Los perros y los niños primero
Ni tengo niños a mi cargo ni perro que me ladre, pero sé de qué hablo porque he criado a dos hijas y cuidado de un perrillo (enfermo) durante nueve años y por eso voy a romper una lanza a favor de los cachorros humanos que en contra de todo sentido común –que sigue siendo el menos común de los sentidos- se han visto desposeídos de uno de sus más elementales derechos: ejercer de niños.
Como tales, y quién no lo ha vivido o por lo menos lo puede recordar, las criaturas humanas desarrollan por naturaleza una tendencia casi incontrolable a derrochar energía aquí y allá. NECESITAN saltar, correr, brincar, alborotar… ¡son niños! Que estén mejor o peor educados por sus mayores ese es otro tema que no viene ahora al caso.
En estos momentos lo que está ocurriendo es que se está dando preferencia a las necesidades básicas de las mascotas –en su mayoría perros- en detrimento de esos hijos pequeños y esos nietos a los que se está intentando hacer comprender conceptos biológicos y sanitarios que, muchas veces, ni siquiera quienes los explican acaban de entender en profundidad.
No estoy con mis palabras yendo en contra de los animales, sino a favor de la infancia, pidiendo que se les dé los mismos derechos –qué menos, por favor. Y esto reclamo porque me parece absurdo y un sinsentido que se tengan confinados entre cuatro paredes a cientos de miles de criaturas a las que se les está torciendo el tronco de su joven vida sin darles a cambio la oportunidad de respirar un poco de aire puro.
Tengo una amiga –madre soltera- a la que le han llamado de todo menos guapa por salir con su bebé a hacer la compra sin caer en la cuenta quienes así han obrado que mucho más peligroso es dejar a un bebé solo en casa que llevarlo en el carrito consigo, aunque sea en tiempos de confinamiento y aislamiento social.
Quienes hemos cuidado a un animal en casa bien sabemos el grado de inquietud, nerviosismo o incluso abatimiento que puede padecer un perro si no se le saca a la calle todos los días. No es únicamente para que haga sus necesidades –porque bien que las hará en un rincón si no puede salir, no va a reventar, pobrecito- sino que se acepta comúnmente que forma parte de su naturaleza saltar, correr y brincar a su manera…aunque sea con la correa puesta.
Qué tristeza me asalta cuando veo desde mi ventana el parque infantil “vallado” con cinta plástica, indicando claramente que no puede ser utilizado… ¿Y quién lo va a usar si los niños están encerrados en casa a cal y canto? ¿Por qué no pueden salir a la calle como sus padres pueden hacerlo? ¿En nombre de qué decreto-ley de locos se les confina en su casa como si fueran apestados? ¿Qué miedo sobrevuela la mente humana como para no rebelarse a ello? Ya serán los padres lo suficientemente cautos, prudentes y responsables para sacarlos con ellos a la calle en las mejores condiciones de prevención posible.
“¡Que te ponen multas” –dicen los pusilánimes mal informados. ¿Una propuesta de sanción –que no es más que eso, una propuesta- por llevar de la mano a un niño a la cola del pan? ¡Venga ya!
Los niños no son tontos a menos que nosotros nos empeñemos en que no desarrollen su mente y si se les está explicando qué es el coronavirus para que entiendan y acepten que los colegios están cerrados… ¿qué argumento se esgrime para que comprendan que los adultos SÍ pueden salir a la calle en ciertas condiciones y ellos no?
Quiero que se permita que los niños salgan a la calle, con sus cuidadores de siempre. Me entristece y a la vez me enfada lo que estoy viendo. Mis vecinos –una pareja joven- tienen niño y perro. Por no crearle un trauma al perro se lo están creando al niño. Vaya tela.
Felices los felices.
*Ayer domingo dijo el jefe de todo este tinglado que a partir del 27 de Abril (¡otra semana más!) los niños podrán salir a la calle. Tarde y mal, me temo.
LaAlquimista
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