Ahora mismo se viaja para contarlo, para decir: yo estuve allí, mira qué suerte tengo, qué maravillosa es MI vida.
Recuerdo hace muchos años, cuando al volver de un viaje, reunías a tus amistades alrededor de tu mesa y a los postres les crucificabas enseñándoles vídeos, diapositivas y fotos de tus escapadas vacacionales.
Ahora es mucho más sencillo: lo publicas en Instagram y el que quiera mirar que lo mire, pero a ser posible que te deje un “like” para que sientas que has amortizado el tiempo y el dinero invertido.
Yo viajo porque se me acaba la vida – como a todo el mundo, por otra parte-, y la curiosidad que tengo por conocer culturas, costumbres y personas diferentes solo la puedo satisfacer poniéndome las botas y echándome a andar.
Por eso no me apetece tantísimo poner fotos de los lugares visitados por muy hermosos que sean.
Ni es bueno jactarse de privilegios -porque privilegio es al fin y al cabo poder viajar- ni mucho menos provocar la envidia ajena.
Ahora estoy en un pueblo turístico en el culo del mundo; se llama El Calafate. Son las 5:00 de la mañana pero ya he dormido suficiente porque ayer me acosté con las gallinas -aunque aquí no he visto ninguna- y mi cuerpo está descansado después de siete horas de sueño tranquilo.
En el pueblo hay tiendas de souvenirs, bares y restaurantes y agencias de turismo. 
Y muchos perros abandonados.
Casi prefiero hablar de los perros abandonados, que los argentinos que vienen a estas latitudes australes en temporada de caza o de esquí, “ olvidan “ en la pura calle cuando se van.
Ellos se van y los perros se quedan. No son perros pulgosos ni piojosos sino hermosos ejemplares que son alimentados con las sobras de los restaurantes, a falta de cualquier servicio municipal que los atienda. Como no están castrados se reproducen al alimón y la población canina en estado de calle aumenta continuamente.
He hablado con gente que vive aquí y aceptan -como se acepta todo lo irreversible- la triste situación de estos animales desamparados.
Las fotos de los glaciares, principal atractivo natural de la zona, -el Perito Moreno dichoso- las pongo en otro momento; total, todos hemos visto los documentales de La2 en algún domingo aburrido.
Felices los felices.
* he colado la foto de una perrita que nunca será abandonada.
LaAlquimista
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