Llevan ya mis ojos el filtro de otoño.
Ralentizando los pasos,
desluciendo todo aquello que lucía,
alegremente,
durante mi verano de cigarra.
Me adelantan las hormiguitas,
pulcras y hacendosas,
haciendo gestos burlones,
-para mí burlones-
desde su aparente seguridad.
Llega el otoño y mueren las hojas.
Pero solo las caducas,
pues es bueno recordar,
que las hay perennes.
Como las cigarras.
Fotografía y texto: Cecilia Casado