“La primera noche en “nuestro otro mar” he dormido muy mal porque hacía mucho calor para lo que estoy acostumbrada y para colmo había un perro gamberro que se ha pasado horas ladrándole a la luna y, claro, yo he tenido que contestarle y decirle que no diera más la murga y entonces “esta mujer” se ha despertado y me ha montado la bronca con no sé qué argumento de que eran las tres de la mañana y a ver qué va a ser esto. Al final ha venido el que corta el césped y se ha puesto a vibrar toda la casa y ya no he podido dormir más.

De repente, todo son olores apetitosos de huevo frito y pan tostado y jamón y me he puesto como loca a dar saltos y ladrar a ver si caía algo que, si quiero desayunar tengo que ganármelo porque si no “esta mujer” me tiene a dieta, pero hoy me he dado cuenta de que me quería sobornar para conseguir algo. Un paseíto rapidito por el parque cercano y ya veo que tiene los aparejos de playa preparados y que no me va a llevar, así que me cabreo y me escondo detrás de la puerta del cuarto de baño para que se vuelva loca buscándome…pero en cuanto me he quedado sola me han vuelto las ganas de dormir y ahí me he quedado, dormida y feliz.

Tampoco me está permitido salir al jardín comunitario cuando ella está en la piscina, con lo que me divierte perseguir a las tórtolas que vienen a beber y levantar mi patita para regar todos los árboles, que hay un montón. Pero hoy se ha despistado “esta mujer” y ha dejado la puerta entreabierta y me he colado por la rendija ya que soy muy pequeñita y había que verla pegando gritos desde el agua para que no hiciera yo abuso de mis esfínteres en la hierba, recién regadita y fresquita. Al final me he ganado una bronca –que consiste en que no me habla y pone a la Alexa esa a toda pastilla-, pero no sé por qué se enfadan los humanos de que los perros nos comportemos como perros; a veces, ellos también se tratan entre sí como perros, según cuentan.

Ya no hemos salido hasta que ha oscurecido, cuando los mosquitos salen de sus escondrijos y me/nos vuelven locas. Hemos ido a pasear por los jardines de la urbanización y luego a tomar algo –ella, cerveza 0% y yo, agua del grifo- en el bar de enfrente.

Ha sido un día un poco tonto para mí, tanta paz me aburre y no me agrada el olor que dejan los óleos con que “esta mujer” embadurna unas tablas que pone encima de la mesa. Cuando se cansa de pintarrajear, agarra un tocho de papel, se lo pone encima y va pasando las hojas durante horas hasta que bostezo con solo mirarla.

Menos mal que no vemos películas que me ponen de los nervios, que en cuanto veo lobos huargos, caballos trotando o gente peleándose yo me pongo a ladrar como si no hubiera un mañana del miedo que me dan. En silencio, tan a gustito que estamos.

Hoy he escuchado la voz de Amanda que salía del aparatito ese que lleva ella todo el día encima y la he buscado como loca por toda la casa. ¡Menuda decepción, con lo que la echo de menos! ¡A ver si vuelve a recogerme de estas “colonias de verano” de una vez…! que aunque “esta mujer” –que dicen que se llama Cecilia y es mi “abuela perruna”- me da muchos caprichos y me consiente…yo quiero volver a casa con mi familia.

En fin. Santa paciencia, que los perros también tenemos nuestro corazoncito.”

Gaia Lupita.

LaAlquimista

Te invito a visitar mi página en Facebook.

https://www.facebook.com/apartirdelos50/

Por si alguien desea contactar:

apartirdeloscincuenta@gmail.com