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Cecilia Casado

A partir de los 50

Una mujer mayor que gruñe

Esa soy yo; sin anestesia. Por mucho que me dé una rabia inmensa hacerme vieja e ir perdiendo mis mejores facultades, tengo espejos en casa y les quito el polvo todas las semanas. De esa manera, sin hacerme trampas al solitario, (re)conozco a la mujer de grandes patas de gallo y no menor melena que tuerce el gesto demasiadas veces al cabo del día cada vez que se tropieza con la estulticia y la mala fe que flota en el ambiente.

Y eso me pasa porque estoy al tanto de la actualidad del mundo, porque leo la prensa –y no solo los titulares-, porque me entero de demasiadas barbaridades que la justicia produce en forma de injusticia con los débiles (estoy pensando en ese pobre albañil que se ha tirado quince años en la cárcel siendo inocente y al que niegan una indemnización y le hacen pagar las costas de la reclamación al Estado). Porque sigo gruñendo cada vez que le veo la cara al tipo ese que se niega a decir dónde, haciendo qué y con quién estaba mientras 228 conciudadanos suyos –y nuestros- morían con los pulmones llenos de barro.

“Gruñir” significa “mostrar disgusto y repugnancia, murmurando entre dientes.” (RAE) Entre dientes, o a voz en cuello, que todo vale.

Me disgusta la recua de políticos, mandamases y ”gerifaltes” que se creen superiores a los demás seres humanos cuando están a un “tris” de entrar en la cárcel por sus delitos a punto de ser confirmados, juzgados y condenados.

En lo más cercano lo que más me hace gruñir es un tipo que vive en el barrio y que lo recorre con su patinete eléctrico por la acera, por mitad del parque, entre personas mayores que se sujetan en un andador, mujeres que empujan cochecitos de bebé y yo miro al cielo para que le caiga encima un rayo y lo empuje a él para que vea lo que es sentir miedo a que te rompan la cadera de un golpe o algo peor. Por cierto, el tipo va sin casco, feliz paradoja.

Bueno, pues ya he terminado de gruñir por hoy; ahora voy a desayunar algo rico, darme una ducha y pasar el día en “modo zen” que es lo que mejor me va con la primavera. Tengo para mí que hoy no me cruzaré con el “patinador eléctrico descerebrado”.

Felices los felices.

En Donostia, como en el resto de España, los patinetes eléctricos son Vehículos de Movilidad Personal (VMP) y deben circular por vías autorizadas, principalmente carriles bici y calzadaSe prohíbe su uso en aceras, zonas peatonales, pasos de travesía, autopistas, autovías, vías interurbanas o túneles. *Fotografía sacada de Internet

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Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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