Estoy en la cama viendo llover.
No.
Rectifico.
Estoy viendo llover desde mi cama.
No estoy enferma ni nada parecido.
Bueno, quizás algo mustia,
pero eso me viene de nacimiento.
O tampoco.
No tengo ningún trastorno ciclotímico,
simplemente me dejo llevar.
Por fin.
Dejarme llevar.
¿Lujo o debilidad?
El ventanal –que significa ventana grande-
se pinta de muchos árboles,
tanto cielo y un par de casas,
al fondo.
Pienso si me mirarán con prismáticos.
Porque no tengo cortinas.
Así contemplo el paisaje
sin estorbos decorativos.
Contemplar la lluvia azotada por el viento.
Porque quiero, porque me hace bien.
Y resguardada, protegida.
Como cuando no contesto
Como cuando no aparezco
Como cuando no estoy.
Como cuando no me llaman
Como cuando no me buscan
Como cuando no existo.
La lluvia.
Lava y da vida.
Molesta y enferma.
La lluvia es agua
que se puede beber.
Lo he visto en películas.
Lo he leído en libros.
Pero bebo agua filtrada,
Más pura, más sana…
La lluvia tiene poesía
en cada una de sus gotas.
Lástima no ser poeta
para beber de esa fuente
Palabras: Cecilia Casado´
Apunte: Viktor Gómez Ferrer Valentinos