un revolcón contra el fondo de arena; buscábamos “hacer pie”, un pequeño punto de apoyo para dar una patada y volver a la superficie, enredado el cabello con la arena del fondo, descompuesto el semblante por el miedo de un instante, abierta la boca para respirar aunque tragáramos agua: un buen susto.

darse-un-respiro-2Llegábamos entonces hasta la orilla con más pena que gloria, buscábamos la seguridad de la arena seca y allí, nos dábamos un respiro, es decir, recuperábamos el ritmo de la respiración que se nos había descompuesto por el subidón de adrenalina pasado por agua.

La vida nos da revolcones parecidos; a veces es la misma resaca de la marea vital la que tira de nuestros cuerpos hacia adentro, hacia lo peligroso e insondable, mientras braceamos a la desesperada para recuperar la seguridad en esa orilla que, incluso estando cercana, nos parece un horizonte difícil de alcanzar.

La vida nos zarandea y las personas también. Algunas lo hacen de manera inconsciente, otras con intención de hacer daño. ¿Quién podrá penetrar en el alma humana para conocer lo que de allí emana?

Quiero comprender y no juzgar. Quiero y me cuesta hacerlo porque es un esfuerzo que precisa de todas las energías vitales: del espíritu para empatizar, de la mente para calibrar y del corazón para perdonar.

darse-un-respiroCuando nos sentimos heridos porque hemos recibido un ataque, cuando ya ha pasado el subidón de adrenalina que nos ha hecho apartarnos, huir o incluso responder a la agresión, cuando se toma la distancia necesaria… hay que darse un respiro.

Un respiro para ponerse “en los zapatos” del otro, un respiro para mirar desde la distancia –o desde detrás del burladero protector- y hacer todo lo posible por imaginar que podíamos haber sido nosotros mismos los agresores.

Me obligo entonces a recordar la etapa de mi vida en la que había más amargura en mi alma que sincera alegría; aquel tiempo lleno de sombras y “demonios interiores” a los que todavía no sabía cómo hacer frente. No olvido lo que fui ni quiero olvidar lo que hice; para bien o para mal. Era joven y estaba aprendiendo a sobrevivir entre el maltrato y el desamor.

a-partir-de-los-50Y entonces comprendo a quien atraviesa el desierto del desamparo arrastrando en su mochila vital las tres “erres” malditas: rabia, rencor, resentimiento. Tres emociones dañinas que se exteriorizan a través de la ira y la violencia. Todo sencilla y completamente humano, pero que no por ello deja de hacer daño, de provocar dolor; primero a quien lo lleva en su corazón y después a quien alcanzan esos proyectiles de maldad.

La miseria humana, lo que todos somos. Así que hay que intentar no juzgar, por el propio bien, porque si juzgamos seguramente que condenaremos y entonces estaríamos condenándonos también a nosotros mismos. Es difícil. Es complicado. Es doloroso.

Por eso es buena idea tomarse un respiro. Alejarse de ese mar embravecido donde las olas están prestas a engullir la propia dignidad. Es pura supervivencia.

a-partir-de-los-50-2Este post no va de “buenos y malos”, sino de almas atormentadas, personas infelices, seres humanos amargados que culpan a los demás de su propia incapacidad de ser felices. Y todos conocemos a alguien, incluso puede que lo hayamos visto en el espejo.

Reflexión, silencio y tomarse un respiro. Porque el mundo puede seguir girando sin nuestra presencia; no somos  imprescindibles sino perfectamente evitables y en esa humildad a la que deberíamos llegar –a la que quiero llegar- está la única orilla segura posible.

Felices los felices.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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