Bueno, reconozco que el título del post es para llamar la atención, pero hay temas que o los anuncias con algo de morbo o no te lee ni el becario.
Pues aquí estoy, como todos los años por estas fechas, dando la vara con las barbaridades que vamos a hacer con nuestra piel en la playa, piscina, solanera o banco del parque. Esa necesidad de hacer la “fotosíntesis” y transformar los rayos del calorcito en la piel en buena energía para mover el armazón que aguanta el cuerpo después de tantos lustros.
Que no digo que no sea rico sentir cómo el sol nos acaricia suavemente… hasta que va subiendo la temperatura y nos vamos achicharrando literalmente como los besugos y las chuletas en la parrilla.
¿De verdad sigue estando de moda ponerse moreno tirando a café con leche? No me lo puedo creer.
El otro día intenté comprarme una camisola vaporosa pero que cubriera bien la piel (manga larga y hasta las pantorrillas) para usarla en la playa en mis paseos matutinos por la orilla de “mi otro mar”. Pues no hubo manera; todo corto, sin mangas, escotado. Para coger colorcillo aun yendo del colmado de la esquina a la pescadería.
Al final recurriré a mi vieja túnica senegalesa que llega hasta el suelo y lo tapa todo con vivos colores. No me queda otro remedio si no quiero que me salgan esas HORRIBLES manchas en la piel que no son producto de la edad –exclusivamente- sino que son QUEMADURAS SOLARES por exposición al sol.
Admiro a orientales, australianos y demás seres que temen al sol más que a un “nublao” y se protegen y cuidan de él por ser conscientes de que el cáncer de piel y los diversos melanomas que lo acompañan son una manera muy poco atractiva de morir.
Nadie tiene miedo a la queratosis actínica creyendo que las quemaduras solares le van a desintegrar el ADN únicamente al vecino, las multitudes que se asan –literalmente- al sol a pesar de untarse de cremas que no sé yo si sirven para mucho lo hacen para poder fardar de que han estado de vacaciones –en verano en la playa y en invierno en estaciones de esquí- y mientras la estupidez humana no dé un paso atrás (aunque sea pequeño) las consultas de Dermatología de cualquier Oncológico van a seguir estando a rebosar. Lo que pasa es que uno no lo sabe hasta que le toca…
Lo dicho: lo mejor del sol, la sombra.
Felices los felices.
LaAlquimista
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