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Cecilia Casado

A partir de los 50

¿Por qué no admitir los problemas?

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“La mayoría de la gente que tiene un problema serio está convencida de que se va a librar sola y sin tener que  admitirlo ante nadie.”

Yo tengo un problema serio que consiste en que creo no tener ningún problema serio. Ando bien de salud, mis hijas son moderadamente felices, llego a fin de mes y tengo unas cuantas amigas y amigos. Elur, resiste.

Sin embargo, tengo una piedrecita en el zapato que no consigo arrancar del todo y que consiste en que todavía creo “necesitar” que los demás me quieran.

-¡Pues vaya cosa! –pensarán muchos y dirán otros tantos.

¡Eso le pasa a cualquiera!- Y no digo que no, a fin de cuentas nadie es especial aunque lo quiera parecer.

Por un lado, está el amor que siento por un ramillete de personas que me corresponden con los mismos bandazos con que yo les ofrezco mi amor; es decir, como humanos que fallamos tantas veces.

Y por otro lado está el reconocimiento “general”, la aprobación social que está aposentada en algún lugar del ego y que es lo que mueve hacia adelante a quienes desean emprender, colaborar, trabajar o, simplemente, inventarse un reto para sentirse más vivos.

Da lo mismo que el proyecto consista en formar una familia que trabajar para “levantar el país”; da igual si es algo más íntimo y personal con meras vinculaciones de tipo emocional o espiritual.

El caso es que cuando nos despistamos en un cruce y perdemos el norte existencial… deberíamos ser capaces de reconocerlo. A cambio, esgrimimos la panoplia completa de excusas tradicionales; que si el trabajo es estresante, que si el cansancio es recurrente o que no conseguimos ahorrar para el viaje soñado.

Si tenemos un trabajo estresante, hay un problema. Si siempre estamos cansados, también. Y si no dominamos la economía de bolsillo, ya estamos rematando la faena de mala manera.

Quizás sería el momento de afrontar cada situación por separado y analizar si ese trabajo “estresante” vale la pena; si no será que ese cansancio continuo es consecuencia directa de una mala gestión de la salud y que, al final, gastamos lo innecesario para paliar la prisa, la falta de tiempo y compensar de alguna manera toda esa infelicidad que llevamos en la mochila.

Como ejemplo me pongo yo misma de cuando me ofrecieron prejubilarme reduciendo mis ingresos casi a la mitad. ¿Quién quiere eso? Pero a cambio dejé de tener un trabajo estresante, mi cansancio desapareció barrido por un buen viento y ya no tuve que gastar dinero en comprar ropa para ir a trabajar ni llenar el depósito del coche.

Digamos que durante años me había negado a admitir que tenía problemas y vino el azar (la crisis, la oportunidad) a solucionármelo sin consultarme, por las bravas. Desde entonces he aprendido a no esconder bajo la alfombra los problemas polvorientos sino a eliminarlos a escobazos (bueno, en realidad tengo un robot barredor por aquello de mis lumbares) antes de que sean ellos los que hagan telarañas en mi mente (o en mi alma).

Si algo me quita el sueño lo pongo bajo los focos y busco la grieta. Si mi cuerpo está cansado le preguntó por qué mientras me tumbo sobre la cama y dejo que corra el aire. En cuanto al dinero he dejado de buscar  en qué gastarlo (ropa, viajes, comidas, ocio) y voy despacito dándome lo que creo que necesito que, curiosamente, es cada vez menos.

Ahora los problemas me duran medio telediario porque no les dejo que hagan nido en mi interior, ni siquiera los que tienen que ver con las relaciones interpersonales. Se van como vienen a picotear en otros egos si no encuentran qué comer en el mío…

Felices los felices.

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Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

 

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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