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Cecilia Casado

A partir de los 50

Osakidetza y sus “errores”

 

Esta historia que voy a contar es de primera mano, es decir, que la he seguido paso a paso sin intermediarios.

 Tenemos a una persona que presenta síntomas más que alarmantes de padecer una disfunción en su aparato digestivo y va al médico de la Seguridad Social. El médico de cabecera recomienda hacer pruebas lo antes posible pues considera que el relato del paciente así lo requiere. Analíticas diversas y una ecografía. Todo va muy rápido; en poco más de una semana el paciente ya tiene el diagnóstico sobre la mesa. El examen radiológico detecta una posible malignidad por lo que dan paso, con carácter de urgencia, a la prueba definitiva: un T.A.C.

 Como es más que lógico, el paciente ya está haciendo cábalas sobre esa “malignidad” y sus pensamientos no deben de ser precisamente halagüeños sobre el futuro que le espera a su salud. “Maligno” sólo puede significar una cosa…

 Los días precedentes a la realización del T.A.C. son un puro nervio en todas sus horas; tal es la tensión que, a la hora de realizar la prueba radiológica, el paciente se encuentra tan indispuesto que es imposible realizarla y lo mandan a su casa diciéndole que vuelva unos días después, cuando se hayan calmado su estómago y su mente.

 Pero el médico de cabecera vuelve a leer el Informe primigenio –el de la ecografía- y se da cuenta de que hay una contradicción entre el comienzo del diagnóstico y la conclusión final del Radiólogo y así se lo hace ver al paciente. Al día siguiente, con el Informe en la mano, el paciente se presenta en el servicio de Radiología y pide hablar con el profesional que le hizo la ecografía. Le pone en la mano el Informe y, nada más leerlo, el Radiólogo dice las palabras mágicas:

 -“Este Informe está mal. Donde pone “malignidad” debería haber puesto “benignidad”…

 La explicación del error es sencilla. Los Informes “se dictan” y quedan grabados y después viene una persona que los transcribe al expediente del paciente. (A través del ordenador). Las grabaciones puede que no sean del todo inteligibles y es normal que ocurran errores entre lo que se escucha y lo que se escribe. Y éste ha sido el caso.

 Lo que es más difícil de creer para el paciente es el hecho de que ese Informe TEÓRICAMENTE está “validado” por el especialista que lo ha dictado, cuando en la PRÁCTICA, ni siquiera lo ha visto, porque el protocolo o el procedimiento administrativo lo obvia.

 Así que, inmediatamente, el Radiólogo –en este caso, Radióloga- añade en la parte inferior del Informe una coletilla en la que explica que ha habido un error en la transcripción y que donde ponía “malignidad” debía indicar “benignidad”.

 Y ya está, todos tan contentos.

 Por supuesto que el paciente comienza a sentir emociones encontradas; por un lado la alegría de saber que no tiene dentro de su cuerpo un tumor maligno y por el otro, la indignación natural ante un error de ese calibre porque, ¿y si hubiera sido al revés? Si se hubiera escrito “benigno” donde tenía que haber sido “maligno”, ¿qué habría podido pasar?

 Errar es humano y comprensible y sobre todo disculpable, pero la Administración de la Seguridad Social no es “humana” sino un ente burocrático con entresijos casi insalvables, como se demuestra a continuación al querer el paciente “avisar” del error –que no denunciarlo- para que tengan más cuidado con las transcripciones y mejoren el sistema.

 Lo primero que se descubre, es que no hay ninguna persona física con la que hablar en el Centro donde se ha realizado la prueba radiológica, sino un impreso que hay que rellenar, lo más parecido a una “Hoja de Reclamaciones” explicando la historia y a la cual dan curso. O una dirección de correo electrónico de esas que te invitan a “revele aquí su rollo”. Existe un Servicio de Atención al Paciente en el Hospital Donostia adonde llegan las quejas –siempre por escrito- y poco más.

 La crítica no va únicamente hacia el sistema, sino a la angustia innecesaria padecida por una persona sana –se descubre después que los síntomas correspondían a una patología bien diferente- que ha sido diagnosticada erróneamente.

 Su reacción fue inesperada: se fue a celebrarlo con su familia a un buen restaurante.

En fin.

LaAlquimista

 Por si alguien desea contactar:

Laalquimista99@hotmail.com

 

 

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


octubre 2012
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