Amado invierno, también te necesitamos | A partir de los 50 >

Blogs

Cecilia Casado

A partir de los 50

Amado invierno, también te necesitamos

 

Los que ya tenemos “una edad” hemos casi olvidado aquellos tiempos en los que cualquier ciudadano tenía derecho a cuatro estaciones: primavera, verano, otoño e invierno. Era algo que no suscitaba conversaciones de ascensor, hablar del tiempo, digo, porque el calendario marcaba inexorable la marcha del termómetro. Se podía charlotear sobre si llevábamos ya dos semanas viendo caer chuzos de punta (algo de lo más habitual en otoño) o de si hacía un calor de castigo porque en pleno Agosto la temperatura subía casi a los treinta grados en el norte, que es donde nací. No había sorpresas ni se las esperaba.

La siguiente generación fue descubriendo que regalar un paraguas no siempre era buena idea y los jóvenes o niños que vinieron con el nuevo siglo, acabarán sus días sin saber qué es eso de las “cuatro estaciones” –como no sea musicalmente hablando-.

Nos hemos acostumbrado a vivir como antaño en Canarias donde casi siempre hacía bueno,-y por eso era costumbre ir a las islas de viaje de novios- y donde se esperaba que todo el año hiciera el mismo agradable y apacible buen tiempo, obligándonos a los norteños a sentir como si fueran un “castigo divino” la lluvia, la nieve, el frío, los vientos…

Sentir el invierno como algo connatural es un puro ejercicio de abrirse a la vida, a lo que nos trae o nos quita; aceptar lo que es simplemente porque ES, aunque nos rompa los planes que habíamos concebido, aunque nos moleste ponernos el abrigo y calzarnos las botas. ¡Qué fácil sería todo si hubiera un botón de “preselección” del tiempo, como tiene la lavadora! ¡Qué fácil y…qué aburrido!

Me gusta Donosti cuando llueve y me gusta también con frío, bruma, niebla e incluso nieve. Me gusta mi ciudad porque la he elegido para vivir en ella, -que podía haberme marchado, como hicieron tantos- como un buen compañero de viaje, para gastar el cupo de mis días aceptando lo que tenga que ser, pintando de colores un paisaje gris porque anhelo la primavera e inventando sirimiri frío en verano porque me he saturado de sol y calor. Me gusta saber que puedo levantarme cada mañana y salir a la vida sin tener que quejarme del tiempo que hace.

Hablar del tiempo, quejarse del tiempo, es como ser profundos insatisfechos que nunca estamos de acuerdo con nada, como si nuestra felicidad dependiera de las isobaras, como si la alegría y lo trascendental estuviera fuera y no dentro. En aquellos años de mi juventud creo que aceptábamos la meteorología y sus cambios como algo absolutamente normal. Diluvios e inundaciones, sequías y vientos saharianos; teníamos de todo repartido en cuatro estaciones al año.

Ahora ya no se sabe bien. Se investiga y se dictamina –hay quien dice que lo hacen los agoreros- un “cambio climático” abrasador que arrasará apocalípticamente a todo el planeta por culpa de las emisiones perniciosas de gases tóxicos a la atmósfera.

Es terrible, vaya que sí. Con lo que nos quejábamos de la lluvia hace unos años… En fin.

Felices los felices.

LaAlquimista

Te invito a visitar mi página en Facebook.

https://www.facebook.com/apartirdelos50/

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com

 

 

 

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


febrero 2024
MTWTFSS
   1234
567891011
12131415161718
19202122232425
26272829