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Cecilia Casado

A partir de los 50

Puente del 1 de Mayo en otro planeta

 

¡Cuántas veces habremos expresado que no nos gustan las aglomeraciones, que abominamos de muchedumbres ansiosas huyendo de la rutina para, al final, de alguna manera, “obligados”, repetir parecidos destinos con el regustillo amargo de saber que es un error conocido el que cometemos.!

Así me ocurrió no pocas veces durante mi época laboral, cuando en cuatro días y medio era capaz de irme a una capital europea y acabar saludando a mis vecinos en la puerta de la Catedral de turno o escuchar hablar Euskera en cualquier pub inglés. En realidad, vamos de viaje donde nos llevan, donde nos “obligan los niños” o adonde quiere la pareja; pocas personas tienen libertad para elegir o para disfrutar de las vacaciones sin consultárselo a nadie.

Pero todo llega en esta vida, y algunas cosas llegan para bien. Léase la posibilidad de realizar vacaciones en la época que uno quiere, preferiblemente en temporada baja y lejos de cualquier turbamulta.

Así que, como acostumbro desde hace ya varios años, he buscado en Internet y he encontrado lo que yo quería. Un chalet, en medio del bosque, a menos de dos horas de casa, alejado del mundanal ruido, rodeado de pinos, arbustos, flores silvestres, pájaros y ardillas.

A la distancia perfecta de todo contacto humano: kilómetros. A la distancia perfecta de la naturaleza: en su corazón más profundo y a media hora andando del mar más salvaje de esta zona del Atlántico. Y, obviamente, por un precio más testimonial que otra cosa, teniendo en cuenta los tiempos que corren.

 

Una casa “habitada”, con libros dormidos sobre las mesas, fotografías de personas en las paredes, flores secas bailando en las vigas, el silloncito perfecto para leer junto a un gran ventanal, visillos bordados velando las ventanas, loza de colores en el aparador rústico, plantas colgando de la alacena, cuadros pintados con amor por la dueña de la casa que, recoge sus bártulos y se va fuera por una semana, dejándonos su hogar, con todo el calor acumulado del invierno, a nuestra disposición.

 

Elur es feliz correteando por el jardín, subiendo la pendiente del terreno y oliendo la savia fresca; se detiene estupefacto cuando ve la primera ardilla que corre veloz hacia el cielo, me mira con ojos juguetones como preguntando: “¿y todo esto es también para mí?”

 

Ha llovido toda la noche pasada y el tamborileo de las gotas sobre las tejas ha acompañado mi sueño de sábanas bordadas y edredones florales, sobre una cama con cabezal de hierro y colchón de bizcocho, hasta una mañana espléndidamente azul, fresca, magnífica, solitaria y feliz. Al salir al camino, bicicletas alborotadas de familias enteras pedaleando entre los pinos. Autos en caravana hacia la playa cercana y allí, vehículos con la cama y el frigorífico incorporados en desfile aburrido y uniforme. Las gentes, contentas por el día festivo y soleado, se arraciman sobre las dunas que dan a la playa en un incesante vaivén de hormigas de primavera.

 Brújula en mano, tomamos el primer atajo que se interna en el bosque y seguimos la pista de algún jabalí invisible hacia lo profundo de la naturaleza y lo más conocido del corazón; esa zona que llega justo hasta el umbral donde todo está oculto y a la vez expuesto, como los tesoros de los cuentos. El camino silvestre y boscoso retrocede en el calendario de la vida mientras nuestros pasos se adentran en el espacio vacío de humanidad.

 

 

El cansancio físico supone todo un regalo satisfactorio que nos lleva de vuelta a “la casita de chocolate del bosque” donde no huele a “frites” sino a muguet, espliego y laurel. Y al cabo de un rato, a la comida con la que nos hemos regalado como si fuéramos dioses y ése nuestro banquete.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lejos de la gente, lejos del bullicio, con silencios llenos de sentido y lectura a la sombra con el sol a los pies: con todo el mundo a mis pies. Con todo el mundo que quiero a mis pies.

No es para contarlo, sino para vivirlo… y compartirlo.

En fin.

LaAlquimista

* Mañana, 1 de Mayo, no habrá nuevo post en el blog. Coherencia obliga. Pero si alguien quiere compartir sus experiencias sobre el tema del día…

Y si alguien desea contactar:

laalquimista99@hotmail.com

Fotos: Cecilia Casado.

Moliets-et-maa .Aquitania. Francia. 30 de Abril 2012 

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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