Mantener el equilibrio. Todo un reto. | A partir de los 50 >

Blogs

Cecilia Casado

A partir de los 50

Mantener el equilibrio. Todo un reto.

Es algo que me pone de los nervios, lo confieso, cuando me tropiezo  con personas “extremistas” para las que “todo” es negro o “todo” es blanco, esa gente maravillosa en su fondo, pero que te puede volver loca con las formas y la manía inveterada de ponerse siempre en los extremos de las cosas.

Hablar con ellas de equilibrio es energía gastada en balde, porque creen –eso dicen- que en el término medio, en el equilibrio, no se hallan más que las personas anodinas o sin firmes criterios acerca de la vida. Que si sale el tema de la política –por poner un ejemplo- hablan de agarrar un rifle y “cargárselos a todos” y en ese “todos” lo mismo engloban a políticos, banqueros, funcionarios o médicos de la seguridad social, según les haya ido el día, vamos, que si un guardia municipal les ha puesto una multa por aparcar en doble fila te pegan una arenga sobre los beneficios de lo ácrata y si, por el contrario, se han tomado un cafecito en un bar donde les han cobrado solamente un euro y encima les han puesto una chocolatina en el plato, ya te dicen que ese es el mejor sitio de la ciudad para tomar café y de ahí no les vas a sacar.

Hablar con estas personas del equilibrio, o de la mesura, ponderación, aquilatamiento o cualquier sinónimo que no se encuentre en el puro extremo de lo que ellos entienden por “bueno” o “malo”, sirve únicamente para que se afiancen –más si cabe- en sus premisas inamovibles de que las cosas únicamente pueden ser o exquisitas o deleznables.

Se puede hacer risas con estas personas también, faltaría más, tienen muchísimo sentido del humor, todo el que han ido recogiendo por abandono imposible de cuantos amigos o colegas han intentado alguna vez quitarle hierro al asunto de su cerrazón mental y jugar a contemporizar con un poquito de humor tipo inglés. Pero no suele ser muy habitual que cedan ni un ápice, tan seguros están de sí mismos y de que la verdad absoluta juega en su equipo.

Ejemplos habrá muchísimos y yo tengo almacenados unos cuantos que suelo sacar a pasear cuando quiero hacerme autocrítica o una pequeña reflexión de cómo es TAN fácil ver los defectos de los demás y tener manga ancha con los propios.

Tuve un novio –bendito sea su recuerdo y su flequillo- que no me tocaba un pelo (ni del flequillo ni de ningún otro sitio) cuando “le daba el dios”, es decir, cuando tenía algún cabreo en el trabajo o consigo mismo y no se aguantaba ni él. Entonces, hacía mutis por el foro amoroso y te dejaba compuesta y con las ganas. Pero luego se le pasaba y, sin solución de continuidad, -vaya frase rimbombante y tonta a la vez-, se me pegaba como una lapa y parecía que yo era el oasis y él el dibujo de Forges que se arrastra por el desierto. Si le decía que me volvía loca con sus “extremismos” me miraba como si estuviera necesitada de una dosis doble de Valium.

Otro hombre conocí que me volvía loca con su cháchara cuando íbamos al monte, siendo lo deseado por mi parte, disfrutar un poco de la naturaleza en su silencio pleno. Por el contrario,no abría la boca cuando salíamos a cenar, obsequiándome con unos silencios opresivos, asociales y francamente de muy mal gusto: parecíamos un viejo matrimonio mal avenido…

El equilibrio, allá donde esté, que venga a visitarme siempre que pueda, que lo necesito tanto como el aire para no sentir que la vida me da la espalda cuando más abierta de brazos estoy o para no imaginar que las sombras de los árboles me amenazan como a la pobre blancanieves en sus paseos nocturnos por el bosque.

Necesito que el equilibrio no se me escurra de entre los dedos, tener mi pequeña ración de casi todo sin tener que “pasar hambre” emocional ni de la otra para luego darme un atracón que me dejará, precisamente, desequilibrada además de infeliz.

Prefiero una temperatura suave al paso brusco del frío al calor, más me satisfacen los amores tranquilos que un “amour fou” que todo lo pone patas arriba. Quiero estar con mi gente y también sentirme un poco sola de vez en cuando, pero parece que lo que se lleva es aislarse sin querer saber nada del mundo o tirarse de cabeza en la vorágine del ruido social. Extremos donde no anida el equilibrio.

¡Cuánto trabajo por hacer todavía!

En fin.

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:

Laalquimista99@hotmail.com

 

 

 

 

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


abril 2013
MTWTFSS
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
2930