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Cecilia Casado

A partir de los 50

Amigas: la mejor medicina

Al titular este artículo en femenino he dudado. Y lo he hecho porque no me parecía justo excluir a los hombres de un tema tan profundo y valioso como la amistad, pero he decidido dejarlo así, no utilizar el masculino genérico porque creo que ‘las amigas’ son un caso aparte.

Y no digo –que no lo digo ni lo pienso- que los hombres no sean capaces de vivir la amistad con la misma intensidad -incluyendo entrega y sinceridad-, sino que la mujer la siente y la expresa de una forma diferente.

Una amiga es la que te llama cuando lleva sin saber de ti varios días preocupándose por ‘si te pasa algo’; una amiga entiende y acepta que tú le llames para decirle que ‘no sabes qué te pasa’ y te escucha sin poner gestos raros –que se notan- al otro lado del teléfono. Una amiga se ofrece a hacerte la compra y un caldo si estás sola y enferma en casa. Será capaz incluso de venir a visitarte después de salir del trabajo ‘aunque sea visita de médico’.

Una amiga es la persona paciente que comprende el problema que tienes con tu pareja, con tu madre anciana, con tu hijo pequeño, con el bicho de tu jefe, con los quilos que te sobran. Propondrá salir a comer o a tomar un café únicamente con el deseo y la intención de escucharte, de buscar juntas una solución al problema, de hacer –mal que bien- unas risas.

Quizás la amistad que se ofrecen los hombres entre sí sea una amistad ‘para lo que sea, por dios por qué no me lo dijiste antes, sabes que soy tu amigo’. Yo tengo algunos amigos, pocos, es cierto, pero cuando les pregunto por sus amistades masculinas el discurso que recibo es que van al monte, a la sociedad, a jugar al tenis, de bares y vinos y copas, pero hablar de cosas íntimas y personales, rien de rien.

Entonces me escandalizo y digo: “Pero vamos a ver, este problema que me estás contando A MÍ que tienes con tu hijo mayor que se está echando a perder (es un ejemplo) ¿no lo has hablado con tus amigos ni pedido consejo ni tan siquiera te has desahogado?” Y ya sabemos que la respuesta es NO, que “los hombres no hablamos de nuestras cosas entre nosotros”, que eso lo dejan para las mujeres. (Y ahí hacen un guiño como desprestigiando la confianza de la amistad; algunos hombres consideran que la amistad entre mujeres es un gallinero carente de valor).

Así que sigo rompiendo una lanza por la nuestra, por la amistad que nos profesamos las mujeres, la sororidad, esa del día a día, la que ayuda, la que levanta el ánimo, la que seca las lágrimas, la que es un tesoro y una medicina milagrosa para casi todos los males.

Felices los felices. Y por mis amigas.

LaAlquimista

https://www.facebook.com/laalquimistaapartirdelos50/

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

 

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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