Me ha salido un título como de libro de autoayuda, pero aunque sea una obviedad a la que no prestamos demasiada atención viene a ser algo importantísimo que hacer en la vida. Parecerá tontería pero si nos paramos a pensar… ¡cuántas veces confundimos ambas cosas y nos metemos en unos líos horribles!
Mi vida ha cambiado mucho en los últimos doce meses, ha habido vientos que se han llevado y otros que han traído. Por aquello de las circunstancias he accedido a una serie de posibilidades que antes no tenía. La puerta estaba abierta –siempre la tengo abierta aunque vigilando de reojo quien quiere colarse- y unas posibilidades han entrado por sí solas y otras las he podido agarrar justo alargando la mano.
Soy consciente de que en este presente lleno de buenas ocasiones vivo –no sobrevivo- de manera diferente a la trayectoria que alguna vez estuvo fijada para mí. ¿Quién había marcado mi ruta y diseñado mi camino? ¿La familia, la sociedad, el destino? ¿O yo misma…?
Fue en el transcurso de mi larguísima vida profesional donde aprendí los rudimentos del difícil y sutil arte de identificar lo necesario y separarlo de lo superfluo, lo que a veces se lleva a cabo con criterios individuales y otras con interés en la colectividad. No pretendo convencer a nadie –vaya eso por delante-, pero igual aporto alguna idea tal y como a mí me las han ofrecido.
En lo material tengo mucho menos que antes porque he aprendido a necesitar menos. Menos ropa, menos viajes, menos lujos, menos COSAS. Cuando te das cuenta de que tienes ropa en el armario hasta para hacer tu propio sudario ves lo innecesario, lo superfluo de la situación. Con todo lo material puede suceder lo mismo y un buen día ‘haces mercadillo’ y lo regalas casi todo. ¡Imagino el pavor en la cara de mis hijas el día en que tengan que vaciar mi casa y la encontraran llena de objetos a los que me he apegado a lo largo de mi ya casi provecta edad! ¡Todo aquello material a lo que nos apegamos (la mayoría de las veces tonterías con poco valor material y menos fundamento) irá a parar a la basura dentro de esas enormes y feas bolsas de plástico negro!
Lo NECESARIO es lo que me da paz interior, lo que me hace sentir bien conmigo misma: tener amor para compartir, sonrisas para regalar y los brazos abiertos para acoger la vida. Sigo en el aprendizaje de NO ESPERAR que me paguen con la misma moneda, pero eso es ya un “Cum Laude” al que no aspiro. Soy humana y terrenal, no santa.
Lo SUPERFLUO es pretender rodearse de gente que no aporta por no sentirse solo, lo superfluo sigue siendo lo superficial, lo que se lleva el viento con cualquier ciclogénesis emocional, lo superfluo es vestir de marca y ponerse uñas como cabezas de langostino. Lo superfluo sigue siendo querer “salir en la foto” y figurar. Y no sigo porque llenaría dos folios más…
Sigo con el escáner activado para no confundir lo uno con lo otro. A ver si lo consigo.
Felices los felices.
LaAlquimista
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