“Inuncat” es un servicio de alertas a la ciudadanía –vía móvil- de que viene una tromba de agua y el diluvio de Noé va a ser un cuento de niños. Obviamente, mi número no figura en su base de datos y nadie me avisó de la que se fraguaba. Tampoco me dijo nada el dueño del piso que me lo entregó con sonrisas y cumplidos.
Más cansada de hacer la compra y de pasear por la orilla del mar que del viaje en sí, caí en la cama en “horario infantil” (antes de las diez de la noche), dejando preparado el equipo playero para llegar a pisar la arena el domingo antes que el lechero.
A eso de la medianoche, cuando los monstruos salen a pasear, se rasgaron las nubes y comenzó a caer granizo y piedras –sí, piedras- como si fuera un castigo de los dioses (que igual lo es de tanta trifulca como han armado por estas tierras). El susto fue descomunal. Salté de la cama y atontada por haberme despertado del primer sueño, dudé durante un segundo si meterme debajo de la cama o abrir la puerta de la casa dispuesta a salir despavorida.
Hice lo segundo justo para comprobar que la piscina estaba a punto de desbordarse, las grandes matas de buganvillas alfombraban el suelo encharcado y la entrada de mi casa quedaba justo cinco centímetros por encima “del nivel del mar”.
Qué noche la de aquel día, qué susto, qué sensación de vulnerabilidad.
Pues bueno, por fin les ha llovido en el Baix Camp, que estaban necesitándolo. Y como me ha dicho esta mañana la del Forn de Pà, “mira ya ha venido la vasca y nos ha traído agua”.
Pues tan felices porque ahora luce un sol radiante y no sé si ponerme a limpiar la terraza o irme a la playa a pasear. ¡Y darme un baño!
Felices los felices aunque sean pasados por agua.
LaAlquimista
Te invito a visitar mi página en Facebook.
https://www.facebook.com/apartirdelos50/
Por si alguien desea contactar:
apartirdeloscincuenta@gmail.com