Disfruto los aeropuertos. Viaje a Japón. | A partir de los 50 >

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Cecilia Casado

A partir de los 50

Disfruto los aeropuertos. Viaje a Japón.

 

Dicho así parece un poco absurdo eso de que me guste una estructura de hierro, cemento y cristal llena de gente, de ruido, de maletas rodantes. Pero me gustan los aeropuertos al igual que las estaciones de trenes porque siempre los he relacionado con la puerta hacia el reencuentro, el viaje, los sueños, la experiencia.

Lo poco que viajé por motivos laborales no cuenta aquí y, por conocer el tema, comprendo perfectamente a esas personas que “odian” los aeropuertos por no ser más que un peldaño más en su rutina laboral, como una cabeza más de la hidra que les ahoga a cambio de dinero. Viajar por trabajo es duro y casi siempre algo triste; hay soledades de hotel que no tienen nada de emocionante, como esa copa de güisqui tomada en la habitación en el vaso de lavarse los dientes. No sé si hay algo más patético que un mini-bar con la tele de fondo…

Pero yo he tenido la suerte de viajar únicamente por placer, he sido muy consciente del privilegio de poder elegir el cómo y el dónde de mis vacaciones, lejos de convencionalismos familiares u obligaciones sociales. Si he viajado sola ha sido porque no he querido llevar a nadie a reconcón y cuando ha habido compañía el destino siempre era compartido con total consenso y libertad; siempre me ha dado un poco de pena la gente que viaja adónde les lleva su pareja -sin mayor interés por su parte- o quienes se “dejan llevar” como si formaran parte del equipaje.

Que me gustan los aeropuertos, decía. Ese tiempo detenido a la espera del aviso del embarque en el que todo está en un “caótico orden” y tan sólo hay que esperar y confiar: nada está en nuestra mano y a la vez somos los protagonistas pasivos. Volar por encima de las nubes recibiendo directamente el sol es una sensación para la que hay que tener los ojos muy abiertos; ver cómo se perfilan países y territorios, la línea del mar besando la costa, azul intenso frente a verdes imposibles, masas de roca y desierto interminables, ciudades en miniatura, todo ello a vista más que de águila… ¡Por eso llego pronto a la cola de facturación, necesito una ventanilla…!

La emoción de los días previos al viaje se decanta en el asiento del aeropuerto, es el momento final del antes y el instante primero del después. Una vez en el avión ya no hay marcha atrás, pero hasta ese momento queda un espacio de tiempo para serenarse, dejar que se calmen los nervios previos al viaje, acariciar la emoción reposada de los motivos que nos han llevado a meter un poco de vida en la maleta y comenzar a andar por un camino desconocido, más lejano y cercano a la vez, emocionante siempre.

Si me siento cómoda y feliz en los aeropuertos es porque amo el concepto del viaje, sentir que sigo en el camino de la vida, hoy aquí, mañana allá, un fluir que me evita el anquilosamiento mental y emocional. Viajar para visitar trmplos centenarios es una emoción indescriptible, casi más ANTES de llegar a sus pies que una vez que se está allí mismo, bajo el “hanami” de los cerezos en flor; pero mientras sueño las “sakura”  en el aeropuerto, mientras tomo conciencia de que ya estoy en el camino, dejándome llevar hacia un nuevo destino, me siento sencilla y simplemente feliz.

Los mejores viajes son los que propician el reencuentro con personas amadas y entonces  los aeropuertos son la antesala del otro corazón. No es ahora el caso, este viaje es tan sólo alrededor del mío; mi viaje de silencio, de reencontrarme conmigo misma a miles de kilómetros de casa, esa casa que viaja en la maleta pues no existe la huida cuando todo está en orden en el interior. 

Hay viajes circulares y este quiere ser uno de ellos. A ver si lo hago bien.

Felices los felices.

LaAlquimista

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Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


marzo 2024
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